Curiosidades sobre los astros, propuestas de observaciones sencillas, aspectos cotidianos pero poco conocidos, todo ello con un enfoque didáctico.

sábado, 8 de febrero de 2020

Es el turno de Mercurio

Venus, el astro más destacado de las noches invernales sigue recibiendo visitas. Si hace unos días fue la fina luna creciente, con quien se paseó al comienzo de la noche junto al segundo planeta dando bonitas imágenes, tal como recogí en el anterior post, ahora es su colega Mercurio quien aprovecha estos días de la primera quincena de febrero para mostrar su mejor presentación vespertina del año, y acompañar así a Venus en los cielos crepusculares.
Ayer 7 de febrero podían verse los dos astros con suficiente claridad. Venus en la parte superior de la imagen y Mercurio muy cerca ya del horizonte.

Unos días antes también les pillé, pero Mercurio mucho más tímido y escondido apenas se apreciaba en la foto conjunta y había que tomar un primer plano para que se viera más fácilmente.
El 3 de febrero Mercurio (en el centro de la imagen) ya podía apreciarse levemente poco antes de ponerse.

Por supuesto que no podrá rivalizar con su colega, ni muchísimo menos; pero estos días en una de las escasas opciones que el esquivo primer planeta nos ofrece a lo largo del año, podrá verse simultáneamente con él.
Tampoco es una visita muy cercana, sino que la separación entre ambos astros es grande (casi 25º), como si Mercurio fuera un visitante tímido que aparece para salir en la foto con la celebridad pero no se atreve a acercarse a ella.

Aunque solo sea a modo de curiosidad, y un poco en broma, pongo una imagen que hice de Venus y Mercurio anteayer día 6, aunque lo de Mercurio solo sea en sentido figurado porque aunque “el de verdad” ya era visible, se sale del encuadre de esta imagen.
La escultura del dios Mercurio, (con las características alas en los pies y en la cabeza) señala hacia su colega Venus. 

Mercurio será observable durante mucho menos tiempo (apenas dos semanas frente a los casi 6 meses de Venus), brillará muchísimo menos, estará mucho más escondido, agazapado junto al horizonte Oeste y se irá mucho antes, en pleno crepúsculo, abandonando la compañía de Venus que permanecerá visible durante 2 horas más, ya en plena noche.

Pero ahí puede estar el mérito y el interés por localizarlo. Lo que es difícil tiene más atractivo que lo evidente y por ello quienes como Copérnico, que según dicen se lamentaba de ello en su lecho de muerte, aún no hayan visto nunca al primer planeta pueden aprovechar esta oportunidad. 
Desde latitudes de la península Ibérica, hasta el día 16 no será excesivamente difícil.

Cómo encontrarlo
Si estás en latitudes medias del hemisferio Norte, hora y media después de la puesta de sol Mercurio está próximo a ponerse un poco más a la derecha que por donde lo hizo el astro rey.

El 7 de febrero en este horizonte de Bilbao el Sol se ponía a las 18:02  y Mercurio a las 19:33, unos 7º más hacia el Oeste (El Sol en estas fechas se pone hacia el Oeste-Suroeste)
Pero no esperes tanto. Intenta buscarlo por ejemplo una hora después de la puesta de sol, y aunque el cielo estará aún brillante, Mercurio estará más alto (a unos 6º del horizonte teórico) con lo que evitarás la bruma que pueda haber junto al horizonte. Con unos prismáticos lo localizarás más fácil haciendo suaves barridos por la zona.
No te des por vencido si en las primeras intentonas no consigues verlo porque, si no lo ocultan las nubes, con paciencia al final lo encontrarás.
Luego, con referencias del horizonte cercano podrás dejar los prismáticos y verlo a simple vista.  

Aunque al principio cuesta distinguirlo, justo en el centro de esta imagen está Mercurio. El descubrir por primera vez el esquivo planeta, todavía en un cielo brillante, produce una curiosa sensación.
De los cinco planetas visibles sin ayuda óptica (Para ver a Urano y Neptuno se necesitan telescopios o al menos prismáticos) Mercurio es con mucho el más difícil por su cercanía al Sol. De día casi siempre estará ahí, a pocos grados en distancia angular con el astro rey (a ese ángulo se le llama elongación), pero evidentemente no lo podremos ver (con telescopio en ocasiones sí, con mucha precaución), y hay que aprovechar las posiciones en que angularmente se separa al máximo del astro rey cuando se producen las “máximas elongaciones”, para verlo después de ponerse éste (como ahora) o antes de que se haga de día, como en el próximo mes de noviembre.
Posición de la Tierra y Mercurio el 10 de febrero de 2020, día de su máxima elongación.

Evolución durante estos días.

Como la visión es difícil y en cierta manera en circunstancias críticas, un pequeño cambio de un día a otro incide en las condiciones de visibilidad:

- Diferencia en el intervalo de visibilidad:
Hasta el día 10 en que su elongación es máxima, Mercurio se va separando angularmente del Sol y luego retrocederá. Por ello ahora cada vez se está poniendo más tarde respecto a la hora de puesta del Sol y por ello aumenta el tiempo en que pueda observarse. Además por el  motivo que apunto a continuación esta tendencia favorable se mantendrá incluso un par de días después de la máxima elongación.
Sin embargo la evolución no es uniforme: las condiciones en este aspecto van mejorando paulatinamente hasta el día 12 en que Mercurio llega a ponerse una hora y 34 minutos después del Sol (en la latitud 40º N) y luego decaen más bruscamente.

