domingo, 29 de marzo de 2020

La estrella de este invierno prorroga sus actuaciones (1)

He dividido este artículo en dos partes, y esta primera es solo una introducción. 

Aunque no sea una estrella lo parece, y sin duda el planeta Venus ha sido el protagonista, “la estrella” en términos de espectáculo, para toda aquella persona que haya alzado la vista al escenario del cielo, en cualquiera de las numerosas noches invernales despejadas que hemos disfrutado en esta estación de climatología casi veraniega que acaba de concluir.
Montaje con una imagen real de Venus del 26 de enero, sobre el horizonte de Bilbao.
Mucha gente me ha preguntado sobre “cuál es esa estrella tan brillante que se ve al principio de la noche”. Algunos, que de esto ya saben un poco, me preguntaban por la identidad de ese “lucero” o ese “planeta”. 

Entre las varias anécdotas que ha protagonizado nuestra estrella, un día paseando por la ciudad, había una señora que no paraba de echarle ojeadas. Caminaba en la misma dirección que yo, pero de vez en cuando se paraba a mirarlo atentamente. Cuando coincidimos esperando en semáforo, no me reprimí y le dije “es el planeta Venus”. “Pues yo pensaba que era un dron. Y ¿por qué brilla tanto?"
15 de enero. A pesar de la gran contaminación lumínica de la ciudad, la brillante luz de Venus destacaba incluso entre edificios, árboles y farolas. Fue en este paseo, y en esos momentos, donde me ocurrió la anécdota del dron.
Otros me decían que veían todos los días desde su casa un satélite muy brillante, e incluso le habían puesto nombre: “Si, el Meteosat” o alguno de mi generación me dijo: “La estación Mir”. Bueno, esos no se ven; el primero es demasiado débil, y el segundo ya hace años que desapareció. Por el brillo podría confundirse con la ISS, pero a ésta se la ve moverse y en menos de 5 minutos se marcha, mientras que Venus se mantiene visible durante varias horas. 
Además de otras varias fechas, el 8 de febrero Venus recibió la visita de la Estación Espacial Internacional, encontrándose los dos objetos más brillantes en el cielo en esos momentos. 
Durante los escasos segundos que duró la exposición fotográfica, la ISS deja un pequeño trazo a la derecha del segundo planeta que aparece entre la tenue cortina de nubes. 

En realidad la imagen fue bastante más oscura, pero el tiempo de exposición y la sensibilidad ISO utilizada para captarla, la hacen más luminosa hasta incluso saturar Venus. 

Pero hablando solo de astros, Venus es en las noches sin Luna, el objeto más brillante,  mucho más que cualquier estrella. 
A pesar de la enorme contaminación lumínica "desde mi casa en época de aislamiento", recojo esta zona de cielo donde justo en los bordes laterales de la imagen (es todo lo que daba el gran angular de mi cámara), a la derecha Venus y a la izquierda Sirio, la estrella más destacada del cielo. Entre ambas, aparece la espectacular constelación de Orión y se pueden intuír los cúmulos de las Híades y las Pléyades 


Venus es tan brillante, que incluso en condiciones favorables puede verse de día a simple vista siempre que sepamos exactamente dónde está. Yo recuerdo haberla visto claramente en varias ocasiones, una de ellas en que era muy fácil encontrarla justo tras terminar una ocultación por la Luna que había seguido con telescopio. 
También con la referencia de la Luna obtuve esta imagen ayer mismo, aunque ya mi vista ha perdido agudeza como para verlo directamente.
El 27 de marzo, cuando el Sol todavía estaba por encima del horizonte. Se puede distinguir a Venus en la parte superior derecha de la imagen, en posición casi simétrica a la Luna respecto al centro de la foto.
Te propongo un reto para el día 26 de abril en que se producirá el único bis de este tipo fuera ya del invierno: Si tienes el cielo despejado, intenta ver Venus antes de ponerse el Sol, aprovechando que la Luna volverá a estar cerca.

Pongo dos referencias desde las zonas que Google me dice que tengo más lectores, en momentos en que el Sol ya está suficientemente bajo y es más fácil: la península Ibérica sobre las 18:30h o 19h o desde el Río de la Plata y lugares no demasiado lejanos, sobre las 16:30h o 17h (hora oficial en cada caso). Las posiciones son las del siguiente gráfico y las distancias entre la Luna y Venus serán incluso un poco menores que en esta ocasión de marzo (que fue de 10º). 
Ayudándote del gráfico inténtalo. El tamaño de la Luna puede servir de referencia, o un puño cerrado alargando totalmente el brazo que abarca unos 10º.
Posiciones relativas de la Luna y Venus el 26 de abril, poco antes de ponerse el Sol. Por supuesto, unos prismáticos pueden ayudar a localizarlo y comprobar la posición, pero luego se puede intentar ver a simple vista. 

