miércoles, 27 de mayo de 2020

Cuando el primer planeta se convierte en la estrella del crepúsculo

Siguiendo con el tema del post anterior, ya se ha realizado el relevo entre los dos planetas interiores (Venus y Mercurio) en lo que respecta a su aparición vespertina. Venus ya se retira, y apenas le quedan unos pocos días en que pueda observarse, con dificultad, junto al horizonte tras la puestas de sol en un cielo crepuscular, aún brillante, y Mercurio se va a mantener durante más tiempo visible pero, como siempre que actúa en el hemisferio norte, muy discreto y sin llamar la atención.

Si Venus había sido durante más de 6 meses la auténtica estrella en sus actuaciones al principio de la noche, ahora ese papel le corresponde a Mercurio.

Las siguientes imágenes puede ilustrar la situación de la marcha de Venus y la permanencia de Mercurio, aunque sea solo de manera simbólica, porque aunque Venus está a punto de desaparecer tras los árboles del horizonte, los días posteriores ha vuelto a verse.

El 23 de mayo Venus se marcha por el horizonte, como despidiéndose, mientras que Mercurio (arriba y a la izquierda de las imágenes), más débil pero mejor situado, se mantiene ahí.
Instantes después de la imagen anterior, aún pude ver a Venus entre los árboles del horizonte, antes de ocultarse.

La posición relativa de los dos planetas en estos pasados días ha cambiado muy rápidamente, debido a su proximidad en el cielo vistos desde la perspectiva de la Tierra. Hasta el jueves 21 Venus tenía una mayor elongación (estaba más separado angularmente del Sol) pero ya el 22 fue superado por Mercurio que de esta manera aparece más alto y se pone más tarde dando tiempo a que el cielo oscurezca un poco más y pueda ser visible, aunque de manera muy débil. 

Aún así, estos atardeceres después del relevo la mejor manera para encontrar a Mercurio era intentar ver Venus antes de su puesta y a partir de él mirar un poco hacia arriba y a la izquierda, mejor con unos prismáticos para localizarlo exactamente sobre una referencia en vertical en el horizonte, y después a simple vista casi intuir ese puntito mucho más débil que Venus de magnitud en torno a -0.5 frente a -4 (los números que indican la magnitud son menores cuanto más brillo, en este caso en que ambos son negativos, -4 indica mucho más brillo que -0.5)

Así aparecían los dos planetas el día 23, todavía con el cielo muy luminoso en una toma más amplia que las anteriores.

Sin embargo ya no es posible porque Venus se ha despedido. Hasta el día 4 de junio no es su conjunción, el cambio a su periodo matutino al pasar "al otro lado" del Sol, pero ya está muy cerca angularmente de él, demasiado como para poder distinguirse en el brillante crepúsculo antes de ocultarse. Ayer día 26 pude verlo con relativa facilidad pero hoy no, a pesar de tener un cielo muy limpio y haber buscado un horizonte más bajo.

Por ello la única ayuda para encontrar a Mercurio será rastrear la zona próxima al horizonte Oeste-Suroeste con unos prismáticos sin más referencia. Como no es fácil, cuando se consigue ver ese puntito brillante sobre el fondo azul claro del cielo como en la imagen, la sensación es muy agradable.

Aquí aparece Mercurio en solitario, en el centro de la imagen.

Recojo a continuación varias imágenes de los dos planetas que he tomado desde mi balcón en días sucesivos cuando intercambiaron posiciones, y que a pesar de la mala climatología que habitualmente solíamos tener en Bilbao, y las dos semanas anteriores haber tenido continuamente el cielo cubierto, en estos días clave solo uno de ellos estuvo nublado.

Están tomadas con una diferencia de 23 horas y 56 minutos, exactamente la duración de una rotación terrestre. Por ello, aunque por la luz del crepúsculo no son visibles las estrellas, las posiciones de los planetas respecto al horizonte sirven de referencia para apreciar ese movimiento sobre la esfera celeste, sobre el fondo de las constelaciones, que estaría situada en la misma posición en cada una de esas tomas.