- Diferencia en el lugar de puesta:
Cada día el Sol visto desde la Tierra se mueve aproximadamente un grado en la esfera celeste (en un año 360º), y Mercurio le seguirá, aparte del cambio en la elongación. Como en el hemisferio Norte estamos en pleno invierno, hasta el solsticio de verano el Sol se va poniendo cada vez más hacia el Oeste (hacia la derecha en horizontes del hemisferio Norte) en un lugar de la eclíptica cada vez más vertical respecto al horizonte.

Puesta de Mercurio los días 3 y 7 de febrero. Por los dos motivos apuntados la situación va cambiando ligeramente.
- Respecto a la hora en que Mercurio deja de verse al ocultarse por el horizonte, lógicamente depende de la altura de ese horizonte en el lugar de puesta respecto al punto de observación. En una imagen anterior hay un dato concreto para mi horizonte el día 7, y como la duración del día va aumentando, tanto el Sol como Mercurio el día 16 se pondrán 17 minutos más tarde que el día 3, por dar las fechas extremas aproximadas del intervalo en que pudieran verse en condiciones normales. Todo para una latitud de alrededor de unos 40º.

- El brillo va disminuyendo en este intervalo de dos semanas, desde una magnitud de -0.96 a 0.69.

Publico este post unos días antes de que se den las mejores condiciones, con el objetivo de que puedas intentar ver a Mercurio. Pero si las nubes me lo permiten iré añadiendo imágenes, de manera que dentro de unos días queden recogidas aquí las situaciones de la evolución completa. 

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ACTUALIZACIÓN 17-2-20


Después de publicar el post, las condiciones meteorologicas me han permitido observar Mercurio los días 12, 14 y 15
El día 12, una de las 3 fechas idóneas para localizar a Mercurio, las nubes se abrieron justo a la hora adecuada e incluso adornaron el cielo en torno al primer planeta que podía verse sin problemas en un cielo aún brillante.
12-2-2020. Mercurio por encima de la cima del monte, un poco a su derecha.


El día 14, con un cielo excepcionalmente limpio, aunque las posiciones iban empeorando, se veía sin dificultad  a la pareja Venus - Mercurio.
14-2-2020

Sobre todo si se localizaba al primer planeta previamente con ayuda óptica. La búsqueda con prismáticos y una foto de la zona concreta con teleobjetivo (como ésta) ayuda a localizarlo a simple vista.
14-2-2020. También esta imagen puede ayudar a situar a Mercurio y localizarlo más fácilmente en la anterior, tomada con poco tiempo de diferencia. También puede ayudar en la siguiente (del día 15) donde Mercurio está solo ligeramente más alto.

El día siguiente ya era más difícil

15-2-2020. Debido a la reducción de la imagen que hace Blogger yo no consigo ver aquí a Mercurio desde el ordenador. En la foto original se aprecia perfectamnte, y también puede verse entrando desde el móvil, clicando la foto y ampliándola.

Lugares de puesta de Mercurio
Se puede apreciar el diferente lugar de puesta de Mercurio estos 3 días, y compararla con la de unos días antes (el 3 de febrero), en la primera ocasión en que pude observarlos, que aparece señalada y cuya imagen está recogida anteriormente.


A partir de ahora las condiciones de visibilidad de Mercurio empeorarán rápidamente, tanto en la reducción de su distancia angular del Sol como de su brillo.
Seguro que ésta del día 15 será la última que obtenga del primer planeta, que se despide y no volverá a verse, ligeramente en mejores condiciones por estas latitudes medias del hemisferio norte, hasta mediados de mayo de 2021. Se verá también a principios de junio de este año, pero un poco peor que ahora.

Aproveché el limpio cielo del día 14 para obtener fotos de ambos planetas a través del telescopio, aunque en el caso de Mercurio al estar muy bajo en el horizonte la difracción distorsionaba la imagen. Aún así se aprecian las fases diferentes de ambos. 
Tengo que reiterar que no soy experto en técnicas de astrofotografía y solo pongo las imágenes de forma testimonial y con interés didáctico.
Venus y Mercurio el 14-2-2020. En el caso de Mercurio he trazado el borde, que aparece muy difuso debido a la difracción. 

Ambos se encuentran en fase menguante aunque la de Mercurio es mucho  más fina.
Aunque el diámetro de Venus es bastante más del doble que el de Mercurio, ahora no se les ve con tanta diferencia porque el primer planeta está más cerca de la Tierra que el segundo, tal como ocurre, aunque suene extraño, en la mayoría de las ocasiones: Ver “Mercurio, el planeta más cercano a la Tierra

Posiciones de los 3 primeros planetas el 14-2-2020.
Aunque los tamaños de los astros se han exagerado enormemente para apreciar las diferentes fases (nuestra visual al centro de Venus incide en la parte brillante con lo que se ve más del 50% pero a Mercurio en la parte oscura y se verá una fase menor del 50% ), las órbitas y las posiciones en ellas (del centro de cada circulito) están trazadas de manera precisa, lo que permite visualizar que Mercurio está apreciablemente más cerca de la Tierra que Venus.

Aunque no me será fácil, pero ya lo he hecho alguna vez , intentaré obtener alguna foto de Mercurio más alto en pleno día, con lo que minimizaría el problema de la difracción.

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Mercurio en 2020

Aprovechando esta primera aparición de Mercurio de 2020, se pueden analizar todas las oportunidades que tendremos para ver el esquivo primer planeta durante este año.