Tanto la posición relativa como la distancia son diferentes en los dos casos por la diferencia de latitud y sobre todo porque pasan varias horas de la una a la otra y la Luna ha cambiado de posición.

Las actuaciones durante esta temporada han tenido diversas coreografías y escenarios, pero de todas ellas sin duda elijo esta imagen que capté el 23 de diciembre desde Benidorm    ¡Tiempos aquellos, en que no había confinamiento!
Aunque pueda pensarse que se ha coloreado exagerando los tonos, la foto es tal cual, tomada en modo normal y la sensación (casi irreal) en directo fue aún más espectacular y colorista. 
Después de su extraordinaria interpretación de este invierno, Venus prorroga sus actuaciones. No es que, al igual que otros espectáculos o deportes se retrase su final por el coronavirus, porque ya antes de surgir la pandemia sabíamos que iba a seguir hasta Mayo. Es que al igual que al finalizar la mayoría de las actuaciones musicales, el público pide un bis (o varios) sabiendo de antemano que aunque no los pidiera los artistas los van a ofrecer. 

De hecho, ya hay imágenes de estos bises, y ayer mismo, además de la foto en pleno día que he puesto antes, hubo luego una memorable actuación con la Luna y las Pléyades como aristas invitadas. 
El 28 de marzo Venus completa un triángulo, con vértices de brillo desproporcionado, junto a la Luna y el cúmulo abierto de las Pléyades (el débil cúmulo se intuye, cerca del borde superior de la imagen encima -y un pelín a la izquierda- de Venus) 
Y si buscamos su intimidad, aunque sea forzando la exposición, 
En esta otra imagen, más luminosa, aunque la Luna aparece sobreexpuesta se aprecia mejor su luz cenicienta y las Pléyades. 
El próximo 3 de abril Venus atravesará de pleno el cúmulo de las Pléyades, delante de mi ventana. A ver si no se esconden púdicamente tras las nubes y se puede cotillear

La segunda parte de este artículo puede leerse clicando aquí en el enlace.

viernes, 20 de marzo de 2020

Equinoccio

Ya estamos en primavera. Hoy comienza esta época del año que se asocia con la esperanza o la alegría porque es la estación de las flores, cuando la naturaleza renace y los días se van haciendo más largos y luminosos. 

Desgraciadamente este año quizás no pueda decirse lo mismo y, por culpa del coronavirus, es la primavera menos esperanzadora que yo recuerdo. Pero nunca hay que desesperar y según muchas opiniones médicas el buen tiempo y aumento de las horas de sol y las temperaturas puede aminorar los devastadores efectos de la pandemia. 
Esperemos que a lo largo de la estación de las flores todo vaya mejorando, como el aspecto de esta rosa.
En la situación actual es muy importante mantener el estado de ánimo y, más que nunca, distraernos con nuestras aficiones.
Voy a centrarme en mi tema, y hoy toca escribir sobre el comienzo de la nueva estación: sobre el día del equinoccio. 
La etimología de esta palabra (æquinoctium proviene de æquus: igual y nox: noche) se refiere a la igual duración del día y la noche, y esa es la característica que se le asocia a esta fecha en la mayoría de las las referencias. 

Sin embargo no es así. En mi latitud (43º) hoy el día durará 20 minutos más que la noche. Aunque este dato escueto ya lo recogí en otro artículo hace varios años, ahora voy a dedicar casi todo el post a aclarar los motivos. 
Efectivamente, si miro en las efemérides y hago cálculos, obtengo que en Bilbao el Sol ha salido a las 7:14 y se pondrá a las 19:24, en ambos casos en hora oficial, una vez corregido el dato original en T.U. 
Datos publicados por el Instituto y Observatorio de la Armada de San Fernando. (Los que yo tenía a mano)
Corresponden a Madrid, un año en que el equinoccio ocurrió un poquito (15 horas) más tarde que en 2020. En Bilbao el Sol sale 3 minutos antes por la diferencia de longitud geográfica y la duración del día del equinoccio es unos cuantos segundos más, por la diferencia de latitud (explicación en el anexo)
Hay dos causas diferentes para que hoy el día dure 12h y 10 minutos, mientras que la noche duró solo 11h y 50 minutos (en mi latitud).

1- El tamaño angular del Sol 
   Considerando las posiciones de los astros, la duración del día y la noche serían iguales si se tomara el momento en que sale y se pone el centro del Sol en un horizonte teórico de altura cero. 
Pero astronómicamente se considera que el día comienza cuando aparece el primer rayo solar: cuando se produce el orto (salida) del limbo superior del Sol, y termina con el ocaso de este limbo superior del Sol, con el último rayo solar, y esos son los datos que recogen las publicaciones de efemérides en la sección de las horas de salida y puesta del Sol. 

