Resonancias
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Hace poco más de un mes escribí un artículo sobre las resonancias gravitatorias orbitales. Siguiendo con el tema, hoy recojo un nuevo ejemplo, sin duda el más curioso y completo en nuestro Sistema Solar: El que se produce con los 4 grandes satélites de Júpiter.
Ahora es un buen momento para hablar de estos astros porque estas semanas son las más cómodas y propicias para observar los fenómenos de ocultaciones, tránsitos y eclipses a los que me referí hace un año en el post titulado“Júpiter, ahora si”, y en algunos aspectos los dos temas están relacionados. Este mismo sábado (27 de mayo de 2017) tendremos un ejemplo destacado.
Pero este artículo quizás sea algo árido para un blog “para todos los públicos”, así que como en otras ocasiones recomiendo que, si se hace pesado, lo dejes y esperes al siguiente post que será muy curioso y cortito.
Descubrimiento
de los satélites.
El 7 de Enero de 1610, utilizando un telescopio
elaborado por él mismo, Galileo percibió tres estrellitas dispuestas en línea
recta que acompañaban a Júpiter. Mediante sucesivas observaciones quedó claro
que éstas y una cuarta que vio 6 días más tarde se movían en órbitas en torno
al planeta, y les dio el nombre de “Planetas Medíceos” en honor a su benefactor
Cosme II de Médicis. Posteriormente fueron bautizados con los nombres de cuatro amantes de Zeus-Júpiter según la mitología griega pero también se les conoce
como satélites galileanos, en referencia a su descubridor.
Periodos orbitales y resonancias.
Tal como Galileo comprobó ya en las primeras
observaciones, las posiciones de estos satélites cambian muy rápidamente, y con
cualquier telescopio se puede apreciar que en solo unas horas su colocación
entre ellos y respecto a Júpiter puede haber variado bastante.
Evidentemente en sus movimientos siguen las
leyes de Kepler, estando determinados sus periodos exactamente por su distancia
al planeta; y aunque pudiera pensarse en puras casualidades, las interacciones
gravitatorias y las resonancias que originan les han colocado en posiciones en
que se producen circunstancias muy curiosas:
Las órbitas tienen una excentricidad muy pequeña,
siendo prácticamente circulares, y los periodos sidéreos de revolución
alrededor de Júpiter de cada satélite son los siguientes:
Io 1.769
días terrestres , Europa 3.551 , Ganímedes 7.155 y Calixto
16.689
Debido a estos números existe una resonancia
en los periodos orbitales de los tres satélites galileanos más próximos al
planeta según la cual por cada vuelta de Ganímedes,
Europa da casi exactamente 2 vueltas
e Io 4.
Efectivamente, el resultado de multiplicar 4
x 1.769 y 2 x 3.551 es casi igual a 7.1