En los siguientes gráficos se recogen las situaciones en el momento clave de las puestas y salidas de Mercurio desde las latitudes 40º Norte (Madrid) y 35º Sur (Buenos Aires o Montevideo) Para otras latitudes no demasiado lejanas a éstas la situación es muy similar: El primero es válido aproximadamente para  gran parte de Europa, Asia, EEUU,... y el segundo en la zona meridional de Sudamérica y de Africa, Australia,..

La zona central negra corresponde a la noche, la azul clara el día, y las franjas de azul oscuro al crepúsculo. Las líneas sinusoidales de color naranja y amarillo representan el momento de puesta y salida de Mercurio, y cuanto más se introduzcan en la zona oscura, más posibilidades habrá de poderlo observar.


Siempre en el hemisferio sur se dan situaciones mucho mejores que en el norte. Este año en varias ocasiones podrá verse desde allí a Mercurio en plena noche, mientras que en el hemisferio septentrional apenas en la máxima elongación de noviembre de madrugada el primer planeta saldrá por el horizonte con el cielo totalmente negro, ligeramente antes del comienzo del crepúsculo.

Desde el hemisferio norte hay que aprovechar estos días de febrero porque ofrecen la mejor ocasión vespertina de todo el año. También se verá los primeros días de junio en una situación similar solo un poquito peor, pero ya no estará acompañado de Venus.
Ninguna de las dos situaciones es demasiado buena, con el cielo todavía brillante, porque en general las mejores ocurren cuando la máxima elongación oriental es en primavera, y estas dos pillan justo antes y después.
Por ello aunque este año las máximas elongaciones orientales ocurren el 10-2 y el 4-6, las condiciones se mantienen en los días contiguos hacia la primavera. Por ejemplo, se verá prácticamente igual incluso el 12-2 y el 2-6.

Como se ha dicho, en noviembre la cosa pinta algo mejor (no mucho) con la posibilidad de su observación en el crepúsculo matutino, ya que la máxima elongación occidental pilla en otoño, que es la mejor estación para verlo de madrugada en el hemisferio norte. El día 10 Mercurio saldrá por el horizonte Este con el cielo ligeramente más oscuro que cuando ahora se pone.
En ese caso también estará acompañado de Venus, y el encuentro entre los dos será mucho más cercano que ahora, pero habrá que madrugar para verlo.

En el hemisferio sur ahora, en febrero, las condiciones son peores. Pero en otros momentos se verá muchísimo mejor que en el Norte, sobre todo en las máximas elongaciones de marzo, por la mañana, y de octubre por la tarde.

Si quieres ver bien a Mercurio tienes que ir al Sur.

Mercurio aparece ligeramente por encima de las farolas en un cielo negro incluso con estrellas, dos horas antes de la salida del Sol, en una foto que obtuve en San Pedro de Atacama (Chile) el 7-4-2013. Esta imagen de Mercurio acompañado por débiles estrellas (en este caso de solo magnitud 4) nunca se ve en el hemisferio norte.

Las razones de estas circunstancias que determinan las diferentes condiciones en la observación de Mercurio las recogí hace ya casi 4 años en este otro artículo de título: “El esquivo planeta sureño se asoma por el Norte”, donde las explicaciones de las distintas situaciones están más detalladas.

miércoles, 29 de enero de 2020

¡Exhibicionistas!

Al igual que el anterior, también este artículo es muy diferente del resto del blog. No solo porque casi todo son imágenes, sino porque está escrito en un registro especial, en sentido figurado que me lo ha provocado, con su comentario de ayer en Facebook recogiendo una poesía de Rubén Darío sobre Venus, mi amigo M. A. Cidraque, a quien estoy obligado a dedicar este post.


Aunque el exhibicionismo en algunos casos esté fuera de lugar, Venus y la Luna (quizás ocultas tras sus divinas identidades de Afrodita y Selene), no se suelen reprimir en sus encuentros mensuales.

Ya recogí en este blog la previa y la crónica del espectáculo que nos dieron el pasado noviembre, y ahora aprovecho para publicar unas cuantas imágenes que he obtenido en esta nueva ocasión.

La víspera

Ya el lunes, el día anterior a su máxima aproximación, aún sin acercarse demasiado estuvieron merodeando la zona, quizás estudiando el lugar más propicio para sus fechorías. Mucha gente me ha dicho que las vió y las redes sociales están llenas de sus imágenes ...
Durante el atardecer del lunes 27 la fina Luna y Venus llamaban la atención brillando en el cielo espectacularmente, sobre el horizonte Oeste.
... y no se intimidaron a pesar de estar vigiladas por el helicóptero policial que merodeaba por allí ...
En Bilbao un helicóptero se sumó a la coreografía celeste.

... O incluso más tarde cuando ya la oscuridad se acercaba, y viendo que no se separaban les marcó  líneas rojas infranqueables.
El helicóptero vuelve a pasar entre los dos astros y deja una curiosa marca de luz roja mientras dura la exposición de la foto

Pero ellas consiguieron darle esquinazo camuflándose entre los claros de las nubes
 Aunque las nubes hicieron acto de presencia, las imágenes no perdieron su encanto sino todo lo contrario.
El día d

Pero llegó el martes 28, el momento del encuentro más cercano, y nada ni nadie les impidió exhibirse descaradamente de manera voluptuosa y espectacular.

Aunque al principio, cautelosas, apenas se dejaran ver en el brillante cielo crepuscular ...
Atardecer del día 28, la luna creciente junto a Venus en el cielo de Bilbao
... Tanto, que para distinguirlas claramente había que acercarse rompiendo su intimidad.


Y cuando ya la oscuridad del cielo las dejaba a descubierto, prudentes, se camuflaron entre las ramas de los árboles.


