Curiosidades sobre los astros, propuestas de observaciones sencillas, aspectos cotidianos pero poco conocidos, todo ello con un enfoque didáctico.

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miércoles, 24 de mayo de 2017

El baile sincronizado de los satélites galileanos

Resonancias (2)


Hace poco más de un mes escribí un artículo sobre las resonancias gravitatorias orbitales. Siguiendo con el tema, hoy recojo un nuevo ejemplo, sin duda el más curioso y completo en nuestro Sistema Solar: El que se produce con los 4 grandes satélites de Júpiter.

Ahora es un buen momento para hablar de estos astros porque estas semanas son las más cómodas y propicias para observar los fenómenos de ocultaciones, tránsitos y eclipses a los que me referí hace un año en el post titulado“Júpiter, ahora si”, y en algunos aspectos los dos temas están relacionados. Este mismo sábado (27 de mayo de 2017) tendremos un ejemplo destacado.

Pero este artículo quizás sea algo árido para un blog “para todos los públicos”, así que como en otras ocasiones recomiendo que, si se hace pesado, lo dejes y esperes al siguiente post que será muy curioso y cortito.


 Descubrimiento de los satélites.


El 7 de Enero de 1610, utilizando un telescopio elaborado por él mismo, Galileo percibió tres estrellitas dispuestas en línea recta que acompañaban a Júpiter. Mediante sucesivas observaciones quedó claro que éstas y una cuarta que vio 6 días más tarde se movían en órbitas en torno al planeta, y les dio el nombre de “Planetas Medíceos” en honor a su benefactor Cosme II de Médicis. Posteriormente fueron bautizados con los nombres de cuatro amantes de Zeus-Júpiter según la mitología griega pero también se les conoce como satélites galileanos, en referencia a su descubridor.

El 7 de enero de 1610 a primera hora de la noche, Ganímedes se veía al Oeste de Júpiter, y al Este se situaban Calisto, Io y Europa; estos dos últimos tan próximos entre sí respecto a la visual desde la Tierra, que Galileo no pudo distinguirlos independientemente y pensó que en total veía 3

 Periodos orbitales y resonancias.

Tal como Galileo comprobó ya en las primeras observaciones, las posiciones de estos satélites cambian muy rápidamente, y con cualquier telescopio se puede apreciar que en solo unas horas su colocación entre ellos y respecto a Júpiter puede haber variado bastante.

Evidentemente en sus movimientos siguen las leyes de Kepler, estando determinados sus periodos exactamente por su distancia al planeta; y aunque pudiera pensarse en puras casualidades, las interacciones gravitatorias y las resonancias que originan les han colocado en posiciones en que se producen circunstancias muy curiosas:

Las órbitas tienen una excentricidad muy pequeña, siendo prácticamente circulares, y los periodos sidéreos de revolución alrededor de Júpiter de cada satélite son los siguientes:
Io 1.769  días terrestres , Europa  3.551  ,  Ganímedes  7.155  y  Calixto  16.689

Debido a estos números existe una resonancia en los periodos orbitales de los tres satélites galileanos más próximos al planeta según la cual por cada vuelta de Ganímedes, Europa da casi exactamente 2 vueltas e Io 4.
Efectivamente, el resultado de multiplicar 4 x 1.769  y 2 x 3.551 es casi igual a 7.1 

miércoles, 10 de mayo de 2017

El cielo de Marte

Después de que ya publiqué sendos artículos sobre el cielo de la Luna, el de Mercurio y el de Venus ; y siguiendo con los fenómenos celestes que se ven en otros mundos del Sistema Solar, hoy le toca el turno al cuarto planeta, porque del tercero ya hablo habitualmente.

Aparte del nuestro, el cielo de Marte es el más conocido por el gran público por las imágenes enviadas por diferentes sondas espaciales que llegaron a su superficie, pero quizás sobre todo porque ha aparecido con  más o menos realismo, en diferentes películas de ciencia ficción.
Una de las primeras imágenes que nos llegaron del cielo del cuarto planeta / NASA

- El color del cielo marciano              

El aspecto más llamativo del cielo de Marte es su plomizo color de tonos rojos o amarillos, lo cual es debido fundamentalmente a las partículas de polvo en suspensión en su atmósfera.

