Curiosidades sobre los astros, propuestas de observaciones sencillas, aspectos cotidianos pero poco conocidos, todo ello con un enfoque didáctico.

jueves, 20 de julio de 2017

Otros ortos y ocasos

Cuando en Astronomía se habla de ortos y ocasos normalmente se refieren a la salida y la puesta del Sol. Pero por supuesto, podemos referirnos a cualquier otro astro, en los momentos en que aparece por el horizonte o desaparece tras él.

Éstos son mucho más difícil de observar porque, como el brillo del astro será muchísimo menor que el del Sol, es fácil que deje de verse antes de llegar a ponerse, o no sea observable hasta un tiempo después de salir, debido a la bruma del horizonte y al fenómeno de extinción atmosférica porque al estar a baja altura su luz debe atravesar una mayor capa de aire antes de llegar a nuestros ojos.

Hoy me voy a referir a algunos de éstos porque la pasada noche, con menos de 6 horas de diferencia, he podido observar dos espectáculos muy especiales: la puesta de Mercurio y la salida simultánea de Venus y la Luna. Por las circunstancias en que se han producido para mí han sido únicos; la primera vez que se han dado esas condiciones.
Lo voy contar ya porque durante unos pocos días podrá verse algo parecido, por si lo lees a tiempo y quieres intentarlo, aunque el segundo fenómeno no lo verás exactamente igual que yo.

martes, 18 de julio de 2017

Dando vueltas alrededor del Sol

En el post anterior hablé sobre las fechas de cumpleaños y de alguna manera en este voy a continuar con el tema:

Cuando una persona cumple años es frecuente que él o alguien diga la frase: “hoy he completado una nueva vuelta alrededor del Sol” o “ya llevas dadas  x  vueltas en torno al Sol”
Lo mismo suele ocurrir cuando comienza el nuevo año, el 1 de enero, y es posible que en esa fecha señalada hayas recibido algún mensaje con esta imagen, porque está muy difundida.

Sin embargo, ninguna de esas frases es totalmente correcta porque el periodo de tiempo que llamamos año no es el mismo que la duración del movimiento de traslación de nuestro planeta en torno a su estrella.

Ya lo he mencionado un par de veces en este blog en unos contextos más generales en las entradas “Midiendo el tiempo” y “Precesión de los equinoccios”, pero ahora lo voy a analizar más detenidamente.

martes, 11 de julio de 2017

La verdadera fecha de tu cumpleaños

Todo el mundo sabe cuál es la fecha de su cumpleaños, las de sus familiares y amigos cercanos, y recibe felicitaciones y las envía en esos días señalados.


Pero, además de que siempre hay alguien que se acuerda con retraso o se confunde, es muy frecuente que incluso el protagonista no lo celebre en el día adecuado, es decir, en la fecha en que se cumplen los años exactos desde el momento del nacimiento.

El pasado 28 de junio después de cenar, le cantamos a David el “cumpleaños feliz” invitándole a apagar las velas de la tarta. Él sorprendido, dijo “¡Que es mañana!”. Pero no.

Aunque efectivamente nació el 29 de junio de 1990 hacia las 3 de la madrugada, este año 2017 ha sido el día 28 por la tarde, el momento en que han pasado exactamente 27 años desde aquel instante. Y por tanto, la fecha en que ésto ha ocurrido, el “día” en que ha cumplido años, ha sido el 28.

De acuerdo. Lo que hicimos con el cumple de David no es algo convencional. Puede pensarse que sería una excentricidad, algo friki, pero fue consecuencia de una discusión sobre un  tema que afecta de manera clara a algunas personas: los que por haber nacido un 29 de febrero solo celebran el cumpleaños en “su día” cada cuatro años.

viernes, 30 de junio de 2017

El día del asteroide

Hoy 30 de junio es el “Día Internacional del Asteroide”

Es curioso cómo el calendario se ha ido llenando de días dedicados a diversos temas, y pueda pensarse que no tiene mucho sentido el dedicarle una fecha a los asteroides. Que yo sepa no existe el día de los cometas ni el de las estrellas, ni el de los planetas aparte del nuestro, que también aproveché para escribir algo muy sorprendente de él.

Pero aunque parezca que alguien haya querido resaltar a estos pequeños astros haciéndoles un hueco en el calendario,  en realidad es algo engañoso porque si miramos el motivo por el que se ha decidido, debería llamarse más bien “El día contra el asteroide”, al igual que cuando en alguna cuestación por la calle con una hucha en mano me han pedido dinero “para el cáncer” cuando en realidad es “para la lucha contra el cáncer”. Aquí ocurre lo mismo.