He señalado las posiciones de Venus (flechas blancas) y Mercurio (en amarillo) porque, aunque en las imágenes originales se ven perfectamente, en este montaje puede ser difícil localizar encontrar los planetas. Por una parte debido a que al hacer la composición y luego al subirlas al blog pierden mucha calidad y detalle, y además las primeras hubo que hacerlas en condiciones críticas y desfavorables para, para mantener la misma hora sidérea (4 minutos de diferencia de un día a otro): Las primera con Mercurio ya muy bajo y las últimas con el cielo aún muy claro.

Efectivamente, en cada imagen el cielo aparece vez más brillante que en la anterior, porque la hora de la toma se va adelantando y además el Sol se pone cada vez más tarde.

Aunque resulte redundante, vuelvo a poner las 4 imágenes una a una, completas y sin anotaciones, para ver si a pesar de la pérdida de calidad al subirlas, es posible que puedas localizar a Mercurio con las referencias anteriores.


19-5     21:17

20-5     21:13

21-5   21:09


23-5    21:01


Ahora que Mercurio se queda solo en el crepúsculo vespertino, es el momento de fijarnos en él y admirar su imagen sutil. Aunque no estará totalmente solo en nuestro cielo, porque la Luna creciente le hará compañía aunque cada día más lejos de él.

El día 25, la Luna fina y Mercurio, en zonas opuestas de la imagen, daban un bonito espectáculo una vez que se había retirado Venus.


El primer planeta, el más difícil

No es la primera vez que hablo de la observación de Mercurio en este blog, pero para entender mi insistencia conviene tener en cuenta varias circunstancias:

De los cinco planetas visibles en nuestro cielo sin instrumentos ópticos Mercurio es, con diferencia, el más difícil, con muchísima diferencia sobre todo desde el hemisferio norte.
Urano y Neptuno por su lejanía muestran un brillo insuficiente, aunque el primero de ellos puede estar en el límite de la visión humana en cielos extremadamente limpios, y de los otros cincos (el tercero, claro, no cuenta) Mercurio es el más esquivo por ser el que tiene su órbita más cercana al Sol.

Desde nuestra perspectiva el primer planeta siempre estará en nuestro cielo cerca del Sol, y por ello en pleno día lo tendremos por encima del horizonte, evidentemente invisible sin telescopio. Hay que esperar a la máxima separación angular respecto al Sol visto desde aquí (la máxima elongación) para que el astro rey se oculte, y dé tiempo a que oscurezca un poco el cielo antes de que Mercurio se vaya tras él. O si está situado al otro lado del Sol (a su Oeste) para que salga antes que él con tiempo suficiente para que la claridad del alba no nos impida distinguirlo.

Mercurio, solo puede verse en los crépusculos (al menos desde el hemisferio norte). Desde Bilbao el 27-5-2020

Por temas relativos a la diferente inclinación de la eclíptica respecto al horizonte en los crepúsculos según la estación, las mejores opciones para ver al esquivo planeta, que según parece incluso Copérnico se lamentaba de no haberlo visto nunca, se dan cerca del equinoccio de primavera si es por la tarde o del de otoño si es visible antes de amanecer.  
Además por una tremenda y perfectamente coordinada casualidad que se une a la posición en esos casos de la excéntrica órbita del planeta, las oportunidades para verlo desde el hemisferio Sur son muchísimo mayores. Todo esto lo expliqué en "El esquivo planeta sureño se asoma por el norte"

El pasado mes de febrero hubo otra oportunidad, similar a la presente de ver a Mercurio al atardecer y aunque también estaba Venus en el crepúsculo vespertino, a diferencia de ahora los dos planetas permanecieron muy distantes entre sí.

El 7 de febrero de 2020 desde Bilbao. En esta imagen de amplio campo, Venus aparece en la parte superior mientras Mercurio está ya muy cerca del horizonte, en aquellas fechas en el Oeste-Suroeste, debido al diferente lugar de puesta del Sol en invierno.


Repito aquí, copiando parte de lo que publiqué entonces, y adaptándolo para que no tengas que linkar.

