Curiosidades sobre los astros, propuestas de observaciones sencillas, aspectos cotidianos pero poco conocidos, todo ello con un enfoque didáctico.

viernes, 10 de julio de 2020

El día perdido

A pesar de que la actualidad astronómica es el excepcional cometa NEOWISE y que he prometido escribir algo con datos técnicos sobre el mismo y posibilidades de su observación desde distintos lugares, estoy liado con muchas tareas y sin tiempo. 

Entre otros temas, hoy imparto una ponencia en las JORNADAS DE EDUCACIÓN EN ASTRONOMIA, organizadas desde Argentina, donde está previsto que yo intervenga (vía telemática) a las 22:00 hora oficial en España, y podrán seguirse en https://www.youtube.com/channel/UC82oHMEnELsY7Yf_KL5SQ3Q/live 

Así que ahora toca publicar este curioso artículo que tenía preparado desde hace semanas y debe salir necesariamente en esta fecha.
En un par de días espero volver con el cometa y ahora pido disculpas si se han difundido los resultados de mis observaciones por lugares donde este astro no es visible y se hayan producido frustraciones en lectores del hemisferio sur, por no advertirlo.

El tema de hoy es muy diferente:
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Hace hoy exactamente 498 años, unos osados marinos perdieron un día.

Seguro que conoces la obra de Julio Verne “La vuelta al mundo en 80 días” y probablemente habrás admirado su ingenio al darse cuenta del día que ganaron los personajes de su novela al dar la vuelta al mundo, lo que les permitió ganar la apuesta cuando pensaban que el plazo ya se había cumplido y la habían perdido.

Sin embargo es posible que este asunto no se le ocurriera al visionario escritor, sino que se hubiera basado en lo que sucedió en la primera vuelta al mundo.

Juan Sebastián Elcano después de mil peripecias y haber circunnavegado el planeta viajando hacia el Oeste, llegó con sus hombres a Cabo verde el miércoles 9 de julio de 1522. 

O eso pensaba él, porque los tripulantes de su nave se extrañaron de que los nativos “decían que era jueves”
Documento recogido en la exposición del Museo Marítimo de Bilbao sobe la primera vuelta al mundo, donde se cita la extraña circunstancia.

Porque, efectivamente, en realidad era día 10 jueves, ya que a diferencia de la novela de Verne, los viajeros habían perdido un día al viajar en sentido contrario. 
Aunque oficialmente el viaje comenzó en Sanlúcar de Barrameda el 20 de septiembre de 1519 y concluyó casi 3 años más tarde, el 6 de septiembre de 1522 en ese mismo puerto, puede considerarse que en realidad la vuelta al mundo se completó realmente hace hoy 498 años en las inmediaciones de Cabo Verde porque es cuando, navegando hacia el Oeste, llegaron a una misma longitud geográfica cruzándose el camino de ida y el de vuelta. Ya que en el último tramo, de Cabo Verde a Sanlúcar en realidad retrocedieron hacia el Este (aunque no directamente, por estrategia político-comercial y evitar problemas con los portugueses)

Aquí están los detalles del itinerario y las fechas:
Tomado de Magellan_Elcano_Circumnavigation-fr.svg: Sémhurderivative work: Armando-Martin (talk) - Magellan_Elcano_Circumnavigation-fr.svg, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=15231454

Aunque en ocasiones se explican estas historias del día ganado o perdido mediante razonamientos no muy fáciles de seguir sobre el tema de cruzar la línea de cambio de fecha (situada en el Pacífico) en este caso eso no tiene mucho sentido porque en aquella época esa línea imaginaria no existía. En cada lugar se contabilizaban las fechas según su calendario, diferente en las distintas culturas, y no importaba demasiado la fecha que fuese en otro punto del mundo ya que no había comunicaciones en tiempo real.

El tema es que al comenzar el viaje en un punto concreto y volver a él, cuántos días han pasado en ese lugar para alguien que ha permanecido allí, en el tiempo transcurrido entre la partida y la llegada. Cuántas puestas de Sol o cuantos amaneceres. 

Los marineros que habían completado una vuelta al mundo viajando hacia el Oeste vivieron un día menos (una puesta de Sol menos) que los nativos de Cabo Verde, pero fueron días más largos, de 24.023 horas de promedio (24 horas y 1.4 minutos). 
Digamos que si ambos (nativos y marineros) hubieran tenido relojes precisos y hubiera coincidido la hora del paso del meridiano de Cabo verde en la salida (pongamos el 15-9-1519) y en llegada el 10-7-1522, en ambos habrían pasado 24696 horas. Que son exactamente 1029 días de 24 horas y 1028 días de 24 horas y 1.4 minutos. 

De la misma manera, el protagonista de la novela de Verne creyó que había perdido la apuesta porque antes de llegar a completar el viaje había visto ponerse el Sol 81 veces. En el momento en que se presentó en el Reform Club de Londres estaban a punto de cumplirse 80 días de 24 horas, pero él había vivido 81 días de horas 23 horas y 42 minutos (de promedio). 
El viaje en la novela de Julio Verne, en sentido contrario que el de Elcano: De Andru.p.b - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=26519974 

No dejan de ser curiosas las consecuencias que estas dos historias, la ficticia y la real, tuvieron en sus protagonistas. Si bien Phileas Fog pudo ganar la apuesta de acabar su periplo en 80 días, cuando ya pensaba que la había perdido, los bravos marineros al mando de Elcano cometieron pecado al actuar contra los mandatos de su religión, aunque fuera de manera involuntaria: Al día siguiente de llegar a tierra después de la larguísima de travesía marítima pudieron aprovisionarse y comer carne, lo cual no deberían haber hecho por ser viernes, y la rigurosa norma de abstinencia implantada ese día de la semana. Pero ellos creían que era jueves. 

No sabemos cuál sería la penitencia que les impondría el confesor en aquellos tiempos en que para quien no tenía dinero con el que pagar las bulas, o poder para arreglarlas a su gusto (*), las normas eran rígidas y el desconocimiento de las circunstancias del hecho no justificaba su incumplimiento. 

(*) Como anécdota, suele contarse que una determinada orden monástica consiguió obtener una bula por la cual dentro de su monasterio el conejo era pescado y así los viernes podían comerlo. 

Siguiendo con las anécdotas, si algo les preocupó a los marineros por su error en la fecha fue el mencionado asunto religioso. Y precisamente la búsqueda de un sacerdote fue lo que le hizo percatarse a Fog del suyo. Aunque no era para confesarse, sino para que celebrara su boda con la mujer que encontró, y de la que se enamoró, en su viaje.

Quizás yo debiera haber esperado 2 años para publicar este post y que los números salieran redondos, ¡justo los 5 siglos! Incluso pensé hacerlo, pero quien sabe qué ocurrirá en el tercer planeta para entonces. 


Las dos líneas de cambio de fecha. 

No solo dando la vuelta al mundo se puede ganar o perder un día. Aunque la situación es diferente, cualquier persona puede cambiar de fecha sin necesidad de hacer un largo viaje. Con solo dar un paso se podría ir al día siguiente o al anterior. 

Diariamente cuando llegan las 0:00 hora oficial vigente en el lugar en que estemos, entra en vigor la fecha siguiente para nosotros. Sin salir de casa no podemos elegir el momento ni, por supuesto retroceder a la fecha anterior. Pero ambas cosas son posibles, y a la hora que nos apetezca, si atravesamos una de las líneas del cambio de fecha. 

Aunque habitualmente suele hablarse de la línea de cambio de fechas situada en el pacífico, en principio situada en el meridiano en una longitud geográfica 180º, aunque bastante modificada posteriormente por diversos motivos, en realidad existen dos de estas líneas.

La del pacífico es fija y nos pilla un poco lejos para darnos el capricho de ganar o perder un día en un momento, pero la otra se va desplazando por todo el planeta hacia el oeste. De esto ya escribí hace tiempo  en el artículo “En qué fecha estamos” y, tal como allí recogí, la situación incluso se complica más durante algunos momentos en que hay 3 fechas diferentes en vigor.

La otra línea de cambio de fecha se va moviendo hacia el Oeste y se va situando entre la zona horaria en que oficialmente sean las 23 horas, y la inmediata situada al Este donde ya se han cumplido las 24 y por ello ha cambiado ya la fecha.
Quizás pueda haber alguien pensando en celebrar el año nuevo un montón de veces seguidas, situándose por ejemplo junto a la frontera hispano-portuguesa un 31 de diciembre y pasando la línea continuamente de un lado a otro durante los 60 minutos, con un montón de uvas en la mochila.

Caminando sobre este puente podríamos cambiar de fecha hacia adelante o hacia atrás continuamente: celebrar numerosas veces el cambio de año, o la llegada de un aniversario señalado, o simplemente alargar una hora más ese inolvidable fin de semana, cuando nuestro reloj nos diga que ya ha llegado el lunes.

Desde luego, no habría que viajar tanto como los primeros hombres que perdieron un día.

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