De vez en cuando los viajes al cuarto planeta se ponen de moda. Bien sea por la
llegada de una nueva sonda, la presentación de proyectos de futuros viajes,
algunos dudosamente viables, o como en
este caso por el estreno de una nueva película de ciencia ficción que en parte
se desarrolla en el planeta rojo.
La película MARTE (the martian) ha sido por tercera semana la película más
taquillera. Está claro que por la trama y el desarrollo ha tenido muy buena
acogida entre el público en general y, lo que es más difícil, también entre los
aficionados a la astronomía.
En la mayoría de los aspectos la documentación ha
sido adecuada, se han cuidado los detalles, no es la típica película de ciencia
ficción fantasiosa, sino que se hace creíble y no hay muchas “licencias”.
Algunas sí: abc-martian-fallos- Daniel-Marín-enNaukas Pero es curioso que entre entre las que aquí, o en otros artículos se mencionan no
aparece el tema de la extraña duración de los viajes.
Es muy probable que sea porque se suponga que en un futuro este aspecto tenga muy poco que ver con los parámetros que se manejan hoy en día.
Las condiciones de Marte o las leyes físicas no van a cambiar y podemos buscar el gazapo. Pero los sistemas de propulsión probablemente cambiarán, parece que en la novela en la que se basa el film se cita el uso de propulsión iónica, que hoy es una utopía, y por eso parece que no pueda analizarse o criticarse este aspecto. Sin embargo la situación es sorprendente porque, si examinamos los parámetros en que se pueden realizar hoy los viajes a Marte, veremos que en la película se citan duraciones de viaje mayores que las actuales. Hoy, con los métodos de propulsión que se usan, no se puede tardar tanto en ir a Marte.