Desde que se pone el centro de Sol (punto verde) hasta que lo hace su limbo superior (punto rojo) pasa un tiempo que hay que añadir a las 12 horas teóricas. 
En una latitud media (por ejemplo la de Bilbao de 43º) pasa aproximadamente un minuto y medio desde que se pone el centro del Sol hasta que lo hace el limbo superior. De manera análoga ocurre en la salida, con lo que se acumula un añadido de unos 3 minutos. 
Luego, en el anexo, analizaré lo que ocurre en otras latitudes. 

2- La refracción atmosférica 
      
Cuando vemos que el Sol está ya próximo a ponerse, con la parte inferior de su disco tocando el horizonte, en realidad ya está totalmente por debajo de este horizonte, y de la misma manera lo vemos salir cuando todavía está oculto. 
Visualizamos el Sol en un lugar donde no está, debido a que la atmósfera actúa como una lente y desvía la imagen mediante el fenómeno de la refracción. Por ello vemos un día más largo de lo que sería en realidad si no hubiera atmósfera.


Efecto de la refracción cuando el Sol está justo por debajo del horizonte. Para una mejor visualización se ha exagerado el grosor de la capa de la atmósfera suficientemente densa como para realizar ese efecto.
Este fenómeno es similar a lo que ocurre cuando vemos un lápiz en un recipiente con agua y parece doblado, porque la parte que está sumergida la vemos en un lugar que no le corresponde.
La atmósfera realiza el mismo efecto que el agua del vaso. 
Este efecto de la refracción es muy diferente según la altura del Sol, o de cualquier astro. En lugares próximos al cenit prácticamente no existe, pero aumenta de manera muy acentuada cerca del horizonte, donde el grosor de la capa de aire (con suficiente densidad como para realizar un efecto apreciable) es del orden de 10 veces mayor, porque ahí los rayos de luz atraviesan la atmósfera de través, de manera casi tangencial. 
A altura 0º la refracción tiene un valor de 33´, que casualmente es casi igual al diámetro solar, por lo que casi justo cuando vemos el Sol a punto de tocar el horizonte, en realidad acaba de ponerse completamente. 

Como la parte inferior del Sol está más cerca del horizonte que la superior, sufre más refracción; con lo que el disco solar se ve un poquito achatado en sentido vertical.
Cuando hoy mismo (20 de marzo) estaba viendo yo esta preciosa imagen desde mi ventana, el Sol estaba  ya casi totalmente debajo del horizonte.
Como mi horizonte no está a nivel del mar, la posición del Sol real (a trazos) y la imagen que yo veía se solapan ligeramente.
Sumando este efecto en la salida y en la puesta de Sol, en mi latitud se acumulan casi 7 minutos, que con los 3 debidos al motivo anterior, llegan a casi 10 minutos, que se añadirían a la duración del día respecto a las teóricas 12 horas en el equinoccio. 

Aunque el efecto geométrico de la refracción sea igual en cualquier lugar de la Tierra, debido al diferente ángulo respecto al horizonte de la trayectoria del Sol al Salir o ponerse, este motivo se solapa con el anterior para que en latitudes altas (norte o sur) la diferencia del día y la noche sea mayor en esta fecha, tal como se explica en el anexo.


En el equinoccio el Sol ¿sale exactamente por el Este y se pone por el Oeste? 
     
Esa es otra de las afirmaciones que casi siempre suelen hacerse al referirse a los equinoccios, e incluso reconozco que yo solía utilizarla a menudo. 
Aunque habitualmente se dice que el Sol sale por el Este, eso es el promedio de todos los días del año, pero el lugar de salida en los solsticios está lejos de ese punto cardinal. En mi latitud puede salir hasta más de 30º de distancia del Este, en fechas próximas a los solsticios. 

Teóricamente en los equinoccios debería salir exactamente por el Este y ponerse por el Oeste, aunque como debido a la refracción lo vemos desplazado en vertical hacia arriba, pero no en horizontal, y la trayectoria del Sol cuando sale y se pone no es vertical (solo lo es en el ecuador), realmente lo vemos salir un poquito más hacia el Sureste y ponerse hacia el Suroeste. 
         

En el instante 1 el Sol real se está poniendo por el Oeste, pero se le ve más arriba por la refracción.
En el instante 2 se ve ponerse el centro de la imagen refractada del Sol en un lugar diferente.
Si se considera el limbo superior, como representa la posición 3 que es lo que oficialmente se considera como ocaso astronómico del Sol, la diferencia es aún mayor. 
Por supuesto todo esto se refiere a un horizonte teórico, que muy pocas veces se da, pero es la única manera de hacer los razonamientos, que solo desde alta mar se ajustarían a la teoría. En cada pueblo o ciudad, o incluso en cada lugar concreto, el horizonte es diferente y su altura por las zonas Este y Oeste puede modificar en gran medida tanto el tema del momento como del lugar de salida o puesta del Sol.