Aunque ya anteriormente se celebró en algunos ámbitos, parece que fue el pasado 6 de diciembre de 2016 cuando la ONU lo declaró oficialmente, y escogió esa fecha recordando el impacto del asteroide de Tunguska, como un nuevo Día Internacional, con el objetivo de aumentar el nivel de conciencia sobre el grave peligro que supone el impacto de rocas espaciales.

Personalmente no veo mucho sentido en concienciar a la población en general sobre este problema, porque no está en sus manos el solucionarlo, y ya sabemos que quienes tienen el poder decisorio a la hora de asignar presupuestos para investigación o grandes proyectos no miran mucho la opinión de la gente ni tampoco van a cambiar sus planes porque se enteren o no de esta iniciativa. 
Bueno, esto es una opinión personal, porque ya sabemos el poder que tienen hoy en día las redes sociales y los logros de las campañas de recogida de firmas. Pero no creo que se pueda conseguir mucho de esta manera en este caso.

miércoles, 21 de junio de 2017

Midiendo la Tierra

Hoy, 21 de junio, se cumplen los años de un hito importante en la historia de la astronomía. Uno de los primeros, e incluso mucha gente opina que podría considerarse el primer hecho concreto del que tenemos noticia de supuso un avance en el conocimiento a escala cósmica: la determinación del tamaño de nuestro planeta a cargo de Eratóstenes, hace ya más de 2200 años.

Así lo dio a entender el prestigioso astrónomo y divulgador Carl Sagan cuando contó la historia en el primer capítulo de su magnífica serie documental COSMOS.

Muchas personas siguieron esta serie en los televisores de los años 80 y gracias a ella se aficionaron a la astronomía.
 A pesar de que la calidad de las imágenes no es muy buena, lo puedes ver en este enlace:

No sabemos exactamente cuántos años se cumplen, solo una aproximación teniendo en cuenta la época en que vivió el sabio alejandrino, pero sabemos que se cumplen hoy porque la medición debía realizarse necesariamente en el solsticio de verano, y justamente hoy 21 de junio es el día. Cuando acaba de empezar dicha estación.
Sin duda Eratóstenes, meticuloso en los cálculos, debió ser riguroso también con la fecha en que debía tomar los datos.

viernes, 16 de junio de 2017

Un reloj ... ¿de Sol?

Aunque no lo parezca, también el artilugio del centro de la imagen es un reloj de sol, y así lo corroboraron la totalidad de miembros de un foro de gnomonistas (expertos en relojes solares) que fueron consultados y respondieron a la pregunta de si podría considerarse como tal, o no.
Tres de los muchos relojes de sol que hay en el Aula de Astronomía de Durango
Efectivamente, exceptuando el aspecto, tiene todas las características de un reloj solar:

- Marca la hora utilizando para ello la posición del Sol.
- En el momento en que se coloca en un lugar soleado, correctamente orientado, él solo se pone en hora.
- Cuando se nubla o se oculta el Sol, deja de funcionar.
- En el momento que el Sol vuelve a aparecer de detrás de una nube o por el horizonte al amanecer, vuelve a ponerse en hora de manera automática y sigue funcionando normalmente.
- Para un correcto funcionamiento hay que colocarlo orientado, hacia el Sur.
- El elemento clave está inclinado según la latitud del lugar, y quedará paralelo al eje terrestre, al igual que un gnomon o varilla de un reloj solar.

Ya hablé de pasada de este artilugio hace casi un año cuando dediqué un post a unos extraños relojes de sol digitales, anuncié entonces que explicaría su funcionamiento pero había olvidado mi intención hasta que hace poco ha aparecido un comentario en Youtube pidiéndomela.

domingo, 11 de junio de 2017

Los astros, desde primera fila


Si lees habitualmente este blog, debo avisarte de que este post es diferente. Hoy no encontrarás aspectos técnicos, sino solo unas reflexiones personales. Posiblemente no te interesen mucho y si no te apetece leerlo, como a veces suelo decir por el motivo contrario al de hoy, déjalo y espera al próximo que será muy diferente. Pero creo que es bueno cambiar de registro de vez en cuando. Es mi blog y lo de hoy creo que es solo algo que a mí me ha apetecido escribir.