En los siguientes gráficos se recogen las situaciones en el momento clave de las puestas y salidas de Mercurio desde las latitudes 40º Norte (Madrid) y 35º Sur (Buenos Aires o Montevideo) en 2020. Para otras latitudes no demasiado lejanas a éstas la situación es muy similar: El primero es válido aproximadamente para  gran parte de Europa, Asia, EEUU,... y el segundo en la zona meridional de Sudamérica y de Africa, Australia,..

La zona central negra corresponde a la noche, la azul clara el día, y las franjas de azul oscuro al crepúsculo. Las líneas sinusoidales de color naranja y amarillo representan el momento de puesta y salida de Mercurio, y cuanto más se introduzcan en la zona oscura, más posibilidades habrá de poderlo observar.


En el gráfico se puede apreciar que este año en varias ocasiones podrá verse desde el hemisferio sur a Mercurio en plena noche, mientras que en el hemisferio septentrional apenas en la máxima elongación de noviembre de madrugada el primer planeta saldrá por el horizonte con el cielo totalmente negro, ligeramente antes del comienzo del crepúsculo.

Ninguna de las dos situaciones (ni la de febrero ni la de mayo-junio) es demasiado buena, con el cielo todavía brillante, porque en general las mejores ocurren cuando la máxima elongación oriental es en primavera, y estas dos pillan justo antes y después.
Por ello aunque este año las máximas elongaciones orientales ocurren el 10-2 y el 4-6, las condiciones se mantienen en los días contiguos, hacia la primavera. Por ejemplo, se verá prácticamente a la misma altura en un cielo igual de oscuro el 12-2 y el 2-6. 

Además hay otro dato, aún más determinante, que desplaza unos días el mejor momento: En las apariciones vespertinas, debido a la disminución de la fase, el brillo de Mercurio va disminuyendo de un día a otro. En el caso presente de mayo-junio de 2020 las dos circunstancias se unen para que sea más fácil visualizar a Mercurio varios días antes de su máxima elongación, aunque paradójicamente sea esa fecha la que suele aparecer en casi todos los sitios como referencia para su observación. 

Yo pude verlo claramente por primera vez el día 19 de mayo, cuando su magnitud era -0.8. La situación análoga con la misma altura sobre el horizonte y la misma oscuridad del cielo se producirá el 11 de junio, pero tendrá una magnitud de solo 1.22. El día 4, en su máxima elongación su magnitud será de 0.45, y a partir de entonces será muy difícil de localizar.

Como se ha dicho, en noviembre la cosa pinta algo mejor (no mucho) pero habrá que madrugar, o nos puede pillar yendo al trabajo (esperemos que el coronavirus no lo siga dificultando) ya que la máxima elongación ocurre en otoño, que es la mejor estación para verlo de madrugada en el hemisferio norte. El día 10-11-2020 Mercurio saldrá por el horizonte Este con el cielo ligeramente más oscuro que cuando ahora se pone.
En ese caso también estará acompañado de Venus, pero no se cruzarán como ahora y estarán mucho más alejados uno del otro.

Por ello para quienes vivimos en el hemisferio norte esta es nuestra última oportunidad este año sin madrugar para que, si no lo hemos visto aún, no nos pase como a Copérnico.

Para los habitantes del hemisferio Sur esta aparición es muy mala. Es mejor que no se molesten en intentarlo porque solo tendrán que esperar a su primavera para darnos una tremenda envidia, y en gran parte de los meses de septiembre y octubre lo verán sin ningún problema al principio de la noche pero ya con el cielo totalmente negro y suficientemente alto respecto al horizonte. 


San Pedro de Atacama, el 7-3-2013. Mercurio, acompañado de la Luna, aparece alto  y en un cielo negro, totalmente imposible en el hemisferio norte

Si vives en el hemisferio norte y has pensado hacer algún viaje al sur, elige unas fechas en que Mercurio muestre allí su mejor imagen. No hagas como yo, que fui al azar, porque seguro que tú no tendrás la suerte de que te coincida con la mejor presentación del primer planeta de toda la década, como me ocurrió a mí.

A pesar de que las condiciones para la observación del resto de planetas son iguales desde los dos hemisferios (aunque las mejores puedan corresponder a fechas diferentes), precisamente para ver al más difícil, no. Ya lo he dicho varias veces: Si quieres ver bien a Mercurio tienes que ir al Sur.

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