Si lees
habitualmente este blog, debo avisarte de que este post es diferente. Hoy no
encontrarás aspectos técnicos, sino solo unas reflexiones personales. Posiblemente
no te interesen mucho y si no te apetece leerlo, como a veces suelo decir por
el motivo contrario al de hoy, déjalo y espera al próximo que será muy
diferente. Pero creo que es bueno cambiar de registro de vez en cuando. Es mi
blog y lo de hoy creo que es solo algo que a mí me ha apetecido escribir.
No solo por lo que mis colegas de la AAV llaman mi “ventana mágica” que en muchas ocasiones, aliado con la fortuna, me ha permitido hacer observaciones y obtener imágenes del cielo a pesar de la contaminación lumínica y de la fama de mal clima que tiene una ciudad como Bilbao, sino porque tengo la oportunidad de pasar gran parte del verano en el pueblecito de mi madre, donde el cielo es excepcional y puedo observar las estrellas desde “primera fila”.
Incluso con el pueblo en primer plano, escondido en una hondonada, se ven perfectamente las estrellas. |
Como
digo, todos los años paso varias semanas en el mes de agosto en Araúzo de
Torre, sus calurosos días y sus impresionantes noches bajo un cielo
inmejorable. Siempre digo que una sola noche de observación allí me cunde más y
me produce más satisfacciones que las observaciones de todo el año desde los
lugares más al norte, donde vivo. Un gran porcentaje de las imágenes que
salpican los artículos de este blog lo atestiguan.