Sin embargo parece que perdieron la timidez y se vinieron arriba al comprobar que podían competir con otras luces ...
Incluso con una farola en primer plano, los dos astros eran muy visibles. 
... Y ya, desatadas y perdida la vergüenza, dieron rienda suelta a sus instintos, no teniendo reparo en mostrarse tal cual son, en lugares emblemáticos.
Entre las torres de Isozaki sobre la pasarela de Calatrava.
E incluso junto a los edificios de viviendas, aún con el riesgo de que hubiera criaturas curiosas que tras los cristales preguntasen inocentes ¿Qué hacen esas dos descaradas mirándonos por la ventana?
El destacado brillo de ambos astros hace que sean perfectamente observables junto a edificaciones y la iluminación de la ciudad.
Ni tampoco tuvieron miedo de un “resbalón” sobre el puente de suelo de cristal.  
Con el fotogénico puente Zubizuri
Cual turistas en buena sintonía, decidieron dirigirse al lugar más emblemático de la ciudad …

… Aunque camuflando su relación, escondiéndose entre la estructura de la torre del museo …
Junto a las torres del Guggenheim
Desafiaron en belleza a las placas de Titanio …
Sobre el museo
Y se miraron, curiosas y narcisistas, en el espejo acuoso.
 Los dos astros se reflejan en las aguas de la ría.
Incluso no tuvieron pudor en mostrar sus interioridades y secretos bien guardados.
Con la exposición adecuada en la toma fotográfica se aprecia muy bien la luz cenicienta de la Luna y las acompañantes de Venus, casualmente situado entre varias estrellitas de Acuario.
Ante tanto descaro y el intrusismo en sus atribuciones, las luces de la ciudad se confabulan y se les acercan, recordándoles que todo encuentro tiene su final.


Pero antes del inevitable desenlace, envidiosa del idilio de la pareja, la niebla decide separarlas, secuestrando a Afrodita.
En esta imagen todavía se intuye Venus a pesar de la bruma
Pero solo unos segundos más tarde ya no se la puede apreciar
Al perder de vista a su compañera, Selene intenta llamar la atención por todos los medios. Con sus trucos habituales e incluso recurre a otros más esotéricos con la esperanza de que su amiga la vea y regrese.
El halo lunar debido a la niebla,  junto al paso de un avión que deja el rastro de sus luces, dan un aspecto irreal a la escena 
Pero ya irremediablemente sola, triste y desesperada decide sacrificarse en el altar de la cumbre.

Y se desploma tras los árboles.



Pero las diosas de la mitología clásica son inmortales, y en este mundo cíclico del cielo todo lo que parece que ha acabado, volverá.

La despedida

Los hados se apiadarán de la pareja, y al día siguiente (hoy miércoles 29) les dejarán despedirse cuando se alejen lentamente una de la otra, y les prometerán prepararles un nuevo encuentro.

Pero quizás alguien les recriminó su actitud de ayer o es posible que, avergonzadas de las imágenes que habían dado, esta vez han sido más discretas. Han cerrado completamente la cortina de nubes y me han impedido ver los detalles de su despedida. 
El cielo de Bilbao cubierto de nubes.
Pueden apreciarse algunos de los escenarios de las imágenes de este post. De derecha a izquierda el Museo G., sus torres delante de la otra inmensa torre, la cima del monte donde se puso la Luna, el edificio de viviendas, el horizonte, marco del escenario de las tomas generales y las torres Isozaki. 
Puedes imaginarte la posición de las protagonistas comparando la evolución del lunes al martes.

Podría hacer un montaje con la posición simulada, o pedir imágenes a colegas que viven lejos, como he hecho en ocasiones, pero en este post todas las fotos son originales mías y prefiero dejar el hueco vacío.

Pero las espero nuevamente para el 27 de febrero.

viernes, 24 de enero de 2020

El año nuevo lunar


Siguiendo con mi idea de dar variedad al blog, junto a artículos extensos y exhaustivos voy a intercalar otros más breves, con temas de actualidad, aunque ya los haya tratado conjuntamente con otras cosas en esos post que seguramente casi nadie ha leído completos por su gran extensión.

¿Qué es eso del año nuevo lunar?

En mi opinión, es una nueva ocurrencia para globalizar costumbres foráneas y en definitiva, sacar tajada económica en esta sociedad consumista, como ya pasó con Halloween o el Black Friday, importados de los países anglosajones que actualmente causan furor por todos los lugares. En este caso la procedencia es China.

Como muestra, este email que me llegó ayer mismo:
Aunque esta propuesta de viajes no tiene nada que ver con eso del año nuevo lunar, y ni siquiera los destinos son de China, se utiliza como reclamo eso del año nuevo del país oriental.

Es posible que el término “Año nuevo lunar” se haya utilizado anteriormente, pero yo solo lo he oído este año, y además con enorme profusión. Se trata simplemente de la celebración en China del comienzo de año según su antiguo calendario, que allí es la fiesta de mayor raigambre, con varios días de vacaciones para todos y la reunión de las familias, de manera análoga a nuestras navidades, lo que ocasiona una enorme cantidad de viajes en el interior de ese país. Y siempre se ha llamado simplemente “El año nuevo chino”

Además de que ya venía con la publicidad preparada, quizás porque este año pilla en fin de semana y nosotros también podamos viajar sin tener vacaciones, ha tomado una repercusión enorme al coincidir con el problema del coronavirus, y la cancelación de las celebraciones para evitar aglomeraciones y contagios.


Ya escribí hace poco sobre el tema, el motivo astronómico y el cálculo del día de año nuevo en el país oriental, cuando analizaba el comienzo de año en distintos calendarios.

