martes, 18 de septiembre de 2018

Viendo puestas de sol y salidas de la luna


Al principito, de la obra de Antoine de Saint Exupéry, que vivía en el asteroide B612,  cuando estaba triste le gustaba ver puestas de sol sentado en una silla.
Pero no se conformaba con una, sino que veía varias seguidas, en una ocasión hasta 43, un día que debía estar realmente muy triste


Seguramente ya sabrás que en este libro aparecen varios personajes que viven en pequeños asteroides. La mayoría son situaciones imposibles en cuanto a los aspectos astronómicos pero que, aparte de los mensajes que la obra contiene, puede dar mucho juego a la hora de hablar o elucubrar situaciones diversas.

El principito podía hacerlo con solo adelantarse un poco tras haber contemplado como se iba el Sol porque la curvatura de su pequeño asteroide le permitía ver de nuevo al astro rey retroceder ascendiendo sobre el horizonte por donde se acababa de ir mientras él se movía con la silla hacia adelante, hasta un lugar en que todavía fuese de día, y volviendo a sentarse le veía nuevamente cómo se ponía.

Hay que reconocer que las puestas de sol son estéticas, y tienen un punto casi mágico con el paso del día a la noche. A mí siempre me había dado mucha envidia el principito, hasta que hace poco caí en la cuenta de que nosotros también podemos ver varias puestas de sol seguidas en nuestro planeta si buscamos un sitio adecuado, aunque a diferencia de él deberíamos mover la silla hacia atrás.


Si tu motivación es la misma que la del personaje de Saint Exupéry, espero que no lo hagas muchas veces. Desde luego el principito podría hacerlo sin límites, pero nosotros no, y no solo por la incomodidad de caminar llevando la silla hacia atrás con el riesgo de tropezón.


Hace unas semanas encontré un lugar donde calculo que podría haber visto más de 20 puestas de sol a lo largo de poco más de una hora. No fui tan compulsivo y me fijé solo en 4 o 5 de ellas. Estas son las imágenes de la primera y la última, obtenidas a las 19:36 y 20:43 respectivamente. Muy diferentes una de otra.


Dos imágenes tomadas casi desde el mismo lugar, el valle del río Bañuelos en Caleruega, el 29-8-18 pero muy diferentes

Hay muchas personas a las que les gusta ver las puestas de sol. No solo  cuando casualmente se encuentran en el lugar y momento adecuado, sino que sistemáticamente intentan ir a cazarlas. Hoy quiero dedicar este post a una de ellas que solía elegir casi siempre este mismo lugar de la siguiente imagen para verlas. No porque estuviera triste, sino porque para ella era algo especial y le daba alegría. Desde luego, sino por ella nadie hubiera escrito nunca este blog. Hace tiempo que no podía ir allí, pero seguro que ahora puede ver todas las puestas de sol que quiera.
Desde el alto de la Iglesia de A. de Torre


Puestas de sol en el asteroide B612:

Las situaciones que se presentan en “El principito” no pueden ser reales ni el autor lo pretendió, pero sólo por elucubrar y hacer un ejercicio sencillo de geometría, se puede calcular cómo tendría que moverse el principito para ver sucesivas puestas de sol.

En todo el artículo vamos a considerar puestas de sol completas, desde que se oculta por el horizonte la parte inferior del disco solar (los astrónomos dicen "limbo solar"), hasta que lo hace el último punto, el de la parte superior del limbo y nos llega el último rayo de luz.


Supondremos un diámetro del asteroide de 3 metros (como se deduce aproximadamente en los gráficos originales del libro). Si su rotación fuera de unas 20 horas, que es aproximadamente  la media de rotación de los asteroides, y si estuviera situado en la zona central del cinturón principal, desde donde el Sol se vería con un tamaño aparente de solo 0,2º, entonces la puesta (desde que el Sol toca el horizonte hasta que se oculta totalmente) duraría unos 40 segundos con el principito quieto, sentado en la silla.

Luego habría que adelantar la silla al menos 0.2º grados, que en su pequeño asteroide sería apenas medio centímetro, y el escenario estaría de nuevo preparado. Supongamos que se adelantase un poco más por el tiempo que tarde en moverse con la silla y por ver el Sol todavía sin tocar el horizonte para que el espectáculo fuera más completo con el astro rey acercándose, tocando el horizonte y ocultándose totalmente.
El proceso no tiene límite porque el pequeño tamaño del astro hace posible que pueda dar la vuelta completa, volver al lugar inicial caminando despacio sin cansarse y luego dar todas las vueltas que quiera.