En general si un astro no tiene atmósfera, la luz del Sol no se difunde y aún de día el cielo se ve negro. En la Tierra se produce el llamado efecto Rayleigh y la luz al chocar con las partículas pequeñas de la atmósfera terrestre les transfiere parte de la energía, vibran y difunden la luz azul en todas direcciones. En Marte predomina el efecto Mie, que se produce cuando la luz choca con partículas o moléculas grandes. Las partículas absorben una parte de la luz y reflejan el resto, y el color depende de la composición de la partícula.

domingo, 30 de abril de 2017

¿Cuándo sale la Luna?

En este blog para todos los públicos, hoy aparentemente toca una lección sencilla, de las más básicas. Si eres un iniciado en el mundo de los astros, todo al principio te parecerá muy elemental.

Pero la mecánica celeste es tan rica y variada que siempre tiene algo nuevo o diferente que pueda sorprendernos porque no nos hayamos fijado o no hayamos pensado antes en ello, y a mí me ha ocurrido algo de eso la semana pasada que me ha impulsado a escribir este artículo: 
Me pareció que la Luna salía demasiado pronto.

Puedes saltarte el comienzo si ya te lo sabes, pero es posible que luego en los anexos "Si quieres saber más"  y  “Recomendado para iniciados-as", puedas encontrar algo nuevo.

La salida de la Luna siempre es espectacular, como en esta imagen que tomé en Araúzo de Torre en agosto de 2014.
La Luna es sin duda el astro más observado de nuestro cielo, el más evidente después del Sol y por ello, y por su aspecto cambiante, ha sido recogido en innumerables ceremonias, leyendas y canciones de todos los tiempos y lugares.

sábado, 8 de abril de 2017

A los planetas les gustan los números enteros, a los asteroides no.

Resonancias (1)

En este artículo se recogen unas circunstancias curiosas relacionadas con los periodos de traslación de algunos astros que en principio podrían hacer pensar en elucubraciones que entrarían en el ámbito de la pseudociencia de la numerología, pero no lo son.

Tampoco son casualidades numéricas como lo que conté recientemente en el post titulado “El planeta PI”, aunque en un principio también podría parecerlo,
Simplemente se trata de consecuencias directas del fenómeno físico de las resonancias y aunque en el pasado algunos pensaran en aspectos mágicos o esotéricos, está claro que se deben la acción de la fuerza gravitatoria.


A los planetas les gustan los números enteros.



El pasado día 25 de marzo Venus estuvo en conjunción inferior. Eso ya lo comenté en su día, incluso creo que fui un poco pesado con el tema.

jueves, 10 de noviembre de 2016

Un asteroide muy especial (2)

Este post es continuación del anterior. Si no lo has leído, puedes hacerlo clicando aquí
Ahora voy a intentar explicar algunas circunstancias muy curiosas, pero quizás algo técnicas, relativas a los movimientos del asteroide Cruithne, que ocasionan su extraño comportamiento.
Si no te gustan los tecnicismos, o no te apetece darle muchas vueltas al tema quizás sea mejor que no leas más. Quédate con las curiosidades de aquel, y espera al siguiente post que será casi igual de sorprendente, tendrá algún aspecto parecido a éste, pero mucho más cercano y asequible, con astronautas incluidos.

También tengo que decir que en uno de mis habituales despistes, cuando hace 4 días publiqué la primera parte de este artículo, no recordaba que ya había hablado de estos temas en este blog hace unos meses, en general de los asteroides coorbitales terrestres (en el post “Las otras lunas”), por lo que algunas cosas quizás te habrán sonado o te habrán parecido redundantes. He añadido después una referencia a ello.
Pero Cruithne fue la primera de las “segundas lunas”,  su comportamiento es diferente, y merece una atención especial. 

Si quieres conocer mejor a este curioso asteroide, aquí tienes los habituales anexos de lectura opcional correspondientes al anterior post, que en esta ocasión he preferido publicarlos de manera separada.

sábado, 2 de enero de 2016

El tercer planeta, más cerca del Sol

Comienza el año y, sin esperar un solo día más, ya tenemos la primera efeméride astronómica importante:  El día 2 de enero de 2016 se produce el paso del tercer planeta por el perihelio, el punto de su órbita que está más cerca del Sol.

