Curiosidades sobre los astros, propuestas de observaciones sencillas, aspectos cotidianos pero poco conocidos, todo ello con un enfoque didáctico.

domingo, 10 de abril de 2016

El esquivo planeta sureño se asoma por el Norte

Se dice que Copérnico, la persona que en el siglo XVI revolucionó el conocimiento sobre la estructura del Sistema Solar, se lamentaba de no haber podido observar nunca el planeta Mercurio.
Si al igual que el astrónomo polaco tú tampoco lo has visto nunca, aprovecha estos próximos días de abril. Si tienes un horizonte Oeste sin obstáculos y se queda despejado al atardecer, podías intentarlo al menos desde el día 10 hasta el 25 aproximadamente, aunque lo tendrás más fácil cuanto más cerca del día 18 (18-4-16) Esta es la mejor oportunidad del año para observarlo desde el hemisferio Norte. Y no necesitas telescopio.
Un puntito débil, casi pegado al horizonte en un cielo todavía brillante, ese es el primer planeta. El planeta maravilloso.
Para localizarlo puedes ayudarte de unos prismáticos que, aunque no son imprescindibles, ayudan mucho. Como te decía, conviene buscar un lugar desde el que el horizonte Oeste no tenga montes o edificios altos, en un atardecer sin nubes por esa zona.
Unos 45 minutos después de ponerse el Sol rastrea con los prismáticos la zona cercana a donde se puso el astro rey, hasta que localices un puntito brillante. En esos momentos Mercurio estará casi exactamente en la vertical, o un poquito  a la derecha, del lugar del horizonte donde se produjo la puesta del Sol a unos escasos 10 grados de altura, poco más del campo que abarcan unos prismáticos "normales", (o casi el doble de ese campo según las características del instrumento). Luego se irá moviendo muy poquito a poco hacia la derecha y hacia abajo. A medida que se acerque el día 18, lo encontrarás más alto y también tendrás más tiempo para buscarlo, por lo que tienes más margen y puedes esperar a que el cielo oscurezca un poco más.
Una vez "pillado" con los prismáticos, toma una referencia de algún objeto en su vertical en el horizonte e intenta luego verlo directamente sin ayuda óptica.
Si vives en un lugar de latitud menor de 40ºN puedes comenzar la búsqueda un poco antes porque el crepúsculo es más breve, y si es más al norte, algo más tarde.
Si no tienes prismáticos deberás esperar unos minutos más hasta que el cielo haya oscurecido lo suficiente para localizar a Mercurio a simple vista. Pero tendrás luego menos tiempo para seguirle admirando porque se pondrá pronto.
Una vez que lo hayas encontrado de una u otra manera, fíjate bien dónde está y no tendrás ningún problema en volverlo a ver nuevamente después de ir a buscar la cámara de fotos o a alguien para que comparta tu experiencia. Habrás conseguido algo de lo que Copérnico se lamentaba por no haberlo podido hacer en toda su vida.
A punto de publicar esto, el 10 de abril a eso de las 21:40, después de cubrirse todo el cielo y caer un buen chaparrón sobre Bilbao, se ha abierto un pequeño claro dejando un trocito de cielo limpísimo justo en el momento y en el lugar adecuado y ... ¡Aquí está!          Queda abierta la veda.


Parece sorprendente que alguien que tan interesado estaba en tomar datos de las posiciones planetarias que confirmaran su teoría heliocéntrica, no encontrara el momento de observar a uno de los planetas clave en su propuesta.
Pero si este monje polaco hubiera vivido en el hemisferio Sur no habría tenido ningún problema en verlo perfectamente brillando en el cielo en  numerosas ocasiones, porque allí es muchísimo más fácil. Y sobre todo en zonas próximas al trópico de Capricornio.
Por ejemplo, aunque en estas fechas los del Sur no lo tendréis nada fácil, a mediados o finales de agosto (de 2016) desde ese hemisferio la situación será inmejorable, pudiendo verse ¡más de 2 horas! después de la puesta de Sol, que con un crepúsculo breve desde lugares cercanos al trópico, hará que se vea alto en plena noche, lo que en el hemisferio Norte es totalmente imposible.