En otras latitudes:

El aumento de la duración del día respecto a las 12 horas teóricas en el equinoccio por el tema de tomar el limbo superior del Sol en vez de su punto central aumenta considerablemente al aumentar el valor la latitud (tanto Norte como Sur), ya que el ángulo de la trayectoria con que se pone el Sol respecto al horizonte en el equinoccio (*) es la colatitud. Si la latitud es elevada este ángulo es muy pequeño, el Sol sale y se pone muy lentamente, y pasa mucho tiempo entre que se pone el centro del Sol y el limbo superior. 

En cuanto a la refracción, su magnitud no está afectada por la latitud, pero su influencia en el asunto que estamos tratando es mucho mayor por los mismos motivos que antes. En el siguiente gráfico se recogen varios ejemplos.
1- Posición del Sol real con su centro en el horizonte
2- El Sol real justo debajo del horizonte
3- Imagen refractada del Sol, en el momento en que en realidad está en la posición  2
4- Imagen refractada del Sol con el limbo superior en el horizonte
Las imágenes 2 y 3 corresponden al mismo instante. Lo reitero porque es importante.
Las flechas verdes recogen el efecto de tomar el limbo solar en vez del centro y las azules el efecto de la refracción.

Teniendo en cuenta que el Sol recorre su diámetro en dos minutos, este gráfico puede servir para hacer una estimación numérica del valor del tiempo de la posición 1 a la 4, sumando las longitudes de las flechas verdes y azules.

Como la refracción a altura cero es similar al diámetro del Sol, la influencia de esta refracción es aproximadamente el doble que la ocasionada por el centro-limbo. 

El latitudes altas el efecto es muy elevado. Por ejemplo en 89º norte o sur, en el equinoccio la duración del día es de casi 16 horas y la noche solamente 8.

Este gráfico ilustra también la distancia angular del lugar de puesta del Sol respecto al Oeste, en los equinoccios, que también aumenta con la latitud.

(*) El mencionado ángulo en realidad pertenece a un triángulo esférico y no plano, pero se puede asimilar a él, al tomar una porción reducida de la bóveda celeste cercana al horizonte. Su valor es la colatitud para un astro situado en el ecuador celeste, como ocurre con el Sol el día del equinoccio. 
Al cambiar la declinación del astro ese ángulo va disminuyendo, y por ejemplo las estrellas que por muy poco no son circumpolares (declinación un poco mayor que la colatitud) se ocultan de una manera rasante, con un ángulo muy pequeño respecto al horizonte.


Más sobre el tema, en este blog.

Hoy me he centrado solo en la duración del día en esta fecha tan especial y en el lugar de salida y puesta del Sol. Puedes encontrar otros dos artículos, más completos, que recogen otros aspectos del equinoccio de primavera:
Ya llega la primavera 

¿Se adelantó la primavera?

Y otros dos sobre el comienzo del otoño: 

Una cuestión que puede surgir al constatar el desajuste entre la teoría y la observación en el caso de la fecha del equinoccio es cómo podían determinar hace siglos dicha fecha con precisión, incluso mucho antes de que se conociera la realidad de los movimientos de la Tierra, con la teoría heliocéntrica. Un caso claro y documentado es la normativa sobre determinación de la pascua en el concilio de Nicea en el siglo III. 

Independientemente de los posibles cálculos teóricos, hay un fenómeno fácilmente constatable sin medios técnicos, y es el tema de la longitud de las sombras a mediodía, como recojo en el primero de estos 4 enlaces, o su trazado diario a lo que se refiere el último, que no están afectados por las dos circunstancias que son protagonistas en este post.




Te aconsejo que no lo leas, si tienes la cabeza algo “cargada” y, en cualquier caso, no tomarte en serio sobre todo la parte final.

Si nos ponemos rigurosos … Exagerando la precisión o "discusiones casi bizantinas".

A partir de aquí cuando digo simplemente “día” sin especificar nada más, me estoy refiriendo al tiempo en que está el Sol por encima del horizonte (a eso que dicen que hoy dura 12 horas) y no al día completo de 24 horas.

Después de haber hablado en la radio sobre el tema, me ha llegado una pregunta de un oyente sobre si (independientemente del tamaño del disco solar y la refracción) la duración teórica sería exactamente de 12 horas, o no, porque “En el equinoccio la tierra sigue su órbita, luego en esas 12 horas el sol "pasó" del hemisferio sur al norte, con lo que sería un poco más largo

Nota: Este párrafo lo añado el día 25-3. Aunque en principio me sonó un poco extraño, quiero agradecer a este oyente su interés por aclarar estos temas, porque me ha dado pie a profundizar, aprender deduciendo, y sacar jugosas conclusiones, que en muchos casos han resultado bien acogidas. Pueden resultar demasiado rebuscadas, pero este anexo está recomendado solo para iniciados, y (añado) para quienes les guste dar una vuelta más.

