Curiosidades sobre los astros, propuestas de observaciones sencillas, aspectos cotidianos pero poco conocidos, todo ello con un enfoque didáctico.

sábado, 2 de septiembre de 2023

Otro cometa que se salta la cola


La historia se repite después de casi 3 décadas:  Se descubre un lejano cometa que será muy brillante casi dos años después, y durante la espera aparece otro que pasa rápido sin respetar el turno al anterior, más pequeño, pero que también dará juego.

El cometa Nishimura, que nos visita este mes de septiembre de 2023, protagonista de este artículo.

Sé que he utilizado un título extravagante e incluso juega con el significado de las palabras, pero esa es la impresión que me dio en 1996 cuando sorpresivamente el cometa Hyakutake se saltó la cola y adelantó en su aparición al Hale-Boop, que había sido descubierto antes, al que todos estábamos esperando ansiosamente porque iba a ser excepcional. En cierta manera ahora se repite aquella situación.

Los dos grandes cometas de finales del pasado siglo, tal como pude fotografiarlos desde Bilbao y Esguevillas de Esgueva (Valladolid)

Esos fueron entonces los protagonistas y ahora son el C/2023 A3 (Tsuchinshan–ATLAS) y el C/2023 P1 (Nishimura). El primero procedente de la nube de Oort visto por primera vez el 9 de enero de 2023 desde el Observatorio de la Montaña Púrpura en China y confirmado posteriormente desde Sudáfrica, y el segundo descubierto por un aficionado japonés el pasado 11 de agosto, adelantándose a los sofisticados sistemas actuales de detección. 

Imágenes de poco después de sus descubrimientos


La aparición de cometas observables a simple vista siempre es noticia para los aficionados a la astronomía y para el público en general porque no es algo frecuente, las previsiones sobre lo que podrá verse no son totalmente fiables como en otros fenómenos, y por lo que de misterio tienen en ocasiones. Antes de hablar de los actuales, conviene recordar algo de aquellos de finales del siglo pasado, porque fueron espectaculares, bastante más de lo que se espera de estos de ahora.

El Hale Boop: (c/1995 O1) fue descubierto casi simultáneamente por dos astrónomos el 23 de julio de 1995, y pasó por el perihelio (mínima distancia al Sol, y donde normalmente tienen la máxima actividad) un año y 8 meses después, el 1 de abril de 1997.

Con un núcleo de gran tamaño, fue visible a simple vista nada menos que durante 18 meses, y es conocido como “el cometa de los records” o el gran cometa de 1997.

Y mientras esperábamos ansiosamente su acercamiento, en enero de 1996 el japonés Hyakutake descubrió otro cometa (C/1996 B2), mucho más pequeño pero que se acercaría bastante a la Tierra solo dos meses después.

Su paso cerca de la Tierra fue breve, pero durante unos pocos días se mostró magnífico.


Los de ahora:

El Tsuchinshan–ATLAS  (C/2023 A3) pasará por el perihelio el 27 de septiembre del 24, precisamente también un año y 8 meses más tarde, igual que el Hale-Bopp, esperándose que sea muy llamativo y alcance una magnitud entre 0 y -4. Al igual que ese, dos nombres comparten los honores del descubrimiento.

Pero conviene centrarse en la actualidad y enseguida vamos a tener en nuestros cielos al Nishimura (C/2023 P1), que ya estos días de principio y mediados de septiembre, poco más de un mes después de su descubrimiento, pasará relativamente cerca de la Tierra (a 0.84 u.a.) pudiéndose ver posiblemente a simple vista desde el hemisferio norte. 

La magnitud que alcanzará (próxima a 2) en condiciones normales lo haría claramente visible en el cielo nocturno pero debido a su trayectoria en esas fechas solo aparecerá en los crepúsculos y casi con seguridad se necesiten unos prismáticos para verlo.

Esta es su órbita y posición en el perihelio, desde diferentes perspectivas:

Órbita del cometa Nishimura


Que por cierto, es muy parecida a la que siguió Hyakutake: Permanecen casi todo el tiempo en el hemisferio sur excepto en su periodo más interesante, ambos con órbita retrógrada y una inclinación respecto a la eclíptica muy parecida (125º y 132º)


La principal diferencia es que Nishimura se acercará mucho menos a la Tierra (0.83 UA frente a 0.11 UA) y además Hyakutake lo hizo “por encima” en declinación y por ello pudo verse en plena noche.