Aquí aparecen unas cuantas fotos que he obtenido desde 1996 de Mercurio, indicado con una flecha porque casi nunca es muy fácil apreciarlo. Están ordenadas por fecha, lo que se nota en la calidad, porque las primeras son ya antiguas. En varias de ellas aparece acompañado de otros planetas (casi todos los puntitos de luz que aparecen son planetas), y en varias está Venus, enormemente más brillante.
Están seleccionadas entre las muchas que tengo, obtenidas desde distintas localidades de las provincias de Bizkaia y de Burgos (entre las latitudes 41.8º N y 43.7ºN) excepto una de ellas, desde Atacama (22.9º S). Te propongo que descubras cuál es la del hemisferio Sur. Aunque están tomadas con diferente exposición y focal, lo que hace difícil una comparación objetiva, espero que la encuentres.




Efectivamente, la 5. En la que más claro se ve Mercurio, en plena noche y lejos ya del horizonte. Imposible de obtener esa foto nunca desde el hemisferio Norte, tal como se ha dicho.
Además de la diferencia entre la del Sur y las del Norte, y de que desde el hemisferio septentrional aparece siempre camuflado en la luz crepuscular, de las imágenes se podrían sacar dos conclusiones: una correcta y otra falsa: La primera, que Mercurio es el más difícil de todos los planetas con diferencia, y la segunda que si yo he conseguido tantas imágenes, no debe ser tan difícil de pillar. Que lo de Copérnico será una leyenda urbana.   No.
Queda claro que yo soy un adicto al planeta maravilloso (por muchos y muy diferentes motivos), pero en algunas ocasiones lo vio la cámara pero no mis ojos, en otras sí, pero con la ayuda previa y decisiva de unos prismáticos, de unas buenas efemérides y de simuladores informáticos que me dieron la pista. Además aunque la latitud de Bilbao, donde yo vivo, no es muy meridional y su clima tiene muy mala fama, ambas circunstancias son mucho más favorables que en los lugares donde transcurrió la vida del monje polaco.

Ningún otro planeta tiene preferencias. Sus posiciones y condiciones de observación, aunque no siempre sean simultáneas, pueden darse de la misma manera en los dos hemisferios en un momento u otro. Pero el primer planeta, precisamente el más difícil de observar, presenta unas enormes diferencias según el hemisferio.
Parafraseando a la inefable Rafaela Carrá, cantante italiana que alcanzó la fama en los años 70, y modificando ligeramente el estribillo de su canción,  hay que decir que PARA VER BIEN A MERCURIO HAY QUE IR AL SUR.

A partir de aquí, para evitar confusiones con la nomenclatura, todo lo que aparece en rojo se refiere a la tarde-principio de la noche, y en verde, a la madrugada.

Mercurio es el planeta más difícil de localizar porque es el más cercano al Sol. Desde aquí nunca se ve más separado que 28º del astro rey. Por ello siempre estará por encima del horizonte de día, al menos desde dos horas después de salir el Sol hasta 2 horas antes de ponerse, en cualquier lugar fuera de las zonas polares. Pero en esas condiciones es imposible verlo y debemos aprovechar el crepúsculo vespertino cuando se pone algo después que el Sol o el matutino cuando sale un poco antes, y en esto influyen dos circunstancias: la mayor o menor separación angular del Sol visto desde aquí (su elongación), y la inclinación de la línea Mercurio-Sol respecto al horizonte que determinarán la altura de Mercurio en el cielo después de ponerse el Sol (o antes de salir) y durante el crepúsculo.
Cuanto mayor sea la elongación, más separado lo veremos del Sol.

Pero una misma elongación (separación angular b) puede dar lugar a situaciones muy diferentes según su dirección respecto al horizonte. Cuando sea en sentido más vertical, más tiempo permanecerá sin ocultarse después de la puesta de sol.
En el hemisferio Norte cuando la primera circunstancia es más favorable, la segunda es desfavorable pero en el Sur, por pura casualidad, coinciden las dos condiciones favorables, como se explica en el siguiente anexo, y cuando esto ocurre la visión de Mercurio es otra historia.
Si quieres conocer otras oportunidades durante este año, en el siguiente cuadro están marcadas las fechas más adecuadas desde cada hemisferio, con el valor de la elongación en cada caso, aunque este valor no es lo más determinante.

