Curiosidades sobre los astros, propuestas de observaciones sencillas, aspectos cotidianos pero poco conocidos, todo ello con un enfoque didáctico.

domingo, 31 de julio de 2016

El asteroide del farolero

Conozco algunas personas que motivadas por su afición a la Astronomía leyeron con curiosidad “El Principito”, la conocida obra de Antoine de Saint-Exupéry, y algunas más que después de haberlo leído se interesaron por el mundo de los astros.

Hoy 31 de julio se cumplen los años, exactamente 72, de la desaparición de su autor, alguien que sin ser astrónomo ha hecho que mucha gente se acerque a la Astronomía.

Ello a pesar de que en su obra más conocida describió algunos astros de manera absurda e imposible desde el punto de vista científico, pero los utilizó como recurso para contar hermosas historias de sentimientos, contradicciones y belleza del alma humana.

“El principito” o “Le petit prince” como es su título original en francés, aparentemente es un librito de relatos para público infantil, pero solo aparentemente. Yo cada vez que lo ojeo descubro algo nuevo, profundo o entrañable, escondido en los a primera vista simplones relatos de los personajes que habitan en unos curiosos asteroides.

Como seguramente ya lo habrás leído, no te cuento la historia y solo recordaré luego unos párrafos muy concretos. 

Hace unos años me impuse la tarea de buscar entre la multitud de asteroides conocidos, algunos que por alguna circunstancia fueran similares a los que aparecen en la obra. Puede parecer una tarea absurda y casi condenada al fracaso, porque eso de encontrar uno de estos pequeños asteroides donde pudiera florecer una rosa o corretear un cordero, no había por donde cogerlo.

Sin embargo, uno de ellos lo encontré. El que más difícil parecía: El asteroide del farolero.
Su principal característica era que había acelerado su rotación, en principio muy lenta, y ahora en un solo minuto daba la vuelta completa sobre su eje, como se narra en la conversación entre el principito y el farolero que aparece a continuación:


 —¡Buenos días! ¿Por qué acabas de apagar tu farol? —Es la consigna —respondió el farolero—. ¡Buenos días! —¿Y qué es la consigna? —Apagar mi farol. ¡Buenas noches! Y encendió el farol. —¿Y por qué acabas de volver a encenderlo? —Es la consigna. —No lo comprendo —dijo el principito. —No hay nada que comprender —dijo el farolero—. La consigna es la consigna. ¡Buenos días! Y apagó su farol. Luego se enjugó la frente con un pañuelo de cuadros rojos. —Mi trabajo es algo terrible. En otros tiempos era razonable; apagaba el farol por la mañana y lo encendía por la tarde. Tenía el resto del día para reposar y el resto de la noche para dormir. —¿Y luego cambiaron la consigna? —Ese es el drama, que la consigna no ha cambiado —dijo el farolero—. El planeta gira cada vez más de prisa de año en año y la consigna sigue siendo la misma. —¿Y entonces? —dijo el principito.
—Como el planeta da ahora una vuelta completa cada minuto, yo no tengo un segundo de reposo. Enciendo y apago una vez por minuto. —¡Eso es raro! ¡Los días sólo duran en tu tierra un minuto!



Encontrar un asteroide que tuviera una rotación tan rápida, y además el hecho de que se hubiera reducido progresivamente su periodo, con lo que se sabía hasta hace unos años parecía totalmente imposible.
Pero en realidad no lo es, y el asteroide del farolero ya ha sido encontrado. Los astrónomos le llamamos 2008 HJ, y además ya sabemos qué es lo que ha originado el que el pobre farolero no tuviera un momento de reposo.

El periodo medio de rotación de los asteroides es de unas 20 horas y se sabe que, aunque 2008 HJ giraba antes mucho más despacio, actualmente tarda solo 47 segundos en completar una rotación. Yo, en broma, suelo decir que eso es ahora, pero posiblemente cuando Saint-Exupéry escribió la historia hace ya unos cuantos años, sería un minuto.