Curiosamente tienen otras similitudes, como el aspecto que mostrarán (magnitud aparte) con sus colas iónicas, o que en los dos casos sus descubridores fueron japoneses.

En el periodo de mayor brillo y más fácil observación desde el hemisferio norte el Nishimura trazará una trayectoria por la constelación de Leo.


De todas formas, este mapa es solo una referencia, ya que la mayoría de las estrellas no serán fácilmente visibles por estar por encima del horizonte solo en el crepúsculo, pero pueden ayudar para calcular su posición aproximada (viendo la posición de Leo en un programa informático) o en una primera búsqueda con prismáticos.

Como se ha dicho, aunque teóricamente el brillo del cometa sería suficiente para observarlo a simple vista en un cielo medianamente oscuro, debido a las especiales circunstancias de claridad del cielo y baja altura habrá que utilizar prismáticos para localizarlo, al menos al principio. 

Pero los cometas suelen ser algo imprevisibles y según algunas opiniones podría ser visible a simple vista desde el 8 de septiembre antes de amanecer, luego podría verse (desde el hemisferio norte) tanto en el crepúsculo matutino como en el vespertino, y hasta el 20 o 22 en que se vería solo tras la puesta de Sol.

En cualquier caso, si estás interesado en conocer los últimos datos sobre la evolución de este astro, y en general sobre los cometas, te aconsejo la página de un experto en este tema: https://cometografia.es/

Y si quieres ver (aunque solo sea en la red) las imágenes más espectaculares, busca las de Michael Jäger ( @Komet123Jager ), como ésta que ha obtenido hoy mismo, donde se aprecia una desconexión en la cola del cometa Nishimura:




Evolución de las posiciones y posibilidades de observación previstas

- Después de haber estado durante casi toda su órbita en el hemisferio sur eclíptico, el 22 de agosto pasó al norte con magnitud 7.5 y siendo visible con prismáticos al final de la noche. Separado del Sol (más de 35º) pero débil:

El ángulo con vértice en la Tierra del triángulo azul indica la elongación del cometa, aunque hay que tener en cuenta que en las imágenes no aparece de plano por la diferente orientación con la visual.

- Comienza septiembre, aumentando el brillo (6.5)  (por su constante aproximación al Sol y a la Tierra) y la declinación eclíptica, pero disminuyendo la elongación.

- El 10 de septiembre, ya en Leo, con magnitud 3.5, comienza el periodo ideal para intentar verlo a simple vista (aunque las últimas estimaciones son negativas), sobre todo desde el hemisferio norte. Su elongación o separación angular con el Sol es mayor en declinación (en vertical) hacia el Norte


- Después de pasar por la máxima aproximación a la Tierra (el día 12), a mediados de mes estará con elongación eclíptica cero, pero con una declinación norte relativamente alta, estará separado del Sol algo más de 15º podrá verse desde este hemisferio al comienzo y al final de la noche. 

- El día 19 o 20 ya se verá solo por la tarde y con una elongación ligeramente mayor, pero cada vez más distante de nuestro planeta. Sin embargo a causa del paso por su perihelio tendrá una magnitud cercana a 2, posiblemente su máximo brillo.


- El día 24 pasará al hemisferio sur eclíptico con una disminución rápida de brillo por alejarse de la Tierra y del Sol.


Una animación con todo el proceso:

Visibilidad en diferentes horas 

Sobre el fondo estrellado desde el hemisferio norte vemos al cometa moverse hacia la izquierda, lo mismo que el Sol pero más rápido. En un momento (a mediados de septiembre) el cometa alcanza la posición del Sol (en longitud eclíptica) pero en este caso pasando bastante al norte, y será visible desde el hemisferio norte tanto de madrugada como al principio de la noche ¿Por qué estas diferencias en la posibilidad de observación?


Visto desde el tercer planeta la trayectoria del cometa respecto al fondo de las estrellas no es simétrica debido a las posiciones y el movimiento de la propia Tierra.

A principio de septiembre vemos el cometa al oeste del Sol (a su derecha desde el hemisferio norte) y por ello se verá solo de madrugada


Alrededor de mediados de septiembre, cuando alcanza su máxima separación de la eclíptica podrá verse tanto de madrugada como tras la puesta de sol

A finales de septiembre se verá ya al principio de la noche, pero con menor brillo como se ha dicho.