¿Hasta qué tamaño de asteroide sería posible?
A pesar de las ilustraciones del libro, que evidentemente no pretenden ser realistas, debemos suponer un asteroide mucho más grande para que el principito pudiera vivir en él. Si el diámetro fuese 1000 veces mayor, de 3 km, y suponiendo el mismo periodo de rotación de 20 horas, tendría que mover la silla más de 5 metros para ver una nueva puesta de sol, y aquí sí que tarda un momento en caminar esa distancia, el Sol he habría ido un poco en ese tiempo y tendría que caminar un poco más.


Cuanto más grande, lógicamente habría que moverse más deprisa de una a otra. ¿Qué distancia puedes recorrer en 20 horas? Divídela entre 2PI (6,28) y tienes el diámetro máximo del asteroide donde podrías emular al principito. (siempre suponiendo que te muevas en su ecuador). Bueno, mejor vete a un asteroide un poquito más pequeño porque hay que tener en cuenta el tiempo de desplazamiento de una puesta a otra.


Por supuesto si rotase más lento se podría ampliar el tamaño del astro, y si rotase mucho más rápido como el asteroide del farolero, no sería necesario moverse y desde el mismo sitio cada minuto se vería ponerse el Sol.

El asteroide del farolero completa su rotación en un minuto, con lo que cada minuto vería una puesta de sol sin moverse, si no estuviera ocupado en encender el farol.





Puestas de Sol en nuestro planeta:

Siguiendo el mismo procedimiento que el principito sería imposible ver varias puestas de sol desde aquí.  Si después de ver una de ellas nos moviésemos hacia adelante (hacia el Oeste) para seguir al Sol poniéndose, deberíamos viajar  a una velocidad de 1280 km por hora en nuestro paralelo (en una latitud media de 40º). En el ecuador aún más deprisa. Pero además deberíamos cogerle una cierta ventaja (0,5º) si queremos ver como se pone el disco solar de un borde al otro. Imposible.

Pero si moviéndonos hacia adelante no es posible, quizás hacia atrás: Podríamos buscar un lugar alto en el horizonte Oeste (Un monte) y después de ver la puesta de sol movernos hacia atrás, hacia el Este, donde todavía pegue el sol y esperar una nueva puesta. Aunque sea muy artificioso, colocándonos a mediodía en el borde de la sombra de un alto edificio, y moviéndonos con ella, podríamos ver ocultarse durante toda la tarde una y otra vez. Pero esto ¿son realmente puestas de sol?

Más natural sería una montaña o un risco que cae con pronunciada pendiente. Pero tomemos una situación mucho más cotidiana para no exagerar. Una pequeña loma de solo 10 metros de altura, que desciende y podemos colocarnos a su pie a 50 metros de la cima (los números son relativos, solo por hacer cálculos), hacia el Este y a partir de ahí el terreno es llano:

El gráfico es solo indicativo, no está a la escala indicada y se han exagerado los ángulos para mayor claridad de la situación.

Con los datos indicados, desde el punto A veríamos ocultarse el Sol cuando su altura fuese de 11º (en el gráfico se ha exagerado). En cuanto se oculta nos movemos rápidamente hacia atrás hasta verlo entero y repetimos la observación. Si somos muy rápidos moviéndonos, teóricamente podríamos verlo ocultarse 22 veces (los 11º a repartir en intervalos de 0.5º que ocupa el Sol), pero en la práctica bastantes menos menos porque en las últimas nuestra velocidad debería ser tremenda. Concretamente deberíamos recorrer en un instante los más de 500 metros que hay desde el punto B hasta el C lo cual evidentemente es imposible.

Pero este inconveniente puede evitarse en un valle encajonado  orientado aproximadamente Norte-Sur, como comprobé yo este verano y he citado antes: El valle del río Bañuelos, con una profundidad de unos 6 u 8 metros, que permite ir subiendo para ver las últimas puestas.

Al final la sombra no corre tanto porque va subiendo y es posible observar las últimas puestas sin tener que moverse excesivamente rápido.
Imagen del pequeño valle, desde el lugar en que ví la última puesta.


La salida de la Luna

Con la Luna lógicamente la situación es similar, aunque lo mismo que siempre se habla más de las puestas de sol que de las salidas, fundamentalmente porque son mucho más observadas debido a la hora, en el caso de la Luna es al revés. Porque solo llama la atención la Luna llena, y ésta lleva los horarios contrarios que el Sol.
Una excepción: la puesta de la Luna llena al final de la noche, un día en que la vi por la ventana y la puede fotografiar entre las prisas de ir al trabajo.

La salida de la Luna llena, o próxima a llena, ocurre al comienzo de la noche, buena hora para observar.
Esa aparición espectacular, a veces rojiza, precedida de una cierta claridad en el horizonte, y que incluso en ocasiones a alguien le parece que es un incendio.
El resplandor de una luna ya menguante el 30-7-18 saliendo de detrás del arbusto en plena noche tres días después del eclipse.