Si me pongo a valorar las oportunidades que tengo de ver los astros en el cielo, tengo que reconocer que tengo mucha suerte. 
No solo por lo que mis colegas de la AAV llaman mi “ventana mágica” que en muchas ocasiones, aliado con la fortuna, me ha permitido hacer observaciones y obtener imágenes del cielo a pesar de la contaminación lumínica y de la fama de mal clima que tiene una ciudad como Bilbao, sino porque tengo la oportunidad de pasar gran parte del verano en el pueblecito de mi madre, donde el cielo es excepcional y puedo observar las estrellas desde “primera fila”.

Incluso con el pueblo en primer plano, escondido en una hondonada, se ven perfectamente las estrellas.

Como digo, todos los años paso varias semanas en el mes de agosto en Araúzo de Torre, sus calurosos días y sus impresionantes noches bajo un cielo inmejorable. Siempre digo que una sola noche de observación allí me cunde más y me produce más satisfacciones que las observaciones de todo el año desde los lugares más al norte, donde vivo. Un gran porcentaje de las imágenes que salpican los artículos de este blog lo atestiguan.

martes, 6 de junio de 2017

Tres eclipses simultáneos

Los días de Luna llena hay un espectáculo muy atractivo en lugares con horizonte despejado: Ver la puesta de Sol y a continuación volver la mirada en dirección contraria y ver la salida de la Luna. A mi hermana le gusta verlo siempre que puede.

Imagínate que en una de éstas ocurre un eclipse solar justo antes de ponerse el astro rey y cuando te vuelves hacia el Este ves salir la Luna también eclipsada… 
Bueno, aquí esa sesión es totalmente imposible, pero hay un lugar donde estará en cartelera. Y no solo eso, sino que a continuación aparecerá una segunda luna también eclipsada. 

Mañana es el día. Pena, que sea en un lugar a más de 700 millones de kilómetros de aquí.
Porque mañana día 7 de junio de 2017 por la tarde (hora central europea) y durante 45 minutos, se estarán produciendo a la vez un eclipse de Sol y dos de luna. Ocurrirá en Júpiter.

Encontré estos datos casualmente hace un par de semanas mientras buscaba ejemplos para hablar de las resonancias  que se producen entre los satélites del planeta gigante. Este post  puede considerarse una continuación de aquel con un punto de vista diferente: desde allí. O también uno más de la serie sobre los cielos de otros mundos y podría haberlo titulado “el cielo de Júpiter”, porque le ha llegado justamente el turno al quinto planeta y porque estos fenómenos son lo más representativo de lo que podría verse suponiendo que pudiéramos situarnos en el borde superior de las nubes de ese astro.  

Desde el borde exterior de la atmósfera de Júpiter: A las 15:53 T.U.  ya ha empezado el eclipse de Ganímedes con la fase parcial, con el satélite situado en la constelación de Virgo muy cerca de Spica (apenas a 3 grados de distancia), mientras en la misma zona del cielo aún más cerca otro de los satélites, concretamente Europa, está totalmente eclipsada.
Es una pena no poder estar mañana allí y ver el magnífico triángulo casi rectángulo isósceles.

A la misma hora el satélite Io está produciendo un eclipse de Sol (total o parcial según la zona desde la que se observe) situado en la parte opuesta del cielo que los otros dos. En la imagen el comienzo del eclipse total. Mercurio que se vería a menos de un grado, y Venus a menos de 7, completarían una imagen espectacular.
En el eclipse de Sol por Io, éste en fase nueva aparecería oscuro, casi negro a simple vista aunque teniendo en cuenta la luz cenicienta, distancias, albedos, y la foto que obtuvo Carlos Bertoni del eclipse de Sol del 3-11-94 que puse al final del artículo en que hablé de ese tema seguramente sería posible obtener una imagen similar a este montaje, desde una nave situada casi en el borde de la atmósfera joviana, un poco por el interior de ella.

miércoles, 31 de mayo de 2017

¿Hacia dónde vamos?

“Pero sin embargo se mueve”

La famosa frase atribuida a Galileo, que según muchos solo sería una leyenda urbana porque aunque lo seguía pensando nunca se habría atrevido a pronunciarla delante de testigos después de ser obligado a abjurar, nos indica que siempre nos estamos moviendo.

Pero ... ¿hacia dónde vamos?
Mi respuesta, aquí y ahora es “hacia abajo”. Pero la tuya posiblemente será distinta según cuándo leas esto y dónde estés.