La situación parece muy extraña, porque en general la rotación de un astro se mantiene casi constante durante largos periodos de tiempo. Si varía, suele ser de manera lentísima debido por ejemplo al efecto marea, y no debería modificarse bruscamente a no ser que ocurriera algún fenómeno cataclísmico como un choque cósmico que le hiciera cambiar de pronto y una sola vez.

Sin embargo, cuando se empezaron a obtener y estudiar datos de la rotación de los asteroides, se vio que en general aunque el periodo se apartaba poco de la media, entre los asteroides de pequeño tamaño se encontraron unos cuantos que giraban mucho más lento o mucho más rápido. Se supuso que debía haber un fenómeno efectivo que ocasionara este cambio relativamente rápido y continuo, y se encontró.

Es el llamado efecto Yarkowsky que actúa en asteroides pequeños, de forma irregular y diferente albedo (terreno más claro u oscuro) en distintos lugares de su superficie.
Según la posición de la zona oscura, la rotación se acelerará o se frenará porque el asteroide se calienta en la cara donde es de día de manera no uniforme, ya que las zonas oscuras absorben más radiación y luego esto tiene una curiosa influencia en la rotación como se representa en el siguiente gráfico:
Dos asteroides con la misma forma que tengan una zona oscura en diferente lugar.
Cuando en la zona oscura es de día (en la posición A de ambos gráficos), ésta se calienta más que el resto. Luego, cuando allí se hace de noche (B), ese calor es expulsado al espacio y actúa como pequeños jets que producen una fuerza de reacción (flecha azul) que en el caso del asteroide del recuadro de la izquierda va en el sentido de la rotación y se acelera ésta, y en el del gráfico de la derecha va en sentido contrario y la frenará.

En el gráfico se ha representado un ejemplo extremo, y en general el efecto final puede ser el resultado de lo que ocurre en pequeñas zonas situadas en diferentes lugares de la superficie. Si el asteroide es aproximadamente esférico y su superficie tiene una tonalidad uniforme, estos efectos se compensan y el periodo de rotación no cambia.

El efecto Yarkowsky tiene otra consecuencia en una ligerísima modificación de la órbita del asteroide como consecuencia de su cambio en el periodo de rotación, y eso tiene gran importancia en los asteroides que se acercan mucho a la órbita de la Tierra porque esa pequeña modificación podría hacer que chocara con nuestro planeta o que nos librásemos del impacto. Pero eso es otra historia para tratar en alguna otra ocasión.

No es solo en ese aspecto de la aceleración de la rotación en lo que 2008 HJ se parece al  asteroide del farolero, sino también en el tamaño. El asteroide del farolero era el más pequeño de los que visitó el principito y 2008 HJ es un asteroide muy pequeño, de menos de 25 metros y podría considerarse que está en el límite inferior de lo que puede ser un asteroide, porque si fuese más pequeño entraría en el rango de meteoroide.
Aunque el límite que suele ponerse entre ambos es de “unos 50 metros”, 2008 HJ es una roca muy compacta o un bloque metálico, porque si no ya se habría desintegrado a causa de la fuerza centrífuga por su rápida rotación. Y con esas características seguiría estando dentro del grupo de los asteroides porque si impactase con la Tierra no se desintegraría en la atmósfera, y ese es el criterio que diferencia los dos grupos de astros.


Saint-Exupéry con su avión
Siempre ha habido ilustres personajes visionarios que se adelantaron a su época con diseños o relatos que después de muchos años se hicieron realidad. Quizás el más famoso en el mundo de la literatura fuera Julio Verne, pero ni a él se le ocurrió describir algo tan aparentemente descabellado, que tiempo después se viera que era real. Porque la evolución de este asteroide es tal cual.

Parece evidente que Antoine de Saint-Exupéry no fue un visionario ni que tuvo una intuición fuera de lo normal en este campo, y que todo fue una casualidad. 

Pero la similitud entre los dos astros no deja de ser sorprendente, y en este caso me ha servido como excusa para “hablar de su libro”.




- El asteroide B612 existe.
En una ocasión metí la pata durante una conferencia citando este tema, y precisamente en Francia, la patria de Saint Exupery.