Si queremos ver varias salidas de la Luna, en principio deberíamos movernos hacia el Oeste, al contrario que las puestas de sol, retrasando ahora también la silla que la tenemos mirando al Este.
Puede verse también a primeras horas de la noche la puesta de una luna creciente muy fina,  pero como no tiene un brillo destacado, si no nos fijamos no lo apreciaremos, y siempre es menos espectacular porque la vemos irse, a diferencia de cuando aparece de improviso.


Puesta de la fina Luna creciente camuflada entre las luces del horizonte

Por eso mismo la salida de la luna llena (o casi) puede ser mucho más impresionante que la puesta de sol porque es imprevista, y además se puede uno quedarse mirándola sin problemas y ver los detalles con prismáticos o telescopio.

Como el tamaño aparente de la Luna y el Sol  y la velocidad con que se mueven en el cielo son similares, todos los cálculos nos sirven.
Me puse a pensar en el tema de este post con esta historia simple y un poco tonta, después de que el otro día vi salir la Luna 9 veces seguidas en poco más de media hora,
 pero lo excepcional es que solo tuve que moverme unos pocos metros. (Si, aunque soy de Bilbao, aquí no exagero y te pongo las fotos).

Salidas de la Luna ya menguante, el 13 de agosto de 2018. En cada una de las 9 ocasiones hay 4 imágenes: la primera en el momento en que aparece (con la hora) y la última cuando ya ha salido completamente.

Fue una situación diferente, porque yo no me moví hacia adelante (hacia el Este) o hacia atrás (El Oeste), sino un poco de lado (de Sur a Norte)  paralelo al horizonte por donde salía la Luna, y hacia abajo aprovechando la configuración del terreno de una vaguada, con lo que después de haberla visto, se volvía a ocultar y yo esperaba a que saliera de nuevo.



Desde aquí mismo obtuve (hace 4 años) la primera imagen que puse en el primer post de este blog:



El descubrimiento de ese lugar tan especial fue a la vez buscado y casual: Hace 7 años, después de recorrer kilómetros por el campo, brújula en mano, buscando un lugar desde donde pudiera ver salir la Luna entre árboles, llegué a éste que me sirvió. Con la superluna de agosto de 2014 repetí, hice una larga serie de fotos con el orto completo, y me dí cuenta que moviéndome un poco "hacia abajo" se escondía la Luna y repetí las series varias veces. Este pasado verano fui a propósito a ver cuántas salidas de la Luna completas podrían hacerse y conseguí fotografiar 9.





Otras formas de repetir espectáculos

Por supuesto, hay muchas circunstancias diferentes que pueden permitirnos ver varias puestas o salidas de Sol o Luna.

- La configuración del horizonte: Muchas veces hemos ido en coche y después de ver un amanecer o una puesta, al cabo de un tiempo vemos otra porque la altura del horizonte y nuestra perspectiva ha cambiado al movernos.

- Cambio rápido de altura:
Una vez leí en un libro cuyo título era “El aviador” como un piloto de avión durante la guerra ve amanecer, luego hace un picado para evitar a un enemigo y ya mucho más abajo se sorprende de ver salir el Sol nuevamente.

La experiencia contraria (ver ponerse el Sol en el aeropuerto) y luego al tomar el avión y ascender ver nuevamente el Sol y luego ponerse,  lo conté en "Desde más arriba": 

- Cerca del polo.
En un lugar situado cerca del polo. Por ejemplo, a 5 kilómetros de uno de los polos (latitud 89º57´18´´, el paralelo mide solo 31 km, que teóricamente podría recorrerse “siguiendo” al Sol en 24 horas. El lugar debería ser suficientemente plano, dato que ignoro. Podríamos ver el momento en que se pone el limbo superior del sol, pero no todo el proceso.
Habría que tomar la  fecha en la que el Sol sale y se pone por el horizonte un instante, ya que la mayoría de los días ahí es noche perpetua o día perpetuo. Por ejemplo en el mencionado lugar (latitud Norte) ocurre alrededor del 25 de septiembre.

- En el mismo polo. En los equinoccios teóricamente el Sol recorre el horizonte rozándolo pero sin ocultarse en las 24 horas. En realidad el centro del Sol va un poco más alto por la refracción.
Unos días después del equinoccio de otoño será el limbo superior del Sol el que recorre el horizonte. Moviéndonos hacia el Sol y retrocediendo podríamos ver puestas de Sol durante las 24 horas. De todas formas esto no es como en el resto de los casos en que el observador ha permanecido quieto durante el proceso de puesta.

- En el planeta Mercurio.
Concretamente en el meridiano 90º-270º todos los días hay pos puestas de sol (una detrás de otra) porque el astro rey retrocede en el cielo sin necesidad de moverse el observador, tal como lo conté en "Algo extraño está ocurriendo en Mercurio". 

Como en el artículo se dice, también en esos mismos lugares todos los días el Sol sale dos veces

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