¿Cómo se calcula la fecha?

Concretamente el año nuevo chino es el día de la luna nueva más cercana al punto central del invierno (5 de febrero) o, dicho de otra forma, la luna nueva situada entre el 21 de enero y el 20 de febrero. (En ambos casos puede haber una diferencia de un día respecto a estas fechas indicadas, según el ajuste de los bisiestos)

Es importante destacar que esta regla sirve para que con nuestro calendario (el calendario gregoriano que es utilizado actualmente en todo el mundo) podamos calcularlo, pero el chino es mucho más antiguo, y no necesita para nada manejar estos datos.
A partir de las observaciones y reglas ancestrales ellos podían calcular cuándo es el solsticio de invierno (sea la fecha que sea en un calendario o en otro) y cuándo será el equinoccio de primavera, calcular el día intermedio y buscar la luna nueva más próxima a él. O simplemente contar 30 días desde el solsticio de invierno (que se puede constatar viendo las puestas de sol) y a partir de entonces tomar el día de la primera luna nueva

¿Es adecuado el término "año nuevo lunar"?

En mi opinión, tal como he dicho, el objetivo de la nueva denominación (año nuevo lunar)  está claro: Si no tenemos ya suficientes motivos para comprar, viajar y consumir, ahora además del año nuevo “solar”, el de siempre, tenemos también el “lunar”

En realidad si se habla de “año nuevo lunar” sería más adecuado situarlo en la luna nueva del comienzo de la primavera, porque era ahí cuando empezaba el año en la mayoría de los pueblos antiguos que utilizaban calendarios lunares, y no en mitad del invierno como hacen los chinos. 
Pero han sido éstos quienes han conservado su tradición de una manera más evidente y espectacular, quizás porque mantuvieron su calendario hasta bien entrado el siglo XX: Adoptaron el calendario gregoriano oficialmente en 1912, pero hasta 17 años más tarde no se generalizó en todo el país.

Celebración del año nuevo chino

Años de diferente duración

Los calendarios lunares tienen meses de 29 y 30 días, que se corresponden exactamente con las lunaciones, lo que implica que como estos números no son divisores de los 365 días del año solar (bueno, que como 356.24 del año solar trópico no da un resultado entero al dividir entre 29.5), sino que salen 12 meses y algo más de 11 días, el déficit se va acumulando al considerar años de 12 meses, y en ocasiones hay que añadir uno más.

Concretamente cada 19 años, 7 de ellos tienen 13 meses como en este caso de "el año de la rata” que comienza ahora en China, que tendrá 383 días (13 lunaciones) ya que durará desde el 25 de enero de 2020 hasta el 12 de febrero de 2021. 
Aunque si miramos el calendario de este mes veremos que la luna nueva está marcada  el día 24 a las 22:44 hora central europea (21:44 T.U.) en China en ese momento será ya día 25; y lo mismo ocurrirá con el final del año lunar: luna nueva cuando en España sean las 20:08 del 11-2-21 y en China ya día 12.
Enero de 2020 y febrero de 2021. Casualmente, tanto al comienzo del año de la rata como al final, la luna nueva (NM-New Moon) se desplaza de fecha en China, por la diferencia horaria. 
Obtenido con Astronomy Lab 2
Pero de todas estas historias y otra más pienso escribir a finales de febrero a cuenta del año bisiesto.

En cualquier caso, ¡Feliz año nuevo!, que comenzará cuando en España sean las 17:00 de hoy día 24 (momento en que allí empezará el día 25), aunque los pobres chinos no lo van a poder celebrar a gusto por su problema con el coronavirus.

lunes, 20 de enero de 2020

La arrogancia de un asesino, o ¿Dónde está el noveno planeta?


El presente artículo es muy diferente de lo habitual en este blog, porque creo que en la variedad puede estar su atractivo, y el tono en ocasiones va claramente en broma aunque en el contenido intento ser riguroso.

Hoy 20 de enero es una fecha clave en una historia en la que hay un protagonista muy especial a quien no tengo el gusto de conocer, pero me he guiado por lo que ha ido diciendo por ahí de manera muy frecuente en los medios de comunicación y de las opiniones de algunos que le conocen más de cerca.

Para empezar tengo que decir que este hombre debería ser de Bilbao. 
Aunque haya nacido en Huntsville, ya es sabido que por aquí se dice que los de Bilbao nacemos donde nos da la gana (¡faltaría más!), y es que aquí en mi ciudad le acogeríamos de mil amores porque parece que cumple con el requisito principal que se nos atribuye (Si no conoces nuestra fama de arrogantes estrafalarios, este link te lo dejará claro)
Y hasta se le podría nombrar bilbaíno de honor aunque se trate de un asesino.

Si.   Alguien que ha confesado su crimen, e incluso se ha vanagloriado de él.
Alguien a quien la ley no puede castigar, pero que a causa de su fechoría mucha gente le odia: 
Ante ustedes … El prestigioso astrónomo del California Institute of Technology   Michael Brown.
Este es el asesino confeso

Y esta es su cuenta de twitter donde alardea de su crimen: @plutokiller

Todo esto va porque, según algunas opiniones, Brown tiene una personalidad muy especial y un ego algo subido. O más bien alguien diría que es un bromista: Un cualificado astrónomo que, además de conseguir unos enormes logros científicos, sabe ponerle chispa a su trabajo y así deje de ser algo aburrido para el gran público.