Por supuesto todo depende de la referencia que tomemos. Si en un tren en marcha nos levantamos del asiento y vamos andando hacia el restaurante que está en la cola del tren, cualquier otro viajero que nos viese diría que estamos yendo hacia atrás, aunque respecto a la referencia del exterior, de las vías y el terreno, vamos hacia adelante.
En el Universo todo se mueve y para hacer cualquier consideración o cálculo de velocidades hay que fijar una referencia
La Tierra se mueve alrededor del Sol, el Sol se mueve en la galaxia y la galaxia también se está moviendo, pero en todo esto vamos a tomar como referencia el Sistema Solar, e intentar visualizar ahora mismo hacia dónde estamos avanzando. 
Las direcciones hacia arriba o hacia abajo, a las que me voy a referir, son las que cualquier persona que tengas a tu lado te señalaría, sin saber siquiera de lo que estás hablando.

Estoy escribiendo esto a primeras horas de la noche y por eso he dicho que me muevo hacia abajo, hacia “mi abajo”, la dirección en que tengo mis pies y donde vive mi vecina, la que se molesta cada vez que oye ruido porque se me cae al suelo algún objeto.
Pero “mi hacia abajo” puede ser muy distinto de “tu hacia abajo” si vives lejos de Europa, porque para ambos el “hacia abajo” es hacia el centro de la Tierra.

miércoles, 24 de mayo de 2017

El baile sincronizado de los satélites galileanos

Resonancias (2)


Hace poco más de un mes escribí un artículo sobre las resonancias gravitatorias orbitales. Siguiendo con el tema, hoy recojo un nuevo ejemplo, sin duda el más curioso y completo en nuestro Sistema Solar: El que se produce con los 4 grandes satélites de Júpiter.

Ahora es un buen momento para hablar de estos astros porque estas semanas son las más cómodas y propicias para observar los fenómenos de ocultaciones, tránsitos y eclipses a los que me referí hace un año en el post titulado“Júpiter, ahora si”, y en algunos aspectos los dos temas están relacionados. Este mismo sábado (27 de mayo de 2017) tendremos un ejemplo destacado.

Pero este artículo quizás sea algo árido para un blog “para todos los públicos”, así que como en otras ocasiones recomiendo que, si se hace pesado, lo dejes y esperes al siguiente post que será muy curioso y cortito.


 Descubrimiento de los satélites.


El 7 de Enero de 1610, utilizando un telescopio elaborado por él mismo, Galileo percibió tres estrellitas dispuestas en línea recta que acompañaban a Júpiter. Mediante sucesivas observaciones quedó claro que éstas y una cuarta que vio 6 días más tarde se movían en órbitas en torno al planeta, y les dio el nombre de “Planetas Medíceos” en honor a su benefactor Cosme II de Médicis. Posteriormente fueron bautizados con los nombres de cuatro amantes de Zeus-Júpiter según la mitología griega pero también se les conoce como satélites galileanos, en referencia a su descubridor.

El 7 de enero de 1610 a primera hora de la noche, Ganímedes se veía al Oeste de Júpiter, y al Este se situaban Calisto, Io y Europa; estos dos últimos tan próximos entre sí respecto a la visual desde la Tierra, que Galileo no pudo distinguirlos independientemente y pensó que en total veía 3

 Periodos orbitales y resonancias.

Tal como Galileo comprobó ya en las primeras observaciones, las posiciones de estos satélites cambian muy rápidamente, y con cualquier telescopio se puede apreciar que en solo unas horas su colocación entre ellos y respecto a Júpiter puede haber variado bastante.

Evidentemente en sus movimientos siguen las leyes de Kepler, estando determinados sus periodos exactamente por su distancia al planeta; y aunque pudiera pensarse en puras casualidades, las interacciones gravitatorias y las resonancias que originan les han colocado en posiciones en que se producen circunstancias muy curiosas:

Las órbitas tienen una excentricidad muy pequeña, siendo prácticamente circulares, y los periodos sidéreos de revolución alrededor de Júpiter de cada satélite son los siguientes:
Io 1.769  días terrestres , Europa  3.551  ,  Ganímedes  7.155  y  Calixto  16.689

Debido a estos números existe una resonancia en los periodos orbitales de los tres satélites galileanos más próximos al planeta según la cual por cada vuelta de Ganímedes, Europa da casi exactamente 2 vueltas e Io 4.
Efectivamente, el resultado de multiplicar 4 x 1.769  y 2 x 3.551 es casi igual a 7.1