Traté de entender la frase y, efectivamente, algo hay. Si considerásemos que comienza y acaba el día cuando es el centro del Sol el que se sitúa en horizonte plano de altura cero, y no hubiese atmósfera, el día duraría 12 horas igual que la noche … aproximadamente, redondeando a los minutos. Porque en segundos normalmente no.

Si queremos una precisión de segundos, aparecen otros dos factores a tener en cuenta:

- La diferente duración de los días solares

Normalmente nos referimos a las 24 horas que tiene un "día solar medio", pero la verdadera duración de cada "día solar verdadero" es diferente y puede oscilar hasta en unos 30 segundos de más o de menos, y ello da lugar la llamada "Ecuación del tiempo”, tal como expliqué en la última parte de este artículo .

Concretamente el día del equinoccio de marzo (día+noche) dura 23h 59m 42s, es decir, 18 segundos menos de las 24 horas, tal como puede comprobarse con los datos de los anuarios de efemérides, y esto es así en todos los lugares.
Restando los datos remarcados se obtiene la duración de los "días solares verdaderos"
Esto no obstante, no afecta en principio a la diferente duración del día respecto a la noche, porque ambos reducen su duración en el mismo valor (9 segundos cada uno), pero la duración teórica exacta del día no serían esas 12 horas que es lo que estamos buscando. 

Aunque bien pensado esos 9 segundos quizás sean bastante más que eso “debido a que la tierra sigue su órbita…” ¿O no?

- La hora exacta en la que se produce el equinoccio y la asimetría del "día del equinoccio" respecto a ese momento.

Si el equinoccio ocurre exactamente a mediodía, la mañana es un poquito más corta que sus correspondientes 6 horas porque el Sol ha salido un poco más tarde ya que lo ha hecho cuando todavía era invierno, con declinación negativa. Pero ello se compensa con que la tarde será un poco más larga de las 6 horas, porque cuando el Sol se pone ya ha pasado el momento del equinoccio, el Sol está en el hemisferio norte celeste (para la primavera en el hemisferio norte) con declinación positiva y se pone algo más tarde.
El gráfico es solo un esquema y se han exagerado la diferencia de la salida y puesta del Sol respecto a las horas indicadas, con la escala de esas horas. 
En este caso sí: la duración del día sería de 12 horas exactas. ¡¡¡Perdón!!! De 11 horas 59 minutos y 51 segundos, por lo de antes, eso de la ecuación del tiempo.

Pero como normalmente no ocurre a mediodía… ¡Ya la hemos liado!

Si el momento del equinoccio es por la mañana (o por la noche en esa fecha, como este año que ha sido a las 3:50 T.U.), la mayor parte del día (o todo él) es ya primavera, y su duración será mayor de las 12 horas (bueno, de las 11h 59 m y 51 s) y si el equinoccio ocurre por la tarde (o por la noche antes del cambio de fecha) será menor.




Por todo ello, si queremos que el día dure 12 horas exactas en la fecha que comienza la primavera, el equinoccio deberá ocurrir antes de mediodía para poder añadir esos 9 segunditos, y debería ser exactamente a las …  Seguro que aquí algún año habrá ocurrido a esa hora. 

¿O por mucho que “se mueva la tierra en su órbita…” la diferencia máxima no llegará a los 9 segundos (yo "así a ojo" creo que sí llegará, pero quién sabe) y habrá que recurrir a otra fecha posterior… Evidentemente no me voy a poner a calcularlo a no ser que el confinamiento por la pandemia sea eterno y me aburra en casa.

Recogiendo la aportación de Kochab en un comentario (edito y añado ésto el 25-3), en el momento exacto del equinoccio en cada lugar de la Tierra será una hora diferente (según su longitud geográfica) por lo que donde coincida con la salida del Sol (prescindiendo de los factores que alteran la situación, de los que se ha hablado aquí), éste aparecería exactamente por el Este. 
De la misma manera, y con las mismas salvedades, en el meridiano en que ocurra a mediodía, tendrán un día de 12 horas exactas. Este año 2020 ha ocurrido en zonas de Canadá y la costa Oeste de Estados unidos.

Otra historia que se me viene ahora a la cabeza (maldito coronavirus, que me impide estar liado con temas más productivos) es qué sentido tiene decir eso de que en la fecha del equinoccio la noche y el día duran igual. Porque los cálculos dependen de ...

El día está claro cual es, pero la noche … ¿qué noche hay que considerar? ¿La anterior o la siguiente? Porque las noches tienen una parte en cada fecha. Y metidos ya en estas precisiones, la duración de una y de la otra ¡son diferentes!

Hay un grave problema semántico en todo esto: "en esa fecha el día dura igual que la noche" ¡Pero si en una fecha no existe una noche completa, sino dos trozos de noches!