Aunque yo opine diferente que Mike, en el fondo me cae muy bien porque con su estilo verbal ha conseguido que la gente se interese por él y, en lo que hoy nos ocupa, por su apuesta respecto a la existencia de un gran planeta aún no descubierto en el Sistema Solar, allá por los barrios periféricos de nuestro hogar, con lo que muchas personas se acercarán al campo de la astronomía, que también es el mío. 

Pero dejemos al protagonista y vayamos al fondo de la cuestión ¿Existe un gran planeta más allá de Neptuno que haría el número 9 en nuestro Sistema, tal como Brown afirma?  

Mi apuesta es que NO. Lo dije guiado por la intuición y por algunas incongruencias apreciadas en la noticia, cuando el 20-1-2016 Mike lo anunció a bombo y platillo esgrimiendo indicios que él decía concluyentes e incluso daba plazos para su descubrimiento, y lo reitero ahora cuando ya hay muchas voces que dudan de su teoría y cuando todos los plazos que él dio para encontrarlo se han cumplido sin éxito.

Como a veces mis relatos están escritos en sentido figurado y reconozco que yo también exagero algunas circunstancias para darle chispa, hoy voy a incluir sobre todo extractos seleccionados de noticias que recogen frases textuales de Mike Brown, u opiniones sobre su trabajo.

Preámbulos de esta historia:

El asunto empezó mucho antes, en los primeros años de este siglo, o incluso podría decirse que antes de acabar el anterior, con una apuesta; y aunque el prólogo pueda ser más extenso que el propio tema, merece la pena porque en mi opinión ahí está la clave para evaluar la fiabilidad del pronóstico del "nuevo" noveno planeta.


Era la época en que ya oficialmente teníamos 9 planetas porque Plutón todavía lo era a pesar de haberse calculado con sorpresa su pequeño tamaño, y cuando a falta de una definición rigurosa sobre lo que diferenciaba a los planetas de otros astros menores del Sistema Solar, el criterio era que los primeros fueran al menos del tamaño del mencionado Plutón.

Mike Brown, junto con otros colegas especialistas en el estudio del cinturón de Kuiper, ese conjunto de astros helados que se encuentran más allá de la órbita de Neptuno, buscó un nuevo planeta y encontró un astro (que luego fue llamado Eris) que cumplía las condiciones.

En este artículo de carácter didáctico se cuenta este descubrimiento y se recogen citas en primera persona del propio Brown: https://www.scienceinschool.org/es/2011/issue21/pluto
Te puede resultar interesante leerlo completo, pero yo he seleccionado algunos párrafos significativos para el tema de este post. Al igual que luego en otros casos, los vuelco tal como aparecen porque si los transcribo alguien pudiera pensar que exagero.


Pero no fue solo el haber ganado la apuesta, sino la trascendental consecuencia de su descubrimiento lo que parece que finalmente envalentonó a Mike a pesar de no haber pasado a la historia como el descubridor del décimo.
Porque aunque efectivamente, el astro que él descubrió estuvo a punto de convertirse en un nuevo planeta en el congreso de la UAI en Praga en 2006, a última hora se rectificó y fue el causante de que ni él ni Plutón figurasen en la lista oficial definitiva de esta categoría de astros, tal como lo relaté en el artículo "10 años con uno menos". Si cuando acabes de leer el presente post ves que te ha gustado, te aconsejo vivamente que pinches el enlace.

Así nuestro astrónomo se quedó sin la autoría del descubrimiento de un posible décimo planeta, que según sus palabras le hacía mucha ilusión, pero consiguió algo mucho más notable como era eliminar al hasta entonces noveno: matar a Plutón, el planeta mimado por todos los norteamericanos.
Parece que incluso para la mujer de Mike fue una decepción, mucha gente llegó a odiarle por las consecuencias de su descubrimiento, y él mismo se disculpó, como se recoge en esta entrevista:

Es curioso el tono que utiliza Mike y el atractivo que da al tema porque, aunque parezca pueril, puede promover el interés del lector.

Aclaro, por si acaso, que yo voy a seguir utilizando la misma ironía según el “registro” de Mike.

Muchos no se lo han perdonado, pero él, como algunas personas que se crecen con el castigo, lejos de amilanarse  se vino arriba y se vanaglorió de haber matado a Plutón.
Publicó un libro con un curioso título: “Cómo maté a Plutón y por qué se lo merecía

Y se declaró el asesino oficial de Plutón en su perfil de twitter.

Pero no había pensado que esto le iba a traer más problemas familiares. No solo fue el disgusto de su mujer cuando vio que Eris no había sido reconocido como planeta, sino que después de unos años tanto alboroto llegó a oídos de su hija que, apenas recién nacida cuando Plutón fue “asesinado”, cuando fue creciendo y se enteró de lo que había hecho su padre, también se enfadó con él, según ha contado reiteradamente el propio Mike.

A por el noveno

Y aquí empieza la segunda parte de la historia. En varias entrevistas Mike declara que ya que había quitado un planeta a su hija, tenía que regalarle otro.
Así, parece que envalentonado por su fama de asesino e intentando recuperar la paz familiar y el cariño de su hija, dio un paso más:
Ya que no le habían concedido el décimo, se fue a por el noveno que había quedado vacante por su culpa, y trabajó duro para encontrarlo.


Y hace hoy 4 años, publicó un trabajo (realizado junto a su colega Konstantin Batygin, alguien bastante más discreto que él) que proponía la existencia de un gran planeta en el Sistema solar mucho más alejado que Neptuno.
Konstantin Batygin, que seguramente no es tan famoso porque no es tan expresivo, junto a Mike.

