Curiosidades sobre los astros, propuestas de observaciones sencillas, aspectos cotidianos pero poco conocidos, todo ello con un enfoque didáctico.

viernes, 1 de marzo de 2019

El borde de la noche


Siguiendo con el tema del artículo anterior, con la duración de la noche, en éste se matiza su comienzo y final. Porque aunque digamos que es de día cuando el Sol está sobre el horizonte y que es de noche en caso contrario, lo cierto es que el paso de una a otra no es instantáneo.

¿Cuándo empieza la noche?
Depende. Hay varios criterios diferentes.

Después de que se pone el Sol, hay un periodo en que poco a poco el ambiente se va oscureciendo. Unos momentos casi mágicos en que los colores del cielo suelen mostrarnos unas tonalidades especiales, frecuentemente rojizas, de una gran belleza. Lógicamente después de haberse puesto el Sol, éste va bajando tras el horizonte y el cielo va tomando distintos tonos cada vez más oscuros. Es el crepúsculo.
Júpiter y Spica aparecen en el cielo crepuscular.   Julio de 2017

Si llamativo es el cielo y el horizonte por donde se ha puesto el Sol, también puede parecernos especial si miramos en sentido contrario, hacia el Este, porque posiblemente podamos ver entre unos 10 y 20 grados de altura una banda de color rosado o morado, muy diferente a los colores rojos del atardecer, a la que se le llama el cinturón de Venus.
El color rosa del arco se debe a la dispersión de la luz del Sol, enrojecida al atravesar la atmósfera.

 Y por la parte inferior del cinturón de Venus, entre éste y el horizonte, aparece  una franja oscura que es la sombra de nuestro planeta proyectada en la atmósfera. Según el Sol va bajando por debajo del horizonte Oeste, la sombra de la Tierra aparece por el Este subiendo. Muchas veces se aprecia claramente un cambio brusco de tonalidad, de un azul todavía claro, a una zona casi negra.
El cinturón de Venus y la sombra de la Tierra se aprecian en esta preciosa imagen de Christine Churchill

Algo similar ocurre antes de amanecer. Si nos levantamos cuando todavía es de noche, veremos que poco a poco el cielo va clareando y, si está despejado, en un momento da la sensación de que ya hay claridad suficiente y que el Sol debe estar a punto de salir, pero parece que se hace de rogar y tarda más de lo que debiera. En este caso mirando hacia el Oeste podría apreciarse también el cinturón de Venus, que va bajando hacia el horizonte.


Pero sea poco después de irse el Sol o antes de salir éste, no puede hablarse de “noche” porque en el ambiente hay una luz que corresponde al día. Al contrario que en la Luna o en Mercurio, el día y la noche no empiezan ni acaban de repente porque la atmósfera de la Tierra refracta la luz del Sol cuando está ligeramente por debajo del horizonte y hay un relativamente largo periodo en que la cantidad de luz ambiente va cambiando gradualmente.
El crepúsculo vespertino, que hemos apreciado casi todos los días, y el matutino que, sobre todo en verano, nos puede pillar en la cama.

¿Cuánto dura el crepúsculo?
Se suele hablar de 3 tipos de crepúsculos diferentes, según cuándo se considere que la oscuridad es suficiente para determinar que haya comenzado la noche. Para ello se toma como referencia la altura del Sol bajo el horizonte, que aunque no se vea, lógicamente se puede calcular. 
El crepúsculo vespertino empieza con la puesta de Sol hasta una determinada referencia, o en el caso del matutino desde esa referencia hasta la salida del Sol.
Puesta de sol real, puesta teórica (Sol a 0º de altura) , y final de cada uno de los 3 crepúsculos.

a) -El crepúsculo civil transcurre desde la puesta de sol hasta que éste se encuentra a -6º (6º bajo el horizonte) Durante este periodo en las tardes despejadas se ve suficientemente con la luz ambiente y no es necesario encender las farolas. De la misma manera por la mañana desde que el Sol está a -6º hasta que aparece por un horizonte de altura cero será el crepúsculo civil matutino
Durante parte de este crepúsculo pueden verse estrellas brillantes y planetas y, como se ha dicho, se ve bien sin necesidad de luz artificial.
La Luna, Venus y Mercurio en el crepúsculo civil matutino. Febrero de 2016, Orozko (Bizkaia)

Si el cielo está nublado la claridad será mucho menor, las luces automáticas que detectan la intensidad de la luz ambiente se encenderán antes, pero lógicamente no se puede cambiar el concepto de crepúsculo en función de algo muy relativo.

