Curiosidades sobre los astros, propuestas de observaciones sencillas, aspectos cotidianos pero poco conocidos, todo ello con un enfoque didáctico.

domingo, 6 de noviembre de 2016

Un asteroide muy especial (1)

Se llama Cruithne, y todos los años en estos días de principios de noviembre se acerca a la Tierra.
Pero cada año se acerca un poco menos y llegará una época, dentro de unas décadas, en que permanecerá siempre muy lejos, al otro lado del Sol.
Sin embargo, sabemos que volverá aunque sea dentro de 5 siglos, y nuevamente visitará de cerca al tercer planeta durante una buena temporada.

Lo cierto es que hasta hace 20 años estuvo acompañándonos de manera continua durante dos siglos, pero esa situación cambió y ahora solo en estas épocas de otoño se aproxima ligeramente.

Imagen figurada: Desde Cruithne se ve “de cerca” el tercer planeta acompañado por su luna con la misma fase.
Podrían buscarse muchos símiles en la vida real porque el suyo parece un extraño comportamiento, como el de un viejo amigo que en una época era inseparable, fue enfriando paulatinamente la relación y ahora cumple con esas visitas de compromiso en fechas marcadas que se han hecho tradicionales, pero parece ya cansado de nuestra compañía y va rompiendo lazos, como si quisiera vivir a su aire y sin ataduras. Pero que allá lejos cuando se encuentre solo, echará algo en falta y volverá nuevamente para revivir épocas pasadas.


Porque, cambiando de historia o quizás buscando una explicación novelesca a la anterior, Cruithne tiene un estigma: Si se dice que la Luna es la compañera inseparable de la Tierra, a este asteroide alguien le asignó equivocadamente el papel de “segunda Luna”, como si fuera el amante furtivo que, viendo la mala fama que injustificadamente le pusieron, ha preferido alejarse para no molestar. Aunque no podrá soportar la soledad y volverá a pesar de las habladurías.

La situación es tan extraña, que frecuentemente ha sido interpretada de manera incorrecta.
En esta noticia aparecida cuando se hicieron públicas las investigaciones sobre Cruithne, y que es similar a algunas otras de la misma época, hay varios errores claros que he remarcado en rojo porque se interpretaron incorrectamente la explicaciones técnicas de los expertos.
- No es en absoluto un satélite de la Tierra, ni lo ha sido nunca. Se dijo que era un cuasi-satélite y en el anexo explicaré la diferencia entre ambos términos. 
- En su movimiento no influyen los puntos de equilibrio gravitatorio (puntos de Lagrange), aunque quizás se llegó a pensar y algunos divulgadores así lo dijeron. Eso es algo que no tiene nada que ver en este caso.
- Cruithne tarda poco menos de un año en dar una vuelta alrededor del Sol (exactamente 364 días), y no 770 años como se dice en la noticia. Esa es la duración del ciclo en el que se repiten las posiciones respecto a nuestro planeta.

El pasado mes de junio ya hablé sobre algunos cuasi-satélites terrestres, pero este fue el primero que se descubrió, es bastante diferente a aquellos y se merece una atención especial.

Su nombre completo es 3753 Cruithne, mide unos 5 kilómetros y fue descubierto en 1986 en una placa fotográfica tomada en un observatorio australiano, asignándosele la denominación provisional 1986 TO. Pero hasta 11 años después no fue desvelada su verdadera naturaleza por varios investigadores encabezados por el canadiense Paul Wiegert, de la University of Wester Ontario, que desde entonces se ha especializado en el estudio de asteroides con órbita similar a la de la Tierra.
En relación a Cruithne se pueden citar muchas curiosidades, y una de ellas es que ya en 1983 había sido encontrado y se le había dado el nombre 1983 UH, aunque no se le relacionó con el que se encontró luego en 1986 y cuyos movimientos investigó P. Wiegert. Posiblemente no se dieron cuenta de que era el mismo porque sus parámetros orbitales habían cambiado.