Hablando de asteroides, quise hacer una concesión a la galería y mencioné el asteroide del principito, el B612, que desde luego no se ajusta a la terminología oficial que se utiliza para designar a estos astros (se utiliza un número seguido de un nombre propio si es un asteroide destacado), y parafraseando a Saint Exupery en boca de uno de sus personajes, utilicé una de las frases más hermosas del libro:
- Parece ser que el asteroide B612 en realidad no existe porque nadie lo ha visto, - Dije yo- pero nunca se sabe porque “lo importante no se ve con los ojos, sino con el corazón".

Aunque yo no me enteré hasta después de acabar la charla, cuando alguien me lo chivó, una persona del público comentó a los de su alrededor que sí. Que el asteroide B612 sí existe.

Los franceses, que tanto valoran lo suyo y, en general, tanto admiran a Saint Exupery, han conseguido que uno de los asteroides del cinturón principal lleve ese nombre, y además por partida doble, aunque sea un poco camuflado. 
Efectivamente, la comisión de nomenclatura de la Unión Astronómica internacional aceptó la propuesta de designar como “Besixdouze” (Bseisdoce en francés) al asteroide  46610.  Y no se eligió a uno cualquiera, sino precisamente a ese cuyo número en sistema hexadecimal se escribe B612.

  
Así mismo hay otros dos asteroides cuyo nombre está relacionado con este tema: 2578 Saint-Exupery, y  un pequeño satélite (del asteroide 45 Eugenia) se llama 45 Eugenia 1 Petit-prince.

-  Peligro de caerse hacia arriba
Un dato anecdótico es que el farolero debería agarrarse continuamente a su farol porque en un asteroide que gire tan rápido y sea tan pequeño, la fuerza centrífuga es superior a la fuerza de la gravedad, y cualquier objeto o persona que estuviera en su superficie en un lugar no muy cercano a los polos, saldría despedida hacia fuera. 
Usando el clásico ejemplo de Newton, si el farolero sacase de su bolsillo una manzana para comerla deprisa mientras hace su trabajo y con el ajetreo se le va de la mano, “la manzana se caería hacia arriba”

- 2008 HJ y los coorbitales terrestres.
Ya que hace muy poco hablé de los asteroides coorbitales terrestres, tengo que decir que 2008 HJ no es de esta familia, pero está emparentado con ellos. Es un NEO (objeto cercano a la Tierra)  de periodo ligeramente superior a los dos años (761.5 días = 2.09 años). 
Cada dos años se acerca a la Tierra y aunque no he podido contrastar este dato, es muy posible que sufra la influencia gravitatoria de nuestro planeta y modifique su órbita, alternativamente aumentando y disminuyendo ligeramente su periodo y evitando así un acercamiento excesivo, de manera similar a los coorbitales de periodo cercano a un año y tenga una órbita relativa de herradura como algunos de ellos.

En 2008 estuvo muy cerca (debido a esta circunstancia fue descubierto) por detrás de la Tierra en su camino alrededor del Sol, ahora cada vez se acerca menos pero dentro de unos años se irá acercando cada vez más por delante y en 2033 estará muy próximo. 
Quizás podamos examinarlo entonces con detalle y ver si el farolero sigue cumpliendo su trabajo o tuvo que emigrar en busca de mejores condiciones laborales.

2 comentarios:

  1. Cada día me sorprende más tu capacidad de “curiosearlo” todo. Qué envidia!!! (de la sana)

    Muy interesante tu búsqueda y tus hallazgos. Gracias por hacerme disfrutar del libro desde este otro punto de vista

    “El Principito”, como sospecho ya sabes, es también uno de mis libros favoritos y coincido contigo en que me sorprende con hallazgos (en mi caso literarios) cada vez que lo releo y en que no es nada sencillo hacérselo entender a los niños.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Kruchi. Si, lo sospechaba por algo que hay por ahi ... y lo pensé cuando escribí la entrada.
      Por cierto, se me acaba de ocurrir al volver a ver las imágenes ... Por el peinado o el pelo del farolero, ¿No se representaría Saint-Exupéry a sí mismo y estaría protestando porque no cambiaban la consigna a pesar de haber cambiado la situación?

      Eliminar