b) -El crepúsculo naútico transcurre hasta que el Sol está a 12º por debajo del horizonte (o desde los 6º hasta los 12º, según interpretaciones). En esas condiciones el cielo está oscuro en su mayor parte, se ven estrellas y se distinguen constelaciones, y se puede ver la línea del horizonte, que necesitaban los marinos para tomar alturas de estrellas para utilizar la navegación astronómica. De ahí su nombre.
Orión, en el crepúsculo naútico matutino. Araúzo de Torre (Burgos)

c) -El crepúsculo astronómico, dura hasta cuando el Sol está a 18º por debajo del horizonte (o desde los 12º a los 18º)
Al final del crepúsculo astronómico el cielo está negro y ya se ven estrellas hasta la sexta magnitud (todas)


Casiopea y Andrómeda al final del crepúsculo astronómico vespertino. Incluso se aprecia levemente la galaxia M 31. Desde Araúzo de Torre (Burgos)



La duración de los crepúsculos varía con la latitud y la fecha porque el Sol no se pone en vertical, y la inclinación de su trayectoria depende de esos factores.

- Para una latitud intermedia (por ejemplo 40º) el crepúsculo civil dura 29 minutos en los equinoccios y 33 en los solsticios. Y en total de los 3 crepúsculos (los vespertinos desde la puesta de sol hasta el final del crepúsculo astronómico) 1h 35m en los equinoccios, 2h 11m en el solsticio de verano y 1h 42m en el de invierno.

Crepúsculos matutinos en la latitud 40º

- En el ecuador, y en general en las zonas tropicales, los crepúsculos son más breves (los crepúsculos civiles entre 22 y 24 minutos) porque el Sol baja casi en vertical y alcanza más rápidamente las cotas límite.


- Lo contrario ocurre en los círculos polares, en que los crepúsculos son muy largos y allí lógicamente no hay crepúsculo en el solsticio de verano porque el Sol no se oculta. En fechas próximas habrá un breve crepúsculo civil.


En el mismo polo en todo un día la altura del Sol apenas cambia, en primavera y verano al ser siempre de día no hay crepúsculos. En otoño e invierno cada uno de los crepúsculos se da en determinadas fechas y de manera continua.


Desde que el Sol se oculta (poco después del equinoccio de otoño) hasta 15 días después hay una evidente claridad de manera continua como corresponde al crepúsculo civil.  
Los otros 15 días siguientes será crepúsculo naútico y luego durante otros 20 días el crepúsculo astronómico, seguido de una noche oscura de solo  50 días, y el ciclo se repite en sentido inverso con los crepúsculos matutinos hasta el equinoccio de primavera en que el borde superior del Sol aparece rozando el horizonte teórico.

Eso significa que en los polos solo hay 50 días (noches) al año de total oscuridad.

Otro factor importante
Siempre hay muchos elementos objetivos y subjetivos que al observador pueden influirle para que tenga una  sensación determinada sobre la duración del crepúsculo.

Evidentemente la meteorología. Dos días seguidos, si en uno de ellos está despejado y en el otro el cielo está parcialmente o totalmente cubierto, en éste último oscurece mucho antes. Incluso aunque por un claro hayamos visto ponerse el Sol prácticamente a la misma hora. 
Las condiciones concretas o habituales de la zona, de humedad u otros factores ambientales, rurales o urbanos, amplitud del paisaje, hora de encendido de la iluminación artificial, etc. también podrían influir. Incluso la rutina diaria que haga que uno esté atareado y no se fije bien ni de manera continua, comparado con situaciones en que podamos estar más relajados y abiertos a las percepciones ambientales.

Pero hay un factor decisivo en esta percepción de la duración del crepúsculo, y es la altura del horizonte por donde se pone el Sol ya que nos determina la idea subjetiva del comienzo del mismo. Todos los datos se han dado considerando el comienzo del crepúsculo cuando el Sol se pone en un horizonte de altura cero, que muy pocas veces ocurre. 
Pero a un observador que vea ponerse el Sol mucho antes porque lo haga por un horizonte elevado, le parecerá que ya ha empezado el crepúsculo y su duración, para él, será por tanto mucho mayor que la teórica. El final subjetivo del mismo no está tan condicionado por la altura del horizonte local, ya que la oscuridad del cielo depende de la posición del Sol bajo el horizonte teórico debido a la curvatura de la Tierra.

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