O... ¿Se podrá considerar la noche anterior si el momento del equinoccio es antes de mediodía o la siguiente si es después? … 

¿Hago una consulta a la Unión Astronómica Internacional, para ver si hay legislado algo a este respecto?... 
Creo que tampoco lo haré, que los pobres bastante se liaron con el tema de Plutón como para ponerles en otro aprieto en estos delicados momentos en que ni siquiera se pueden reunir.
Perdón por el tono de los últimos párrafos, pero creo que es un ejercicio de humor que todos-as necesitamos.

martes, 17 de marzo de 2020

Una ventana hacia el Sureste

Como las circunstancias son las que son, publico hoy un post diferente de lo habitual.
Diferente porque lo voy a intentar ir actualizando y completándolo durante 2 o 3 días (ojalá fueran 4), aunque esto no sea lo habitual en un blog. Además voy a intercalar un toque de humor, que tal como están las cosas nos viene bien a todos.

Ya comenté en el post anterior mi intención frustrada de viajar a un lugar adecuado para ver la conjunción de la fina luna menguante con los planetas, de madrugada. Evidentemente ahora, con el confinamiento en casa por culpa del coronavirus, eso no es posible pero he tenido la inmensa suerte de que los meteorólogos han anunciado una mejoría del tiempo en toda la zona norte de la península Ibérica, precisamente para mañana día 18, el día en que el fenómeno será más espectacular.

Situación de la Luna y los planetas Marte, Júpiter, Saturno y Mercurio hacia las 6:30 del 18-3-2020 en la península Ibérica o zonas cercanas.

Para el hemisferio Sur las condiciones serán mucho mejores al estar la eclíptica casi vertical por el horizonte Este de madrugada, como ocurre siempre en los amaneceres cercanos al equinoccio de marzo, nuestros protagonistas aparecerán sobre el horizonte Este, solo un poco hacia el Nordeste (ojo con la elección de la ventana, que no despiste el título del post, porque en este caso la ventana debería estar orientada al Este), y no habrá problema para ver a Mercurio en plena noche.

Además en América la conjunción será mucho más llamativa, extraordinaria diría yo, porque como amanece unas horas más tarde que en Europa, la Luna se habrá movido y estará pegadita a Marte y Júpiter. Incluso estos dos planetas se están aproximando, y aunque hasta el día 20 no alcanzan su máxima cercanía, en unas cuantas horas algo se notará.

Desde la zona más meridional de América y zonas de la Antártida, se producirá incluso la ocultación de Marte por la Luna.

Desde Buenos Aires por ejemplo, 45 minutos antes de salir el Sol. Mercurio ya estará a más de 15º de altura y los tres protagonistas principales a 55º. 
Dos horas antes podrá verse la Luna junto a Marte, y desde aquí por muy poco no habrá ocultación.

Los días siguientes la Luna se irá desplazando y disminuyendo la fase, hasta que el día 21 (a menos de 2 días de la fase nueva) mostrará un finísimo arco cerca del planeta Mercurio. Desde el hemisferio norte será difícil por la baja altura sobre el horizonte y la finísima Luna, pero precioso.

Solo tengo un problema: Casi todas las ventanas de mi casa tiene orientación SW y no se ve la zona del escenario donde se producirá la actuación.
Tengo una en la dirección adecuada, pero no me vale:
Ni aún agachándome y mirando hacia arriba, veo el cielo
Pero me he acordado del tragaluz abatible de mi trastero bajo-cubierta:
Esa sí. Orientación Sureste casi clavada.
Mi lugar de observación esta vez: foto desde el interior, y lo que se ve desde allí. Mañana subiré un poco más la ventana batiente
No creo que por subir al trastero incumpla lo de "Quédate en casa". A fin de cuentas forma parte de mi vivienda porque está incorporado en la misma escritura, y de todas formas estoy seguro que a eso de las 6 de la mañana no me voy a cruzar con nadie en mi escalera y no propiciaré ningún contagio.

Hoy día 17 está nublado, pero para mañana las nubes han prometido marcharse, al menos del norte de la península.

Esto que sigue, por supuesto va en broma. En las condiciones actuales creo que es conveniente introducir cuñas de humor en todos los ámbitos, sobre todo dirigidas a quienes están desesperados por el batacazo de la bolsa (esto va con ironía), y de todas formas prometo editar el post y borrarlas cuando toda esta movida del coronavirus acabe, entre otra cosas porque ya no será necesaria la ventana y podremos salir a observar desde lugares mucho mejores.

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A pesar de que no tengo telepatía, como decía en el post anterior, ya sé lo que estás pensando: Que no tienes ninguna ventana, ni en casa ni en el trastero, desde la que se pueda ver esa zona de cielo. Bueno, siempre se puede intentar buscar una solución a la desesperada. Échale imaginación.