Los dos investigadores descubrieron que 6 objetos del cinturón de Kuiper tenían órbitas con ciertas particularidades comunes: Muy excéntricas (alargadas), con su perihelio (el punto más cercano al Sol) situado en una misma región y una orientación similar. Según ellos esto sería consecuencia de la acción gravitatoria de un nuevo planeta de gran tamaño, porque si la situación se debiera al azar la probabilidad de que se dieran esas circunstancias sería ínfima: de solo un 0.007%.
Órbitas de los 6 objetos mencionados y del supuesto planeta 9
Calcularon cómo debería ser la órbita del nuevo planeta y por dónde debería estar actualmente y Mike, amigo de las apuestas, volvió a hacer otra afirmando que en dos años sería encontrado.

Y lo reiteró al cabo de unos meses:


Pero como les suele ocurrir a todos los ludópatas, que con la euforia de una apuesta ganada hacen otra más arriesgada y la pierden, ésta última ya la tiene perdida aunque le dieran los 5 días de margen como en la primera, o incluso 2 años.

El 15 de febrero de 2017, cuando ya se iba reduciendo el plazo, pidió ayuda en Twitter:

Pero en estos 4 años que hoy se cumplen se han realizado búsquedas exhaustivas y no se ha encontrado nada.

Aunque se me tache a mí también de bilbaíno (que lo soy, y además nací en Bilbao) tengo que decir que desde el principio me entraron dudas del razonamiento empleado, porque daba la impresión de haber un sesgo de selección en los datos de trabajo, circunstancia que los expertos favorables a la teoría de Brown que yo consulté no me consiguieron aclarar: 
¿Los datos utilizados eran representativos, o era una muestra sesgada que se había buscado donde les interesaba a Brown y su colega? ¿Los 6 objetos del cinturón de Kuiper analizados habían sido elegidos a propósito para que concordaran con la teoría del noveno planeta, sin tener en cuenta a otros de otras regiones? 

En mi fuero interno aposté desde el principio en contra el arrogante Mike.

Es curioso que ahora me entero de que la NASA ya había pedido cautela desde un principio, como se recogió en la siguiente noticia. Sin embargo la reacción de Mike (que he remarcado en rojo al final del texto) zanja totalmente la cuestión (perdón por la ironía).



Pero como suele ocurrir casi siempre, se difundió lo espectacular y no lo prudente. Esta declaración de la NASA apenas tuvo eco en los medios y, a pesar de ella, se volcaron en lo que sería la noticia impactante; en lo que vendía.
Todo lo que llegó al gran público es que teníamos un planeta nuevo. Artículos de divulgación, conferencias,... anunciando la buena nueva.

A Brow se le acabó el tiempo.

Sin haber tenido tanto eco como el anuncio inicial, han ido surgiendo otras opiniones diferentes que además se van reforzando con el paso del tiempo.
En el siguiente articulo (del que al igual que en los otros solo he seleccionado los párrafos que me parecen más significativos) los datos en contra son abrumadoramente mayores y más consistentes que los datos a favor

Algunos son mucho más rotundos, como un prestigioso divulgador científico que basado en las investigaciones del Outer Solar System Origins Survey citadas en este artículo afirmó: “Ahora mismo quedan descartadas todas las pruebas sobre la existencia del supuesto noveno planeta.

Y cada vez van apareciendo más estudios, con datos más amplios, que contradicen la teoría que propuso  nuestro "bilbaíno". 

Por supuesto, podría haber un noveno planeta e incluso otros más, muy lejanos y difíciles de detectar, pero el de Brown, el que justificaría los datos que aportó y que haría que su estudio fuera consistente, el que quería regalar a su hija, ese parece que no.

Incluso desde la publicación de las investigaciones de Mike y Batygin el tiempo ha ido pasando, los medios de observación han mejorado, pero su supuesto nuevo planeta no aparece.

¡Yo sigo admitiendo apuestas! La pena es que no lo hice públicamente cuando mi opción se hubiera pagado muchísimo más que ahora, y lo que no tengo muy claro es cuál será la apuesta actual de nuestro amigo Mike.
Mike Brown hace unos añitos ¿Quizás la madurez y el tiempo pasado desde aquella época le hayan hecho ser más prudente?
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ACTUALIZACIONES

- 22-2-2021
Aunque sea redundante, hay que decir que con el paso del tiempo las investigaciones siguen quitando credibilidad a Mike respecto al regalo que quería hacerle a su hija. 
Aparece ahora en la revista Investigación y ciencia un artículo titulado "Sin rastro del Planeta Nueve" (Pongo a continuación la cabecera pero puedes leerlo en el enlace) que recoge la publicación de nuevos análisis de otros objetos del Cinturón de Kuiper que cuestionan los argumentos de Batygin y Brow, y redundan en un sesgo de selección. 

Es curioso que, tal como se cita ahí, Mike Brow ha protestado diciendo que esos análisis no han tenido en cuenta a los 6 objetos que él estudió, cuando precisamente el "no tener en cuenta otros objetos" es el pecado que él cometió en 2016, y lo que le daba esa probabilidad estadística para la existencia del Planeta Nueve.
Además hay una cosa clara: El que un supuesto nuevo planeta condicione las características orbitales de determinados objetos, y se encuentren varios de ellos con esas características, hace que sea probable la existencia del planeta, pero no segura. Sin embargo si se encuentra uno solo que también debería estar afectado por el supuesto planeta y se ve que no lo está, eso demuestra definitivamente que el planeta no existe (Este es el método que los matemáticos llamamos de "reducción al absurdo"). Con los nuevos datos, todo indica que esta última situación es la más factible.