Su nombre propio fue tomado de la denominación que se le daba a una tribu que habitaba en Escocia desde la época del Imperio Romano.

Su órbita alrededor del Sol, es muy excéntrica. Por un lado le lleva casi hasta la de Mercurio y por el otro a alejarse del Sol tanto como Marte. Pero la principal característica, lo que en definitiva origina su extraño comportamiento, es que el semieje mayor de la órbita es casi exactamente igual a una unidad astronómica, casi igual que la de la Tierra y por ello su periodo es casi un año. Y ese “casi” nunca estará mejor empleado, porque durante casi 4 siglos (exactamente 387 años) es un poco menor que la de nuestro planeta, tal como ocurre actualmente, y durante los 4 siguientes es un poco menor.



La elevada excentricidad de su órbita y, como consecuencia de ello, su diferente velocidad en distintos puntos de la misma, hacen que su distancia a la Tierra varíe mucho a lo largo del año.

Cuando se descubrió Cruithne la situación era ligeramente diferente, y si en aquella época cada día a la misma hora (para evitar el efecto de la rotación) hubiésemos observado o calculado su posición, habríamos visto que a lo largo de un año esas posiciones relativas parecían indicar que daba una vuelta alrededor de la Tierra, aunque esto solo fuera un efecto geométrico, según una supuesta órbita en forma de riñón o de silla de montar, como se representa en el siguiente gráfico.

Órbita relativa de Cruithne alrededor de la Tierra, en forma de riñón o silla de montar
Pero ¡cuidado! porque igual que en el símil, no es lo que parece. En el anexo (en el próximo post) se explicará detalladamente esta extraña circunstancia ya que en realidad Cruithne se mueve en torno al Sol, y el que en determinadas épocas parezca que gira alrededor de la Tierra es algo relativo, que veríamos desde el observatorio móvil que es nuestro planeta.

Cuando está en esa configuración es cuando se le llama cuasi-satélite y por eso se dijo que era una “segunda luna”. Pero como su periodo es ligeramente menor que el de la Tierra, esta situación varía poco a poco y actualmente ya no puede decirse que se mueva alrededor de la Tierra, porque ahora nuestro planeta queda fuera de esa la curva en forma de riñón o de alubia.

Pero en toda esta historia, lo más sorprendente es que la atracción gravitatoria de la Tierra modifica en ocasiones la órbita de Cruithne evitando que choque cuando se está acercando demasiado, y otras veces evitando que se aleje. Esto último, suele ser utilizado como argumento adicional para asignarle la categoría de satélite, aunque la situación y el proceso es muy diferente a la de la Luna como se explicará también en la segunda parte de este artículo.

He decidido dividirlo en dos partes con la intención de que la lectura no se haga ahora demasiado árida, porque pueden aparecen aspectos quizás demasiado técnicos, y extraños para lo que suelen ser los movimientos de los astros del Sistema Solar.

Lo que leerás en esa próxima entrada será, en mi opinión, bastante curioso. Yo lo descubrí por casualidad hace ya unos 20 años y me entusiasmó. Aunque luego se han ido descubriendo otros casos en cierta manera parecidos, fue sin duda uno de los aspectos más sorprendentes que he encontrado en el estudio de nuestro Sistema Solar.

Hoy me ha dado por los símiles y, sin pretender ser irreverente, quiero decir que la sensación que me quedó cuando oí hablar de Cruithne y cuando después de buscar información en muchas noticias y artículos, a veces contradictorios, descubrí en las fuentes originales de Paul Wiegert lo que pasaba con este asteroide, fue como si alguien, después de crear y organizar nuestro Sistema Solar (dicen que en 6 días), el séptimo hubiera decidido descansar y admirar su obra, hubiera visto que todo había quedado muy bien pero era muy aburrido y predecible: cada astro moviéndose majestuosamente en su órbita. Y que el siguiente día, como era lunes, hubiera decidido volver al trabajo y ponerle un poco de chispa creando a Cruithne.

Continuación

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