Parece como si los astrónomos y divulgadores tuviéramos tantas cosas que contar a lo largo del año, que no pudiéramos esperar a que se acaben los ecos de las celebraciones del año nuevo para comenzar a dar la pelmada con algo que seguramente “ni te va ni te viene”. No tiene ningún efecto en nuestra vida cotidiana y ni siquiera podemos ver nada especial en el cielo.
Pero No. El que el perihelio casi coincida con el principio de año es una casual coincidencia y en realidad es culpa de emperadores romanos y papas católicos que arbitrariamente cambiaron el comienzo del año y ellos no tenían ni idea de dónde estaba la Tierra. También se debe a la época en que vivimos porque la fecha de este fenómeno se va desplazando poco a poco y con solo retroceder un par de siglos veríamos pasar a nuestro planeta por el perihelio a finales de año. 
Aunque la órbita de la Tierra es casi circular, lo cierto es que el Sol no está exactamente en el centro, y cuando la Tierra pasa por el perihelio se encuentra un 3% más cerca del Sol que en el más lejano, llamado afelio. Por eso ahora vemos el Sol un 1,5% más grande que la media, lo cual es imperceptible a no ser que hagamos una foto con un teleobjetivo o telescopio y la comparemos con otra hecha hace 6 meses. 
Gráfico esquemático de la situación. La distancia del Sol al centro se ha aumentado al triple para poder apreciar la diferencia entre Afelio y Perihelio.
A pesar de que este tema en principio no es muy llamativo, en él se pueden encontrar aparentemente varias paradojas, que merece la pena señalar y lo pueden hacer interesante:

a)      La Tierra pasa por el punto más cercano al Sol en pleno invierno (en el hemisferio Norte)
b)      Las fechas en que se produce van cambiando de una manera muy extraña: el pasado año 2015 fue el día 4 de enero, éste el 2 y el próximo de nuevo el 4.
c)      Sin embargo, a pesar que en la mayoría de las efemérides aparece esa fecha del 2 de enero, en algunas otras, (por lo general totalmente fiables) se cita el día 4 también en 2016.
d)      Si miramos los gráficos que se nos proponen en la inmensa mayoría de los casos para explicar el perihelio (no en el gráfico anterior que tiene la órbita incompleta), y nos fijamos un poco, nos daremos cuenta que son absurdos y contradictorios. No indican lo que nos dicen.

lunes, 14 de diciembre de 2015

El cielo de la Luna

Este lunes día 14 se cumplen 43 años de una fecha importante que nadie recuerda: Cuando Eugene Cernan diera el último paso sobre la Luna. Muchos recordamos el paso de Armstrong, pero claro, no es lo mismo el primero que el último. Después de Cernan nadie  ha vuelto a pisar la Luna y parece que tampoco lo hará en un futuro próximo.
El astronauta Eugene Cernan en la Luna, con la Tierra de fondo.
Por la fase de la Tierra, la foto es del día de llegada a la Luna.
Se ha vuelto con naves no tripuladas.  Japón. Europa, China, India. Y por supuesto EEUU y la Unión Soviética han enviado artefactos espaciales que han orbitado la Luna e incluso se han posado o estrellado en nuestro satélite después de los Apolo, pero ninguna otra persona ha vuelto a mirar el cielo de la Luna.

Vamos a retroceder 43 años y meternos imaginariamente dentro del traje espacial del astronauta Cernan. Quizás lo que hiciera aquel 14 de diciembre de 1972 al dar el último paso sobe la Luna sería mirar la Tierra, su destino de vuelta. Una Tierra enorme, de 2º, casi 4 veces el tamaño aparente de la Luna que vemos desde aquí, y del Sol desde cualquiera de los dos lugares. Pero no la vio redonda, sino en fase menguante.

Ese día en el cielo de la Tierra había luna creciente y la Tierra vista desde la Luna muestra siempre la fase contraria a la que vemos desde aquí de nuestro satélite. En los tres días que estuvo allí vio al tercer planeta cambiar apreciablemente de fase, de algo más del cuarto menguante el día 11 de diciembre con un 70% iluminada, a solo el 40% el día 14.


martes, 1 de diciembre de 2015

En el dominio de Ofiuco

Aunque al igual que en otras ocasiones he intentado que los contenidos de este post sean rigurosos, quizás ahora el tono sea algo relajado o ligeramente irónico, porque creo que es la mejor manera de tratar este tema. Espero que su lectura te resulte incluso más agradable que otras.