- Pues parece que nuestro personaje sigue con su idea, aunque una vez cumplido el plazo no le queda otra opción que ampliarlo. He encontrado este vídeo , en el que se puede ver que Mike continúa apostando:

Afirmaciones de Mike Brown, ya con un aspecto "más serio", y con un final menos arrogante porque ya no se postula a sí mismo como descubridor.

domingo, 12 de enero de 2020

Fue un eclipse diferente

He cambiado de opinión, y aunque en principio incluí los resultados de la observación del eclipse penumbral de luna en el post anterior en una actualización al final del mismo, entre otras cosas porque era algo breve, he decidido que están mejor aquí en un nuevo post.
Por una parte allí no lo iba a ver casi nadie porque no es habitual entrar a releer algo ya conocido, y por otra porque creo que ya es hora de que escriba artículos mucho más cortitos, más adecuados al smarphone que es donde actualmente la mayoría de la gente se conecta con internet, y donde mis habituales "rollos" se hacen eternos e ilegibles. 
Se que no lo voy a conseguir en la mayoría de los casos, pero a partir de ahora voy a intentar publicar cosas más breves o dividirlas en varias partes.

Ha sido la primera vez que he intentado la observación concreta y completa de un eclipse penumbral. 
Es un fenómeno "menor", nada espectacular comparado con los otros tipos de eclipses, y esto ya lo había comprobado cuando después de finalizar la fase parcial de tantos y tantos eclipses de Luna está uno recogiendo los trastos dando por concluida la observación y hecha un último vistazo a nuestro satélite, más por un tema nostálgico de despedida a la actriz que nos ha proporcionado el espectáculo, que por intentar apreciar la tenue penumbra que aún oscurece ligeramente su rostro.
Porque, a diferencia de otros espectáculos, los eclipses no tienen su apoteosis al final, e incluso muchos espectadores abandonan las gradas en mitad de la segunda parte despreciando esos "minutos de la basura" porque ya no hay nada nuevo que ver, y prácticamente nadie se queda después del "descuento" porque eso de las sutilezas no se lleva.

Bueno, como me conozco, y sé que tengo un "rollo" que te puede aburrir, antes de que dejes de leer pongo unas imágenes que obtuve durante el fenómeno, que es posible que sea lo único que te interese de este post, y unas líneas con mis impresiones sobre lo observado.


En cierta manera hubo suerte con la meteorología en Bilbao porque después de un día totalmente nublado, una vez comenzado el eclipse se fueron abriendo claros y la última parte pudo verse bastante bien.

Cuando se iba aproximando la hora central del eclipse aparecieron algunos claros que dieron cierta esperanza, y finalmente en uno de ellos se coló la Luna que en la foto aparece sobreexpuesta intencionadamente para poder apreciar el entorno con las nubes e incluso los cables eléctricos que adornan la imagen.
Solo pude conseguir algunas imágenes de cierta calidad antes al máximo, a las 19:45. Otras varias estaban afectadas por nubes más o menos ligeras que aunque permitían ver la Luna influían mucho en el tema clave de este eclipse y alteraban los resultados al oscurecer levemente diversas zonas de nuestro satélite, como se puede apreciar en la siguiente foto:

miércoles, 8 de enero de 2020

La Luna en la penumbra

Acaba de empezar el año y ya el cielo nos ofrece el primer fenómeno de cierta envergadura, aunque muchos dirán que no es para tanto: Este viernes 10 de enero, se producirá un eclipse penumbral de Luna.

Será observable desde todos los lugares de la Tierra excepto en América, donde solo se podrá apreciar en Alaska y la parte más septentrional de Canadá.
Imagen tomada el 16-7-19 durante la fase penumbral del eclipse de luna, que será similar a lo que se pueda apreciar este 10 de enero, hacia las 20:10 Hora Central Europea (19:10 T.U,) en el momento del máximo, excepto en la posición de la zona oscurecida.
Como se puede apreciar en la imagen, en estos eclipses la Luna no deja de brillar, en un primer vistazo sigue pareciendo una luna llena como cualquier otra, pero si nos fijamos sobre todo en los minutos centrales del desarrollo del eclipse nos daremos cuenta que no está iluminada uniformemente, sino que hay una zona ligeramente oscurecida. En este caso, visto desde Europa occidental, será la parte inferior derecha.

De todas formas hay que indicar que esa diferencia de brillo en una y otra zona, al observador le pudiera parecer mucho menos evidente que en la fotografía, porque nuestra vista (o mejor nuestro cerebro) no son tan objetivos como la cámara fotográfica y tiende a minimizar las diferencias. De hecho, según qué exposición se le dé a la imagen fotográfica se puede apreciar mejor o peor esa diferente intensidad en la iluminación de las distintas zonas.

No veremos la Luna de un tono rojizo como en un eclipse total, ni una zona brillante frente a otra prácticamente oscura e inapreciable simulando una fase, como en uno parcial. Es algo mucho más sutil porque nuestro satélite no llega a entrar en la sombra terrestre, sino solo en la penumbra.
3 fotos del eclipse del 28-9-2015 tomadas desde Bilbao en las fases total (con el museo Guggenheim en primer plano), parcial y penumbral.
En un eclipse total, como el de estas fotos, se producen sucesivamente las tres fases. Primero la Luna entra en la penumbra (penumbral), luego parte de ella en la sombra (parcial) luego lo hace completamente en la sombra (total), repitiéndose finalmente y de manera simétrica las fases parcial y penumbral. 
Pero en este caso nos queda solo la fase menos evidente como en el siguiente ejemplo: