Curiosidades sobre los astros, propuestas de observaciones sencillas, aspectos cotidianos pero poco conocidos, todo ello con un enfoque didáctico.

viernes, 24 de marzo de 2017

Para gastar más energía

En la madrugada de este domingo 26 de marzo, a las 2 serán las 3.

¿Para qué cambiamos el reloj?

Como cualquier información, aunque provenga de un blog personal y se deje claro que es una opinión de su autor, debe ser mínimamente objetiva y sobre todo parecerlo, te pediría que todavía no asocies el título de este post con la respuesta a esa pregunta.

Porque para ser honrado debo decir que si. Que tal como en general solemos oír, algunos ahorrarán energía con el horario de verano que entra en vigor este domingo, sobre todo en Europa central (Alemania, Polonia, Chequia, Hungría...) y posiblemente también en Portugal e Inglaterra. Aunque las cifras que nos dan de este ahorro quienes proponen y defienden el cambio horario, sean totalmente ridículas.

Pero yo, simplemente observando y analizando la situación, las condiciones de iluminación en cada región derivadas de un cálculo de las horas de salida y puesta de sol, que es lo que una astrónomo puede hacer, estoy convencido de que hay muchas personas, sobre todo quienes viven en la zona más occidental de España, que estas próximas semanas con el cambio del reloj gastarán más energía.


Si eres lector habitual de este blog, debo advertirte que este post es diferente de todos los demás porque recoge una opinión personal. y lo que leerás podría parecerte que no es objetivo.
Mi punto de vista coincide con lo que han manifestado la  mayoría de las personas que trabajan en mi campo, pero sé que no es compartido por otras.
Pero yo lo tengo tan claro, y veo que mucha gente no lo entiende así, que para no repetir de la misma manera las mismas cosas que de tanto oírlas nadie les hace caso, junto a una mayoría de razonamientos serios, voy a introducir algunas dosis de ironía, porque creo que  es la mejor manera de que a algunos les llame la atención y piensen sobre ello. Para que no haya malentendidos, el texto irá en diferente color.

Está claro que el tema es muy controvertido. Hay muchas opiniones a favor y en contra del cambio horario, pero en la mayoría de los casos no son debidas a estar de acuerdo o no con el motivo por el que se cambia la hora, sino que muchas de ellas están condicionadas por aspectos o consecuencias puntuales que personalmente a cada uno le gustan o le disgustan de cada situación, sin hacer una valoración global.

Hace ya año y medio, con motivo del reajuste que se hace en octubre para recuperar la hora que se elimina ahora en marzo, ya escribí sobre el tema recogiendo los aspectos destacables, y mi opinión, del cambio de otoño. Pero tal como dejé claro, el origen de todo esta historia y la clave para analizarlo, está en el cambio que se hace ahora en primavera, y sobre lo que prometí escribir.

Antes de nada hay que dejar claro que en este tema se suelen mezclar dos aspectos que no tienen nada que ver aunque su influencia en algún caso se pueda sumar. No voy a hablar aquí de si España está en su huso horario adecuado o no, porque eso ya lo hice en otra ocasión.
El tema de hoy es pensar en si es lógico y conveniente cambiar el reloj dos veces al año, como se hace ahora,  o no; como cuando yo era niño, que nunca se cambiaba, y además de recordarla como una época feliz, también me viene a la memoria mi incredulidad cuando una vez oí que iban a cambiar la hora del reloj. ¿Cómoooo?

1- Primera propuesta del cambio de hora.

Conviene empezar por el principio y mencionar que, curiosamente, quienes primero pensaron en la conveniencia de cambiar los relojes en el comienzo de la primavera no lo hicieron pensando en el ahorro de energía, sino en poder disfrutar durante más tiempo de su afición favorita.
Aunque la cita se repite en muchas publicaciones, copio literalmente de

En 1905 el constructor inglés William Willett concibió el horario de verano durante un paseo a caballo al amanecer, cuando se sorprendió pensando cuántos londinenses dormían durante la mejor parte de un día de verano.  Muy aficionado al golf, le disgustaba acortar su recorrido en el crepúsculo"
Aunque parece que William consiguió llevar su propuesta al parlamento, finalmente no le hicieron caso.

Sin pretender ofender, yo pienso que William era un egoísta. Una persona de su rango y con sus medios, podría organizar su horario a su gusto: levantarse una hora antes, acabar sus tareas una hora antes y empezar a jugar al golf una hora antes (que es exactamente lo que habría hecho con el cambio que proponía, aunque su reloj marcase diferente hora) pero que no obligue a levantarse antes a todos los demás (seguramente más perezosos que él) para que tengan más tiempo para acompañarle de hoyo en hoyo.

