jueves, 15 de septiembre de 2022

La tenue luz zodiacal

Una extraña y débil luz está esperando tu mirada.

En la pasada primavera por fin pude verlo. Después de un viaje de 500 km entre ida y vuelta, que mereció la pena, porque no es fácil y hay que buscar un lugar adecuado.

Es posible que suelas mirar al cielo de vez en cuando y creas que ya has visto todo lo que puede apreciarse a simple vista. Pero lo más probable es que nunca hayas llegado a intuir siquiera la llamada “Luz zodiacal”, tal como me ocurría a mí hasta la noche del 2 de abril de este año. Al final del post, antes anexo con el rombo, aparece un relato de aquella experiencia.

Aunque es un tema curioso e interesante, hasta ahora no he escrito sobre ello porque no me parecía adecuado hablar de algo que puede verse pero yo nunca lo había conseguido, y tampoco lo hice después de aquel día porque las condiciones empeoraban rápidamente… hasta ahora.

Preciosa imagen de la luz zodiacal obtenida por Leonor Ana Hernández

Lo dejé en la recámara hasta que llegara el momento adecuado y ahora que vuelve a ser época propicia te invito a que lo intentes.

Se dice que la mayoría de las personas de este planeta no han podido ver nunca la Vía Láctea por su poco brillo y la contaminación lumínica de la mayoría de los lugares. Pero aún muchas menos habrán podido ver la luz zodiacal: una banda con forma triangular alargada con el lado más corto en el horizonte, más débil que la de nuestra galaxia, que sin embargo desde lugares con un cielo oscuro puede apreciarse o intuirse sobre todo al comienzo de la primavera una hora y media o dos horas tras la puesta de Sol o al principio del otoño con el mismo margen antes del amanecer.

Otra imagen obtenida por Leonor, desde Atacama, donde aparecen la Vía Láctea y la Luz Zodiacal, ésta mucho más difusa.

¿Cómo se produce?

Este fenómeno surge cuando la luz del Sol es dispersada por una multitud de partículas de polvo que se encuentran cerca de la eclíptica (el plano en que se encuentran los planetas); una zona en forma de lente que llega casi hasta la órbita de Júpiter.

Por ello desde aquí se ve con la forma de un estrecho triángulo que por supuesto es inapreciable de día o cuando todavía el cielo no está muy oscuro, pero tampoco en horas próximas a la medianoche porque el Sol está demasiado por debajo del horizonte y porque solo la parte central es lo bastante densa para dispersar la luz solar y ser visible.

¿Por qué ese nombre?

Debido a la posición de las partículas de polvo en la eclíptica, la luz proyectada aparecerá en esa zona, por donde transitan los planetas, y que como es sabido coincide con las constelaciones zodiacales. De ahí el apelativo de “zodiacal”

¿Cuándo puede verse?

Para poder observarla se tienen que dar varias circunstancias:

- Uno de los factores determinantes para poder ver tan débil resplandor es que no haya Luna, ni siquiera en fase fina. Por ello, una vez descartados los días próximos a la luna llena, cuando está creciente pero antes del cuarto podría verse de madrugada porque que a esas horas ya se habrá puesto, o en menguante después de anochecer porque todavía no habrá salido.

Hay otro factor, incluso más importante, y es que la eclíptica esté lo más vertical posible respecto al horizonte, para que el triángulo luminoso aparezca a suficiente altura evitando la extinción (disminución de brillo debido a que atravesaría gran capa de atmósfera)

Teniendo en cuenta la inclinación de la eclíptica en distintas fechas, y en cada hemisferio, que expliqué en su día y copio un par de gráficos, los mejores momentos son las fechas próximas a los equinoccios: en el de otoño de madrugada, y en el de primavera después de anochecer. No olvidar que como las estaciones son diferentes en cada hemisferio cuando la situación sea favorable en el norte de madrugada (como ahora) en el sur será favorable al principio de la noche.

Comparación de la inclinación de la eclíptica en distintos momentos y lugares. Cuanto más vertical esté, más fácil será la observación de la luz zodiacal.
En el ecuador, donde la situación es inmejorable, antes de la salida del Sol es igual a  después de la puesta, pero mirando lógicamente hacia el este. Había un error en el gráfico del ecuador, que ya está corregido.

Gráficos similares a estos ya aparecieron en el artículo "La eclíptica" donde pueden verse otros análogos y una explicación detallada.

Teniendo en cuenta ambos factores, ahora mismo la luz zodiacal puede verse después de anochecer en el hemisferio Sur hasta el día 26 o 27 de septiembre en que la Luna comenzará a molestar, y la siguiente oportunidad será del 19 al 27 de octubre.

En el hemisferio norte habrá que esperar hasta el día 24 porque aquí molesta la Luna ahora (en menguante está presente al final de la noche), y luego durante 2 semanas podríamos intentar ver a nuestra protagonista de madrugada. 

Si no nos gusta madrugar habrá que esperar al final del invierno, concretamente a partir del 10 de marzo cuando la luna menguante esté ausente al principio de la noche, y la eclíptica bastante vertical, como se recoge en este otro gráfico:


Otro factor decisivo para poder apreciarla es la ausencia casi total de contaminación lumínica: En toda la provincia de Bizkaia no he encontrado un solo lugar donde pueda verse la luz zodiacal.