Desde el hemisferio sur la situación es más desfavorable: El cometa estará mejor situado que en el norte cuando esté mucho más débil (antes del 22 del 8 y después del 24-9), y el periodo en que desde el norte se ve tanto por la mañana y por la tarde ahí no se verá en ningún momento, como se aprecia en este gráfico:

En el hemisferio sur por estas fechas el cometa sale después que el Sol y se pone antes que él, por lo que no es visible.


Una madrugada especial

Los días 11, 12, y 13 estarán por allí Venus, Mercurio y la Luna en fase muy fina sobre todo el 13, que junto con Régulus formarán un grupo atractivo de astros de diferentes características, aunque en una zona de cielo muy brillante y por ello difíciles de observar, excepto Venus que puede servir de guía para localizar en un primer momento la zona en que estará el cometa esos días y nos darán una preciosa imagen si tenemos el horizonte este muy bajo y limpio de nubes:


miércoles, 23 de agosto de 2023

La superluna azul

 

Según se está anunciando ya en muchos medios, la luna llena de este próximo día 31 de agosto (noche del 30 al 31) será superluna y luna azul: Coinciden la luna más grande del año con la segunda luna llena de un mismo mes, aunque esto último no tiene ninguna trascendencia astronómica y es una casualidad debido a la manera en que se determinó la duración y la distribución de los meses, que fue totalmente arbitraria. 

Por otra parte este año 2023 se han anunciado 4 superlunas, pero esta es la que se verá más grande. 

Ya he escrito varias veces sobre estos asuntos, incluso cuando este blog comenzó a caminar hace ahora ¡8 años! Siempre he criticado la exagerada utilización de estos términos pero ahora, después de ver que muchas personas preguntan sobre el tema, he pensado que quizás el que se difunda puede servir para que la gente se interese y aprenda algo de astronomía.

Sobre las llamadas superlunas escribí en este post en 2015en este otro en 2018 donde también se citan las lunas azules, o en este de 2020, aunque siempre se pueden tratar detalles nuevos.

También el 31 de enero de 2018 coincidieron ambos términos "azul" y "superluna", aunque en aquella ocasión no fue la superluna más grande de la serie (la siguiente fue más), como sí ocurre en este caso.

Por una parte hay que decir que las lunas azules no se ven de ese color, no tiene nada que ver con ello, y recibe ese nombre cuando es la segunda luna llena de un mismo mes, como he dicho antes. 

Me han llegado varias versiones sobre el origen de ese apelativo. En ingles la expresión "blue moon" se utiliza para indicar algo que ocurre muy raramente, pero no deja de ser curiosa la teoría que sugiere que en este caso "azul" es solo es una derivación de la palabra inglesa “belewe" que significa traidor (El término belewe quedó abreviado como blwe y luego se transformó en blue) pues según parece se pagaban impuestos en las lunas llenas, y en estos casos había que hacerlo 2 veces en un mes, o según otras versiones una segunda luna llena en un mes de primavera hacía que hubiera que extender el ayuno. Sea lo uno o lo otro, lo cierto es que la llegada de una segunda luna llena era algo negativo y por eso lo de "traidora", y en cualquier caso lo de luna azul se refiere a un fenómeno que no es habitual.

Las fases lunares en este mes, con 2 lunas llenas. A la segunda de ellas es a la que se le llama azul.

También se suele llamar luna azul a la tercera luna llena de una estación cuando en la misma aparecen 4, probablemente por una extensión del anterior concepto. Por ejemplo como sucedió en verano de 2021 y volverá a ocurrir en verano de 2024 y en primavera de 2027.

De las superlunas ya se ha hablado mucho porque cada año nos anuncian tres o cuatro. Como digo son esas lunas llenas que al estar algo más cerca de la Tierra de lo normal, se ven algo más grandes. 

No todas las lunas llenas se ven del mismo tamaño porque la órbita lunar es ligeramente elíptica. Aunque parece casi circular, la Tierra está apreciablemente separada del centro y cuando la Luna esté en el punto más cercano a nuestro planeta (en el perigeo de su órbita) se verá la más grande, mientras que cuando esté en el punto contrario (apogeo) la más pequeña

Las distancias de la Tierra al perigeo y al apogeo están aproximadamente en una proporción de 7 a 8

Lo de "superluna" es un término acuñado por el astrólogo Richard Nolle refiriéndose a aquellas lunas que se veían más de un 90% de lo más grande posible, porque siguiendo la tradición astrológica suponía que tenían influencia en las personas. Esto implica que siempre ocurrirán 3 o 4 superlunas seguidas.