- Ahora que todavía te queda algo de harina, azúcar y los últimos huevos, inviértelo en algo que merezca la pena: Haz esa tarta que tan bien te suele salir y sube al ático, donde vive esa-e vecina-o golosa-o con quien todavía no has tenido ninguna bronca seria, y dile que en estos momentos difíciles hay que confraternizar (ya sé que se desaconsejan las relaciones sociales, pero solos si solo sois dos ...) Cuéntale tu problema …   Seguro que te comprende, y que tiene un sofá donde podrás pasar esta noche para no molestarla despertándola con el timbre de madrugada. A las 6, levantarte y salir a la terraza … o quién sabe si … y al final encuentras el amor de tu vida, o por lo menos un consuelo paliativo.

O
- Haz que salte el automático de la antena colectiva de TV (yo no sé cómo se hace, pero seguro que tú si), o simplemente dile al presidente de la comunidad que no puedes ver tu canal preferido, que en estas condiciones de aislamiento lo necesitas imperiosamente (ponte un poco histérico si hace falta), y que sabes cómo arreglarlo en la antena, que por favor de deje las llaves de acceso a la trampilla del tejado.

O
- Dile a tu otra vecina del último piso, esa anciana amante de los animales, que tu gato se ha escapado al tejado y que te permita escalar desde su terraza para salvarle. Por supuesto lleva puesta la mascarilla, que es posible que estés contagiado-a sin saberlo, y ella es población de riesgo.

O ...

Te reirás, pero algo mucho más difícil hice yo con éxito, para poder ver la ocultación de Júpiter del 15 de julio de 2012 a las 2 de la madrugada cuando, sin haberme percibido del evento con la suficiente antelación, me fui con la familia a pasar unos días de vacaciones en Roma. Luego resulta que acerté sin querer, porque desde allí se vio el fenómeno completo y desde España solo la reaparición.
Nos aconsejaron un alojamiento adecuado para toda la familia, barato, sencillo pero digno, en un convento de monjas que utilizaban la primera planta como piso turístico con lo que se sacaban unos euros para los gastos de la comunidad religiosa. 

Sin ninguna esperanza de que me hiciera caso le expliqué a la madre superiora mi problema, y aunque los pisos superiores eran utilizados exclusivamente por la comunidad de hermanas y en la escalera de acceso tenían una verja de separación más inexpugnable que la prisión de San Quintín, le debí caer en gracia y con la promesa de que le demostraría mis buenas intenciones enseñándole al día siguiente una foto de los astros sobre la cúpula del Vaticano, rompió por primera vez en la historia del convento las rígidas normas, haciendo la señal de la cruz implorando el perdón divino, y me dio una llave con la que pude acceder a la azotea. “Pero no subas antes de esa hora y no hagas ruido, que no se enteren las hermanas”.


Esta es la foto poco antes de comenzar la ocultación de Júpiter (el 15-7-2012), tras las rejas de la verja de la azotea. A la derecha la cúpula del Vaticano, sobre la que se produjo el fenómeno visto desde la cubierta del convento, y la historia es totalmente cierta. 
Luego, en agradecimiento, de vuelta a casa les envié uno de mis libros, ese que se titula "Preguntas que surgen al mirar el cielo", que al menos por el título me pareció adecuado para que lo pusieran en su biblioteca, y creo que alguna hermana cogió la costumbre de rezar por la terraza del ático por las noches antes de acostarse, aunque tras el libro de oraciones llevaba escondido el mío.

Bueno, algún detalle de la narración está un poco exagerado y lo de la última frase me lo acabo de inventar, pero ¡Quien sabe! Que lo que sí me dijeron luego por email es que les había parecido muy interesante el libro.

Por cierto, la ocultación de Júpiter por la Luna también se produjo sobre el horizonte SE.
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18 de marzo:

No hubo suerte y, aunque las previsiones meteorológicas eran buenas, una densa niebla alta (o quizás la calima que sí habían anunciado ayer a última hora) hizo imposible ver nada desde mi ventana.

Bilbao, 18-3-2020, 6:33
Pero desde otros lugares hubo algunas personas que tuvieron más suerte.

Pongo imágenes robadas (no he podido contactar con sus autores), únicamente con objetivo didáctico, y las voy a enmarcar en mi ventana. Podía haber modificado los tamaños angulares para uniformarlos y adecuarlos al marco, pero no lo he hecho para no distorsionar demasiado el original.

Aunque no dispongo de la hora en que fueron hechas, debido a que el margen no es grande desde que aparecen por el horizonte hasta el crepúsculo, la longitud geográfica de Este a Oeste puede marcar la cronología:
Preciosa imagen de Joanna Fengler desde Polonia, con el trío (Júpiter, Marte, Luna) casi exactamente alineados.

