Curiosidades sobre los astros, propuestas de observaciones sencillas, aspectos cotidianos pero poco conocidos, todo ello con un enfoque didáctico.

viernes, 11 de agosto de 2017

Habrá que hablar de las perseidas

Se está anunciando por todas partes y ya está aquí la lluvia de estrellas fugaces más esperada del año en el hemisferio Norte: las Perseidas o Lágrimas de San Lorenzo.
Pequeñas partículas que se desprendieron del cometa Swift Tuttle y que estos días se desintegran en la atmósfera terrestre dejándonos ese rastro luminoso que los astrónomos llamamos meteoros y que la tradición invita a pedir un deseo.

Parece que es obligatorio hablar del tema y hasta tal punto, que incluso le sacan chistes que solo tienen sentido por todo lo que se oye en todas partes sobre ellas.


También estas ocasiones, con un asunto difundido todos los años y esperado, son aprovechadas para lanzar bulos absurdos.
Esto es algo que desgraciadamente se está poniendo de moda, como si hubiera un concurso para ver quien dice el mayor disparate: Lanzar una noticia absurda como si fuera cierta, y a ver cuánto se difunde. Parece que cuanto más gorda sea la mentira, a más gente le llega. 

Este es un claro ejemplo:
Traducción del texto completo:
"¡Prepararse! La lluvia de meteoros más brillante en la historia humana registrada, está sucediendo.
Va a haber una lluvia de meteoros el 12 de agosto de 2017. Según los astrónomos, esta será la lluvia más brillante en la historia humana registrada. Se iluminará el cielo nocturno y algunos de ellos incluso podrían ser visibles durante el día. Esta lluvia de meteoros está siendo considerada como una oportunidad única en la vida porque la próxima lluvia de meteoros de este tipo será después de 96 años"
.
Rotundamente NO. 
Todas las afirmaciones, excepto el que “va a haber una lluvia de meteoros el 12 de agosto de 2017” son totalmente falsas y absurdas.
No solamente este año las Perseidas no serán la lluvia más excepcional de la historia, sino que no tendremos tantas como el pasado 2016.

De todas formas, tengo que decir que ahora sí merece la pena mirar el cielo. Si hace solo un par de semanas expresaba mi opinión contraria al anuncio para el público en general de las numerosas lluvias de estrellas que a lo largo del año se producen porque crean falsas expectativas y normalmente nadie no interesado especialmente en el tema suele ver nada, esta vez sí.
No será demasiado, y para muchas personas supondrá una nueva decepción porque esperan mucho más de algo que se anuncia repetidamente, pero está bien que al menos una vez al año la gente se interese por temas astronómicos y miren hacia arriba.


Las Perseidas de 2016 y las de 2017

Todas los años no se dan las mismas circunstancias y las lluvias no son iguales.
El momento del máximo varía ligeramente por distintos motivos, y también la fase de la Luna cuya luz nos puede molestar, es un factor clave. Según sea esa fase, además de su diferente brillo, las horas en que aparecerá por encima del horizonte y nos dará su (en este caso) no deseada compañía serán distintas. 

Este año 2017 la noche del 12 al 13 será la mejor, cuando está previsto que puedan verse un mayor número de estrellas fugaces. Como hay luna menguante nos molestará durante la madrugada que suele ser cuando más meteoros pueden verse, pero no así las primeras horas de la noche que es cuando más gente está dispuesta a mirarlas.

Ya dediqué un extenso post a las Perseidas el año pasado . Si quieres más detalles o consejos para ir a observarlas … allí están. 
Cerré aquel artículo sobre la lluvia de meteoros hace un año con la incógnita de si se vería la anunciada breve pero intensa tormenta a las 23:23 del día 11. Aparecieron muchos, pero atareado dirigiendo una observación pública, solo puede deducir que en esos momentos la tasa aumentaba pero, aún sin hacer conteos, está claro que no llegó a lo anunciado.

11-8-2016. La lluvia de las “Lágrimas de S. Lorenzo”, como también se conoce a las Perseidas, es una buena excusa para organizar observaciones astronómicas públicas. Mientras la mayoría de espectadores tumbados en el suelo esperan la aparición de los meteoros, otros se disponen a observar algún astro por el telescopio (Estos años Saturno está a tiro en estas fechas a principio de la noche), porque si limitamos solo a intentar ver estrellas fugaces puede resultar frustrante para muchos de los asistentes.

Luego de madrugada, estando yo solo, si. En una hora (entre las 5 y las 6) pude contar 86 meteoros, cubriendo solo una porción de cielo, lo que indica que la THZ (tasa horaria cenital) fue de varios cientos.

Este año se verán muchas menos.
No es porque 2017 sea un mal año para las Perseidas de por sí, sino porque lo de 2016  fue excepcional. Ello fue debido a la influencia de Júpiter que con su atracción gravitatoria desvió hacia nuestro planeta muchas partículas que de otro modo no se hubieran cruzado con la Tierra en su camino.
Cada 12 años (aproximadamente), el planeta gigante pasa cerca de la órbita del cometa llena de restos (meteoroides) dejados en diferentes pasos y esparcidos en las proximidades  de esa órbita, por lo que puede afectarlos gravitatoriamente y desviarlos hacia nosotros. Por eso es frecuente que precisamente cada 12 años haya una mayor intensidad de perseidas. Había ocurrido en 2004, por tanto se esperaba también en 2016, y efectivamente así fue.  Este año no toca.



Relacionado con ello, se habló de una supuesta resonancia de Júpiter con el cometa. Son temas diferentes porque no es lo mismo que Júpiter actúe sobre el cometa o sobre los restos esparcidos por toda su órbita. Pero como el año pasado ocurrió lo segundo, se habló en muchos sitios de lo primero. Este año no lo he oído citar.

De todo esto hablé en el mencionado artículo el pasado año, y hoy solo iba a añadir el asunto de la resonancia, que en aquella ocasión finalmente decidí dejarlo aparcado porque me salió un post demasiado largo, y pensaba presentarlo ahora como un nuevo capítulo sobre resonancias orbitales gravitatorias, un tema quizás demasiado técnico y árido, que anuncié incluso en el anterior post hace solo tres días.

Pero es un tema complejo, muy diferente a otras resonancias gravitatorias que ya he tratado un par de veces en este blog, los números y las situaciones geométricas no cuadran con lo que suele ser habitual y las causas tampoco. 
Según la definición que se suele dar, "En mecánica celeste, se dice que hay resonancia orbital cuando las órbitas de dos cuerpos tienen períodos cuya razón es una fracción de números enteros simple. Ello significa que se ejercen una influencia gravitatoria regular"

Está claro que este caso es diferente, porque no se cumple lo primero, ni lo segundo.
Soy matemático y las primeras cuestiones las veo claras, pero los motivos son asuntos de física, y en estas circunstancias suelo pedir ayuda a mi asesor particular, que en este caso no ha dado el visto bueno a mis deducciones.

Por ello debo pedir disculpas al no publicar lo anunciado. Como la fecha de la lluvia de las Perseidas está ahí no puedo retrasar más la publicación de este post, pero quizás lo demos alguna vuelta, y hable de ello más adelante.

Mientras tanto, como en estos casos hay que pedir un deseo, el mío es que disfrutes con las "Lágrimas de San Lorenzo"

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