Desde zonas próximas al ecuador prácticamente siempre tienen la eclíptica bastante vertical, por lo que podrá verse en cualquier fecha en que la Luna no está en el cielo, siendo por tanto la mejor zona para observarla.

 Mi experiencia:

Estos párrafos que siguen fueron escritos hace medio año, concretamente el 3 de abril, con la idea de publicarlos entonces en este blog. Pero luego pensé que era más importante el aspecto didáctico del tema, y siendo ya fechas tardías para su observación, empeoradas por la luz de la Luna, decidí dejarlo para la siguiente ocasión, precisamente ahora a finales del verano, para que quizás pueda motivar a alguien a intentarlo.

“Por fin lo conseguí. Algo que nunca había visto, que no parecía fácil, que desde luego había que ir al comienzo de la primavera a un lugar con el cielo muy limpio como el pueblo de mi madre, lo cual pensé hacer hace dos años pero el confinamiento me lo impidió.

La luz zodiacal, esa tenue banda blanquecina con forma triangular alargada e inclinada, más débil que la vía láctea, ahí estaba apenas intuida pero que la cámara captó sin ninguna duda.

El mes anterior lo había intentado, buscando el lugar más oscuro de mi provincia, pero fue en vano y la contaminación lumínica de varias capitales lo hacía imposible.

El del sábado fue un viaje relámpago de ida y vuelta con peligro casi de que la nevada dejara impracticables las carreteras, pero con un cielo espectacular a la llegada al lugar escogido, una finísima Luna en el crepúsculo que anunciaba que pronto se despediría…


Efectivamente, al empezar a oscurecer la telonera abandona el escenario quedando las estrellas que acompañarían a la diva que alguien diría que ya empezaba a intuirse.

… y ya de noche un rato de frío intenso en el camino de la Loma entre Torre y Caleruega pero que con la emoción uno no se entera. Bueno, se enteró solo mi mano derecha despojada del guante para poder manipular la cámara, que quedó pronto inutilizada al perder sensibilidad con el frío y hube de cambiar por la otra.


Ahí está, acompañada de aviones y satélites.

La misma imagen con anotaciones para clarificar

Sé que la foto puede no decir mucho porque es muy débil, pero ahí está precisamente el mérito. Aunque objetivamente era mucho más atractiva la finísima luna de 37 horas que se pudo ver en el crepúsculo, la famosa constelación de Orión que junto a Sirio dominaba la noche o incluso los dos cúmulos de las Híades y las Pléyades que aparecen en las fotos, y que por cierto serán el tema de un próximo post, o hasta la espectacular caída de copos de nieve sobre el parabrisas del coche a la vuelta.

Pero el objetivo era observar el vaporoso reflejo de polvo cósmico situado en el plano del Sistema solar, la luz zodiacal. Ser testigo y poder hablar de ello en primera persona. OBJETIVO CUMPLIDO”.

 

 


¿Cómo se produce esa extraña luz? 

¿Qué es la luz zodiacal? Se supone que se forma por el reflejo de la Luz del Sol en partículas de polvo situadas en torno al plano del Sistema Solar, pero no está del todo claro el origen de esas partículas. Siempre se había dicho que se trataba de polvo expulsado en las inmediaciones del Sol por los innumerables cometas de largo periodo que cruzan la zona desde hace miles de millones de años y también por los choques entre asteroides. 

Sin embargo en 2010 David Nesvorn y Peter Jenniskens propusieron que su origen estaba en los cometas de corto periodo, fundamentalmente los de la familia de Júpiter con los que las trayectorias de  las partículas de polvo tenían cierta semejanza, descartando a los asteroides y a los antiguos cometas, cuyos restos no habrían podido quedar en la zona durante mucho tiempo. 

Órbitas de los cometas de la familia de Júpiter. Casi todos ellos recorren precisamente la zona donde se encuentran los granos de polvo que origina la luz zodiacal.

Y hace solo unos meses un equipo dirigido por John Leif Jorgensen publicó un trabajo que pone esta interpretación en duda y a partir del análisis de las partículas que habían chocado con la nave Juno en su camino hacia Júpiter dedujo que procedían del polvoriento Marte. 

Parece que la gran mayoría de estas partículas se encuentra entre la Tierra y Júpiter. La Tierra las atraería por gravedad limitando su desplazamiento más hacia el Sol, y el planeta gigante las mantendría en el interior de su órbita por fenómenos de resonancia. 

Representación de la nube de polvo que origina la luz zodiacal

Esta interpretación tiene algunos inconvenientes que habrá que seguir analizando, pero no deja de ser curioso que con los medios actuales hayan surgido varias hipótesis diferentes, y que lo que hasta hace muy poco se daba por cierto, ahora casi se ha descartado.

Sea lo que sea, te invito a que intentes observarlo, y a que no saques la conclusión de que esto de la luz zodiacal es un cuento.

 

2 comentarios:

  1. Gracias Esteban.
    Una explicación clara y amena que me pone los pelos como escarpias, porque transmiten la ilusión por haber captado esa débil luz tan difícil de identificar. No digo que lo haga, pero apunto las fechas por si se da la ocasión.

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  2. Gracias, y seguro que alguna vez lo ves.

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