Ni Sagitario, ni Escorpio. Si celebras tu cumpleaños estos días, entre el 1 y el 18 de diciembre, eres Ofiuco.
Lo siento. No encontrarás nunca tu verdadera constelación zodiacal en los horóscopos de las revistas, y quizás tus amigos te lleguen a señalar con el dedo como si fueras un bicho raro mientras en voz baja cotillearán “mira, es un Ofiuco”.

Bromas aparte, todo el mundo sabe cual es su signo zodiacal, pero casi nadie conoce la razón. Quizás si se lo preguntas a un amigo, te dirá: “yo soy Leo porque nací el 5 de agosto”. – Vale, pero ¿por qué el 5 de agosto es Leo?  -“Pues porque lo pone en todas las revistas”. No hay más que hablar.
Pero evidentemente debe de haber una razón. Los nombres de los 12 horóscopos que aparecen siempre, corresponden a 12 constelaciones. En el cielo se han trazado nada menos que 88, quizás la más famosa sea la Osa mayor u Orión. Pero nadie es de la Osa Mayor o de Orión.
Ofiuco, en latín Ophiuchus, es una constelación que representa el cazador de serpientes.

En esta posición el Sol está en Escorpio
A lo largo del año la Tierra da casi exactamente una vuelta alrededor del Sol. Visto desde nuestro planeta el Sol se va desplazando a través de las constelaciones y en cada fecha visto desde aquí estará en una u otra constelación, que en ese momento es imposible verla porque al estar ahí el Sol, sería de día. Pero sin embargo es muy fácil calcular cuál es. Parece ser que fue el astrónomo griego Ptolomeo hace casi 2000 años quien calculó las fechas en que el Sol recorría cada constelación, según una línea que lógicamente corresponde a la proyección del plano de la órbita de la Tierra sobre el fondo estrellado, que se denomina línea de la eclíptica. Esa línea atraviesa, digamos que … 12 constelaciones que se les llama constelaciones zodiacales y son las que se utilizan para los horóscopos.

martes, 27 de octubre de 2015

La luna le tapa un ojo al toro

El jueves día 29 si no hay nubes podremos contemplar la ocultación por la Luna de la estrella roja Aldebarán, de la constelación de Tauro, y su posterior reaparición.

Dibujo de la cabeza del toro en la constelación de Tauro, sobre una foto tomada en agosto pasado, Junto a Tauro aparecen Perseo (arriba) y Auriga (a la izquierda). La cabeza aparece invertida para mantener las posiciones en que podremos ver esta zona de cielo durante la ocultación. La estrella situada en el ojo derecho es Aldebarán.
Esta estrella, la más brillante de su constelación es conocida como “el ojo del toro”, y por eso el título del post. Alguien podría decir que al igual que hacen algunos niños pequeños que tapándose los ojos piensan que se han escondido y no les ven, el toro esconde su ojo tras la Luna, aunque más bien es la Luna la culpable, que poniéndose por delante de él, nos impedirá verlo durante aproximadamente una hora. En la península aproximadamente desde las 22:30 hasta las 23:30, aunque desde cada lugar será ligeramente diferente.

sábado, 10 de octubre de 2015

Algo extraño está ocurriendo en Mercurio

Estos días de octubre de 2015 nos brindan unas de las pocas ocasiones en que podemos intentar ver a Mercurio, el más difícil de localizar de los planetas observables sin telescopio. Mirando hacia el horizonte Este antes de salir el Sol, ya pudo verse muy débil el viernes día 9 y será más fácil el día 11 porque la Luna estará a su lado y ayudará a localizarlo. 

Mercurio en la madrugada del 16 de agosto de 2012, acompañado de la Luna.  Este 11 de octubre la Luna también estará cerca, con la fase similar pero más arriba que Mercurio. 
Aunque esta foto es muy parecida a otra que publiqué en un post anterior, aquella era de 2014 y aparecía Venus.
Si consigues verlo, no te quedes solo con la satisfacción de haber logrado algo que el mismo Copérnico, el descubridor del verdadero movimiento de los planetas, no consiguió en toda su vida.

Fíjate un momento en ese puntito y piensa que en ese mismo instante en algunos lugares de Mercurio está ocurriendo algo extraño. Se está produciendo uno de los espectáculos más increíbles que se puedan ver en todo el Sistema Solar. La pena es que no estemos allí para apreciarlo, pero podemos hacerlo con la imaginación.