Pero hubo más ...
A medida que van pasando las horas, los astros protagonistas son visibles antes del alba en lugares situados cada vez más al Oeste, y la Luna se va desplazando respecto a los planetas:

Más tarde desde Francia, Lachaud los capturó cuando ya la Luna se había movido un poco hacia el Este respecto a la línea Júpiter-Marte.
Horas después, cuando los astros protagonistas fueron visibles desde Canadá, George Liv obtuvo una imagen donde se ve claramente el cambio en la posición de la Luna, y donde también aparece Saturno, a la izquierda de la imagen.

Desde la costa Oeste de USA, Charles Chiofar pilló a la Luna ya alejándose más de la pareja Marte-Júpiter y dirigiéndose hacia Saturno.

19 de marzo:

Hoy tampoco había ningún frente nuboso sobre Bilbao, pero la niebla, mucho más densa incluso que ayer, me ha impedido ver nada desde mi ventana Sureste.
Voy a seguir robando imágenes de otros colegas e imaginarlas desde mi ventana.

Desde Zimbabwe, Peter Lowenstein lo vió en esta extraña orientación, debido a la relativa proximidad al ecuador, con la eclíptica casi vertical. La Luna ya había sobrepasado la posición de Saturno.
20 de marzo:

Aunque las nubes bajas han vuelto a estar presentes, hoy al menos dejaban algunos claros y me han dejado captar una imagen testimonial en un momento en que Júpiter aparecía en uno de ellos (el puntito situado justo sobre la antena parabólica).

Desde Bilbao, 20-3-2020 a las 6:35. 
Durante un instante pude ver a su lado a Marte, ayudado por los prismáticos para localizarlo, precisamente el día de su máxima aproximación (la conjunción de ambos planetas), pero no lo aprecio en la foto. No estoy seguro si es que no tuve reflejos para apretar el disparador rápidamente, en el breve lapso en que la nube dejó verlo y cuando lo hice el planeta rojo estaba nuevamente oculto, o que su pequeño brillo no es suficiente para destacar en el cielo del crepúsculo. Aún así, lo he "dibujado" en esta otra imagen, más o menos donde y como lo recuerdo.
6:36 Sobre una foto original se ha dibujado la posición de Marte
Eliot Herman, desde Arizona.
En esta imagen el autor ha aumentado de manera extraordinaria el brillo de las estrellas, pero no le de los 3 planetas, quizás para darle espectacularidad a la foto, pero hace que no destaquen los planetas tan fácilmente como en la realidad. Al igual que yo al poner mi ventana, Eliot ha hecho trampa. Por ejemplo La estrella (52 Sagitario) que aparece siguiendo la línea Júpiter-Marte aparece aquí más brillante que éste planeta, cuando en realidad es muchísimo más débil (magnitud 4.5)
21 de marzo:

Hoy sí. El último de los días previstos, por fín cielo está despejado en Bilbao, y he podido hacer la foto de Júpiter, Marte y Saturno desde mi ventana orientada al Sureste.

Incluso anoche, aburrido de las circunstancias adversas, no pensé en madrugar hoy. Pero mi mujer me animó y la sensación, esta madrugada al levantarme, mirar por mi ventana de casa antes de subir al trastero, y ver estrellas,  ha sido de subidón.

La Luna y Mercurio ya estaban imposibles y no aparecieron por el horizonte de esa ventana antes de que la luminosidad del cielo impidiera su visión. Realmente en mi latitud es difícil pillar a Mercurio en una elongación occidental (de madrugada) en fechas próximas al equinoccio de primavera, porque la eclíptica está muy horizontal por la zona Este. Desde Bilbao, ni aunque hubiera tenido ahí mi "ventana mágica" lo habría conseguido.


Bilbao, desde mi ventana Suroeste, el 21-3-2020 a las 6:21
Aquí, los tres planetas en una toma más cercana:
Marte, debajo de Júpiter (el más brillante) se va separando de él y se dirige hacia Saturno (hacia su izquierda), en un viaje que le llevará al otro lado de la foto para cuando la Luna vuelva a visitarlos.

Conclusión:
Con ésto acabo este post especial, de cuatro días de elaboración y edición. 
Ha sido una experiencia distinta, y me gustaría conocer tu opinión en un comentario, o un email a la dirección que puedes encontrar pinchando en mi perfil.
En un par de días borraré la parte humorística, tal como dije, a no ser que alguien me sugiera lo contrario.
Google me dice que estos días el blog ha tenido muchas más visitas de lo habitual, aunque puede haber sido como consecuencias del confinamiento de la población.

Espero que te haya servido cada uno de estos días para pasar unos minutos entretenida-o en tu aislamiento y, que como me ha ocurrido a mi en este proceso, aunque las condiciones sean malas, entendamos que no hay que desesperar y al final, como por la ventana hacia el Sureste, los nubarrones de la pandemia también desaparezcan.