La información anterior seguramente te será suficiente para encontrar a Mercurio y valorar tu observación. En el siguiente anexo, a continuación, se explica la “preferencia” del primer planeta a dejarse ver por el Sur. Aparecen unos gráficos que pueden no ser fáciles de interpretar si no estás acostumbrado a utilizar representaciones de la esfera celeste.
Solo deberías leerlo si estás interesado en más detalles técnicos.

La próxima entrada del blog, para variar, será mucho más entretenida, muy curiosa y quizás la escriba en clave de humor.

Además, el primer planeta va a ser protagonista nuevamente en unos pocos días, esta vez debido a un fenómeno puntual y muy poco frecuente: El día 9 de mayo, en el cambio de su posición vespertina a matutina,  lo veremos pasar por delante del Sol. Habrá que estar atentos.


Cuando Mercurio lo tenemos situado al Este del Sol se dice que tiene elongación oriental (o elongación Este) y se verá por la tarde tras la puesta del Sol, paradójicamente sobre el horizonte Oeste.
Lo contrario ocurre cuando está situado al Oeste del Sol, en lo que se llama elongación occidental, que lo veremos de madrugada saliendo por el Este.
Como se mueve muy rápido alrededor del Sol, su elongación va variando con relativa rapidez en intervalos en un sentido y en otro, y en un año se producen 6 o 7 máximas elongaciones (M.E.), que serán los mejores momentos para verlo. En ese momento nuestra visual a Mercurio desde la Tierra será tangente a su órbita (en la posición 2 del gráfico anterior)
Pero como la excentricidad de su órbita es elevada, y como consecuencia el Sol está apreciablemente separado del centro, no todas las máximas elongaciones tienen la misma amplitud.
Hay máximas elongaciones de hasta 28º o de solo 18º
Teniendo en cuenta la posición de las órbitas de Mercurio y la Tierra y que la situación de nuestro planeta en su órbita depende de la fecha, la amplitud de las máximas elongaciones (M.E.) está totalmente determinada por la fecha en que se produzcan. Si en mis efemérides aparece que este año Mercurio tiene una “M. E. Este” el 18 de abril, necesariamente su amplitud será de 20º. Podría incluso obtener su valor midiéndolo con un transportador de ángulos en el siguiente gráfico.
Se puede apreciar en el gráfico las fechas en que, de producirse en ellas una máxima elongación (M.E.), ésta tendría amplitud máxima o mínima. (¡Cuidado con los dos significados de la palabra “máxima”! La primera (M.E.) significa la mayor entre las de fechas contiguas, y la segunda la mayor de todas)

ÓRBITAS DE MERCURIO Y DE LA TIERRA, con las posiciones de ésta, según los meses.

Tal como se recoge junto al gráfico, las condiciones ideales se darían con una máxima elongación Este  (observación vespertina) si se produjese a mediados de agosto, o de una M.E. Oeste (matutina) cercana al 10 de abril, en ambos casos con una amplitud de los mencionados 28º. Pero cada año las M.E. ocurren en distintas fechas, por lo que hay años en que se dan condiciones más favorables que en otros.
Precisamente en las fechas y momentos del día mencionados la eclíptica en el hemisferio Norte se ve muy poco inclinada, casi horizontal, al contrario que en el hemisferio Sur y, globalmente, este último factor es el que predomina.
Por eso si quiero ver el planeta Mercurio desde el hemisferio Norte, buscaré una máxima elongación (M.E.) Este de primavera, aunque sea de menor amplitud que otras de ese año. O si no me importa madrugar, tendré otra buena oportunidad en una M.E. Oeste de otoño.
Para visualizar estas situaciones, conviene representar la esfera celeste, y en su centro la Tierra, según el llamado "modelo de las dos esferas”, que permitirá apreciar las posiciones y orientaciones de la eclíptica (en cuyas proximidades estará Mercurio) respecto al ecuador y, como consecuencia, respecto al horizonte.