 2- Primeros cambios de hora

Pero pocos años después, con una motivación mucho más importante (aunque mucho menos noble) sí se hizo. Copio de otra fuente que también se repite en muchas más:
A raíz de la 1ª guerra mundial y con el propósito de ahorrar combustible, el kaiser Guillermo II de Alemania decretó el inicio del cambio de hora el 30 de abril de 1916, que también se aplicó a sus aliados y las zonas ocupadas, siendo los primeros países europeos en emplear el horario de verano.

Había que ahorrar carbón para utilizarlo en las máquinas de guerra para matar a los europeos del otro bando.
Pero ahora ya no hay guerra en Europa y no hay que ahorrar para poder matar más europeos enemigos.

En España la primera vez que se implantó el horario de verano fue en 1918. Posteriormente se alternaron épocas con cambio de horario estacional y otras en que se dejaba tranquilos a los relojes.
Todos los cambios de horario estacional en España hasta 1985. Posteriormente se han realizado todos los años. Durante la guerra civil en el bando republicano se realizaron cambios en otras fechas diferentes.
Fuente: "La hora oficial en España y sus cambios", de Pere Planesas, publicado en el Anuario del Observatorio Astronómico de Madrid , 2013.

La última vez que en Europa, y gran parte del mundo, se decidió cambiar la hora en primavera, criterio que se ha mantenido hasta la actualidad, fue en 1974 con motivo también de la guerra. En este caso la guerra en Oriente Medio que originó la crisis del petróleo y el brusco encarecimiento de la energía. 

Esta situación también pasó a la historia, pero los cambios de los relojes no.

3-  Situación actual (excusas actuales):

En 1916, la iluminación se llevaba una parte importante del gasto energético y cambiando la hora se podía ahorrar por ahí, pero ya no se la lleva.
La cantidad de luz natural no se modifica con ningún cambio horario. No se consiguen más horas de luz por la mañana. Eso es mentira. El Sol sigue saliendo cuando debe hacerlo. Dejemos el reloj como está y organicemos nuestras actividades y horarios de la manera más adecuada en cada fecha.

Voy a concretar, y detallar más, varios aspectos por los que yo opino que no tiene mucho sentido cambiar la hora en la actualidad.

a) La energía que pueda ahorrarse con el cambio de hora es únicamente en la iluminación, y en algunas regiones incluso se gasta más a causa de ese cambio.
Alguien dijo que quizás también se ganaría mínimamente en calefacción o aire acondicionado, pero va a ser que no; yo creo que más bien todo lo contrario, como explico luego en el apartado c)

Además de que, como he dicho, la iluminación hoy en día no tiene gran relevancia en el gasto energético total, por el aumento del gasto en la industria y en transportes, hay otros motivos que pueden hacer pensar en lo innecesario de cambiar la hora, algunos de los cuales se agudizan en las regiones que, a pesar de estar situados al Oeste del continente europeo, su hora oficial es la de la zona Central Europea.

- En la mayoría de los lugares de trabajo la iluminación artificial es continua y no depende de que haya luz natural o no. En el caso de la iluminación de la vía pública no influye nada el cambio horario que lo único que hace es desplazar la hora de encendido y apagado pero no acortar el periodo en que están encendidas.

- En Europa central en verano amanece pronto, mucho antes que en España, y  si las empresas o los individuos no son capaces de cambiar sus horarios, sí pueden “obligarles” los gobiernos con el cambio de hora, pero cada sector es diferente y mejor sería una gestión individualizada de cada horario sin cambiar todos los relojes a la vez.
Imagen obtenida con el programa Celestia correspondiente a los primeros días de abril a las 6:30 T.U. aquí dos horas más.
Cuando nuestro reloj marca ya las 8:30 de la mañana después de realizado el reciente cambio horario, en casi toda Europa ya ha amanecido, pero el la zona occidental de la península Ibérica todavía es de noche.  Esta situación se agudiza mucho más en octubre.
En la zona más occidental de Europa amanece mucho más tarde. Sobre todo en Galicia en los meses de abril, septiembre y octubre la gente se tiene que levantar de noche a causa del absurdo cambio horario y tiene que dar la luz de casa. Hace la cama de noche, desayuna de noche, va al trabajo o a la escuela de noche donde comienzan la jornada con la luz encendida, y allí ve cómo amanece al cabo de un tiempo. 
Por la tarde dura más el día, pero en las escuelas, oficinas y la mayoría de lugares, donde no se trabaja hasta muy tarde, no se recupera la energía gastada en iluminación por la mañana porque en esos meses ya anochecería después de haber echado la persiana aunque no se hubiera realizado el cambio horario. 
En esas zonas, debido al cambio horario, no se ahorra energía sino que se gasta más, y espero que mis amigos gallegos estarán de acuerdo con el título de este post.

b) Hasta el año 1996 se deshacía el cambio de hora en septiembre, cuando se recuperaba el horario de invierno. Pero ahora se hace a finales de octubre, a lo cual yo no le veo ningún sentido y me parece un disparate más que confirma lo absurdo del cambio y el poco criterio que tienen quienes lo gestionan. “Algo deberá de haber porque si no no lo habrían modificado” – He oído alguna vez -  pero nadie ha sabido decirme el qué puede ser.

Astronómicamente las horas de luz el 21 de marzo en el equinoccio de primavera son exactamente las mismas que el 22 de septiembre cuando empieza el otoño, en cualquier lugar.  
La última semana de marzo cuando se hace el cambio,  aproximadamente igual que la tercera de septiembre, según el día que caiga en domingo. Es verdad que hay un pequeño desplazamiento de la hora de salida y puesta del Sol debido a la ecuación del tiempo, con lo cual es la última semana de septiembre cuando, en hora solar, amanece a la misma hora que cuando se hace el cambio de marzo, y eso justificaría deshacer el cambio a final de septiembre, pero lo de realizarlo en octubre no tiene ninguna justificación astronómica.

Por pensar alguna razón, lo único que se me ocurre es que algún mandatario con “influencias” en el tema viera con agrado como se alargan las tardes veraniegas y hubiera decidido seguir un poco más con ese aspecto agradable. Un capricho que dejaría claro el poco criterio de quienes gestionan el tema.

El hacer este cambio a finales de octubre agudiza aún más las oscuras mañanas de Galicia e incluso parece que hay algún estudio que indica que aumenta el gasto en antidepresivos en ese mes. Lógico. Tiene que ser deprimente tener que levantarse y empezar a trabajar de noche, y pensar que eso es debido a una decisión absurda que allí no tiene ningún beneficio.

c) En mi opinión, con el cambio horario se gasta más en calefacción y aire acondicionado.
En estas fechas de comienzo de primavera en que todavía hay que poner la calefacción muchos días por la mañana para templar la casa y la oficina, con el cambio del reloj habrá que ponerla más fuerte y durante más tiempo porque la gente se levanta antes y tiene que pasar más tiempo en el trabajo hasta que la temperatura empiece a subir con el sol mañanero.

Cuando el calor aprieta en julio y agosto, el aire acondicionado necesario para refrescar los lugares donde la temperatura se hace insoportable en verano, se usará más a causa del cambio de hora porque con él se intenta “por definición” que las diferentes actividades se realicen de acuerdo con las horas de sol “para ahorrar en iluminación”
En cualquier caso cada actividad (laboral, recreativa,…) tiene sus particularidades y lo que habría que hacer (lo repito a ver si queda claro) no es cambiar el reloj todos igual y a la vez, sino adecuar el horario de cada una de esas actividades según las necesidades y aspectos importantes de cada una.

d) Las cifras que dan los que están a favor del cambio son absolútamente ridículas y no justifican en absoluto el modificar el reloj y las consecuencias negativas que tiene para muchas personas. 
Solo el coste de los medicamentos (somníferos, analgésicos para quitar el dolor de cabeza o malestar, los citados antidepresivos) que palíen las consecuencias que muchas personas sensibles sufren con los cambios de hora, podría ser mucho mayor que lo que dicen que se ahorra quienes son favorables al cambio, porque que es increíble lo que puede leer por ahí:

Copio literalmente de  la web que cité al principio, y que aparece idéntico (claramente copiado y pegado) en otras muchas webs y blogs: “En la vida actual el ahorro energético es  impresionante.    Según estimaciones del (IDAE), Entidad Pública Empresarial del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, en nuestro país el ahorro en iluminación en el sector doméstico, por el cambio de hora, durante los meses que tiene efecto; es decir, desde final de marzo hasta final de octubre, sería de más de 6 euros por hogar”

Cuidado: 6 euros de ahorro en todo el año.

La palabra impresionante y los 6 euros los he remarcado yo.
No sé cuántos sois en tu casa, pero a mí me toca un eurito y medio de ahorro. Lo voy a echar en una hucha, y si no me lo tengo que gastar en aspirinas para quitarme el dolor de cabeza que estas alteraciones repentinas del reloj me suelen producir, ya tengo mi plan de jubilación.
O también, como buen ciudadano agradecido, puedo donarlo a las arcas del estado para que vea que sus medidas al respecto le reportan pingües beneficios con los que poder rescatar a los banqueros que quebraron (Tendrían que pasar varios siglos para que todos los ahorros en este país por el cambio horario fueran suficientes para compensar el coste del rescate de Bankia y los otros)

e) Para quienes les gusta las tardes largas y luminosas, el cambio ¡debería hacerse al revés!
Una consecuencia del cambio horario, en principio no perseguida pero que es lo que a la gente más le gusta, es lo mismo que al golfista William: tardes largas.
Pero por cambiar la hora no anochece más tarde, como suele decirse.
La naturaleza cambia poco a poco y si no hubiera cambio horario nos acostumbraríamos sin darnos cuenta.
Estos cambios artificiales son bruscos y tienen repercusiones negativas. Para quienes les gusta las largas tardes luminosas, el impacto en octubre cuando se deshace el cambio es tremendo: cuando ya va acortando el día, de repente ¡Te dan el palo! ¡Todavía una hora antes! Y ahora cuando van alargando, ¡toma tomate!, te la alargan de repente otra hora. ¡El mundo al revés!
Sin el cambio horario, la modificación paulatina no tendría ese efecto como ocurre con la mayoría de los ciclos naturales.

Cuando el pasado octubre mencioné este tema ya dí una propuesta concreta y definitiva, en plan de broma, a propósito para dejar en evidencia este tema, con la que se conseguirían tardes con luz durante todo el año (si se quiere hasta las 20 o 21 h. incluso en invierno) sin tener que volver a cambiar nunca más el reloj.

f) Incluso en nuestro día a día hay otras consecuencias que habitualmente no se suelen mencionar:
Los que les gusta la juerga nocturna veraniega, también están puteados por el cambio horario. Como la oscuridad de la noche es su ambiente necesario para ir de fiesta, ahora tendrán que esperar una hora más.
A los muy jóvenes casi les da igual porque en vacaciones no tienen horarios, pero conozco algunos no tan jóvenes que también les gusta la noche pero a veces se aburren de tanto esperar a que empiece la música y se van a la cama, quedándose sin fiesta.

Por otra parte muchos padres y madres con niños pequeños tienen verdaderos problemas en las últimas semanas de curso para conseguir acostarlos a una hora adecuada y que duerman lo suficiente antes de ir a la escuela, porque los pequen ven por la ventana que “todavía es de día”

g) La hora es la hora y no tiene sentido cambiar la unidad de medida o su escala. Dejémosla como es y utilicémosla adecuadamente según las conveniencias en cada sector.

Lo que se hace, es como si para paliar el efecto de la diferencia de temperaturas según la época del año, en invierno se implantase la medición en grados Farenheit (los termómetros marcarían mucho más y nos parecería que estamos más confortables) y en verano se volviera a los centígrados.  
O lo que se hizo en la reforma educativa: de la LOGSE en vez de puntuar de 0 a 10 como siempre, la nota mínima era el 1. ¿Qué sentido tiene? ¿Se reduce así el fracaso escolar?.¿Se consigue con eso que el alumnado aprenda más? No. Es un engaño. Pues esto a mi me parece lo mismo.


Bueno, ahí queda. Por supuesto acepto que no estés de acuerdo, y si tienes alguna razón que se me escapa para justificar el cambio de hora estacional, me lo puedes decir. Quizás haya algo que yo no haya tenido en cuenta y me haga cambiar de opinión. No sería la primera vez. Te aseguro que cuando eso ocurre uno se queda mucho más satisfecho por haber encontrado la verdad.

La mayoría de opiniones expresadas y circunstancias concretas son válidas para las regiones cercanas a donde yo vivo. En cada zona del mundo e incluso en casa país las situaciones son diferentes y cambiantes. 
Como sé que hay lectores de este blog en lugares muy distantes, intentaré en otra ocasión buscar y recoger datos de otras zonas. Mientras, vosotros de allá lejos podéis sorprenderos y reíros un poco de algunas decisiones absurdas que se toman en algunos países del viejo continente.

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