Ahora hay que imaginar la situación tal como nosotros lo vemos desde el centro de esta representación: desde la posición de la Tierra. Según la estación, debemos mirar desde dentro de la representación gráfica hacia la posición del Sol. En primavera hacia el frente según el anterior gráfico, y en otoño hacia atrás, en la orientación contraria a la situación del gráfico de las dos esferas. (Para entender mejor el punto de vista, fijarse en la posición del  punto g, el también llamado punto vernal o punto aries)

Situación desde el hemisferio Norte tras la puesta de sol

El Ecuador celeste está siempre en la misma posición en su intersección con el horizonte: inclinado respecto a él según un ángulo igual a la colatitud. Para entender este gráfico hay que suponer que se inclina toda esfera celeste para colocar el ecuador con la mencionada inclinación y analizar cómo queda la eclíptica en cada caso.

La dirección de la trayectoria de puesta de Mercurio también es siempre igual, paralela al ecuador. Pero la inclinación de la eclíptica es diferente según la estación, por lo que parta verlo en el crepúsculo vespertino la situación es notablemente mejor en las fechas cercanas al equinoccio de primavera, e incluso ligeramente mejor al final del invierno, tal como ocurre con la fina "luna sonriente" como lo conté en esta entrada.

En la salida del Sol en el hemisferio Norte la situación es ésta otra:

En el hemisferio Sur, la situación es diferente. Como las referencias del observador están invertidas, la orientación del ecuador respecto al horizonte es opuesta y, como consecuencia, la de la eclíptica también.
Como ejemplo, para no alargar demasiado el tema, pongo solo la posición en la puesta de Sol. Para entender y visualizarlo bien hay que considerar el gráfico de la esfera celeste invertido arriba-abajo; y según la estación, igual que en los anteriores gráficos, visto de delante hacia atrás o de atrás hacia delante.
 
En este hemisferio la puesta de Sol se produce "bajando hacia la izquierda"
El gráfico que falta para completar todas las situaciones, te sugiero que lo hagas, o te lo imagines tú.

Todas las condiciones anuales respecto a la visibilidad de Mercurio se suelen resumir en unos diagramas donde la zona negra representa la noche, las zonas de diferentes tonos de azul será el crepúsculo, y las líneas sinusoidales la posición de Mercurio. Si esa línea se mete en la zona negra, quiere decir que ¡Mercurio se verá en plena noche!, aunque sea muy bajo ya cerca del horizonte.
Pongo dos diagramas correspondientes a latitudes equivalentes de los dos hemisferios (35ºN y 35ºS), y he marcado con unas flechas las mejores oportunidades de este año. 

A pesar de que en 2016 en el hemisferio austral no cuentan con su situación más favorable ya que no hay ninguna máxima elongación occidental cercana al equinoccio de otoño austral (21 de marzo) ¡La ventaja del Sur, queda evidente!

Existen otros factores menores que influyen en la visibilidad de la Mercurio, como la latitud eclíptica de este planeta. En los gráficos de las esferas celestes se ha colocado Mercurio en la línea de la eclíptica, pero puede estar ligeramente por encima o por debajo. En la presente ocasión, los días cercanos al 18 de abril en la máxima elongación, Mercurio está más de 2 grados al norte de la eclíptica y este factor hace que las condiciones para su observación sean aún mejores. Mejores incluso que el próximo año 2017 en que la máxima elongación Este de primavera se produce más cerca de la fecha del equinoccio con una mejor inclinación de la eclíptica.

La situación de privilegio del Hemisferio Sur de cara a la visibilidad del primer planeta no será eterna. Debido a la precesión de los equinoccios y al movimiento del perihelio de Mercurio, dentro de 14000 años la situación será opuesta y habrá que cambiar el título de este post. 

2 comentarios:

  1. Oscar Garcia11/4/16, 13:16

    Muy buena entrada! Habrá que irse preparando para el tránsito...(aunque con la suerte que tengo, nublado todo el dia, seguro)

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    1. Gracias Oscar.
      Sí, habrá que ir preparando la observación del tránsito, que no ocurren muchos.
      Como dura varias horas, siempre se puede ir organizando un plan B por si las nubes: Llenar el depósito del coche, cogerse un día libre ...

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