¿Por qué un 90%? Por capricho del señor Nolle, aunque sería más lógico considerar solo la más grande, y con ese criterio es válida esta del final de agosto pero no la del pasado día 1 que también se anunció como superluna, ni la de enero de 2018 que también coincidió con la luna azul.

Por supuesto que eso de la influencia no tiene ningún sentido, aparte de una pequeña variación en las mareas, aunque sí se verán esas lunas algo más grandes y brillantes. Como para calibrarlo habría que compararlo con la luna de varios meses anteriores o posteriores, el cerebro no tiene la capacidad de evaluar tan pequeño cambio después de 29 días, y se necesitaría tomar imágenes con precisión para apreciarlo.

Además en la mayoría de las noticias se dice erróneamente que la superluna se verá un 14% más grande de lo normal, lo cual no es cierto. Se verá un 14% más grande que la más pequeña, o un 7% más grande de lo normal. Afortunadamente este error, que estuvo generalizado, va apareciendo cada vez menos.


Por todo lo dicho, para hablar de una superluna ésta debe estar cerca del perigeo, pero además tiene que ser luna llena. También pasa por el perigeo en otras fases, pero eso no cuenta. 

Algunos también llaman superluna a la luna nueva cerca del perigeo, aunque esta evidentemente no se verá más grande porque no se verá nada.

Curiosamente (hay razones de atracción gravitatoria), Los perigeos no son todos iguales, en unos la Luna está más cerca que en otros, y siempre los más cercanos de todo el año coinciden con las fases nueva y llena, como ahora.


Aunque en estas fechas con los calores veraniegos los números no son los acompañantes más adecuados, veamos cada cuanto tiempo ocurren estas circunstancias: 

A los astrónomos más que "superluna" nos gusta decir “luna en el perigeo”, y lo cierto es que solo una de las 4 superlunas de este año está relativamente cerca del perigeo (normalmente ni siquiera en él), y las otras están algo más alejadas de la Tierra, como se puede ver en el gráfico.

Las 4 superlunas de 2023. Manteniendo fija la referencia perigeo-apogeo, se han colocado las posiciones de 14 lunas llenas
Como este año la luna llena de julio y la de septiembre superan por poco el 90 %, hay 4 superlunas

De hecho, la luna llena de este año más cercana a ese punto, ésta próxima del día 31 de agosto, será dicho día (a la 1:36 T.U.) mientras que el perigeo ocurre el día 30 (a las 15:54 T.U.) cuando todavía no ha salido en Europa, aunque sí podría verse aquí una luna justo en fase llena y casi en el perigeo y en zonas de Asia coincidirían simultáneamente.

Si recordamos las fechas de las superlunas de otros años, veremos que estas se van retrasando de un año a otro: en 2022 fueron a mediados de junio, julio y agosto (siendo la más grande la de julio), y este año la de julio, las dos de agosto y la de septiembre. En 2024 serán las de agosto, septiembre, octubre y noviembre, siendo la más grande la de octubre.

En 2022 hubo solo 3 superlunas porque la más cercana estuvo más próxima al perigeo. La luna llena del 13-7-22 no fue superluna porque está ligeramente por fuera de la línea a trazos del 90%

El retraso de un año a otro se debe a que cada 27,55455 días la Luna pasa por el perigeo y cada 29,53059 días, de promedio, se produce la luna llena. Multiplicando este último número por 14 sale casi exactamente lo mismo que el primero por 15. Esto significa que si se produce una luna llena en el perigeo, al cabo de otras 14 vuelve a estar cerca del perigeo, como se puede apreciar en el gráfico de 2023 completo. 

14 lunaciones son un año y 48 días, o sea aproximadamente un mes y medio después en fechas y esta aparente contradicción ocurre por la retrogradación del perigeo, como se explica más detalladamente en el artículo "La órbita de la Luna"

El que ese número sea casi exactamente múltiplo de 15 (que es un número entero) significa que vuelve a estar casi en la misma posición respecto al perigeo, como se cita en el mencionado artículo.

Por otra parte, se produce una luna azul cada 2 años y medio de promedio, aunque en muchas ocasiones hay 2 casi seguidas, y si eso ocurre la primera de ellas será en enero, como se recoge en la siguiente imagen, debido a que febrero es muy corto. Efectivamente, si el 1 (o el 2) y el 31 de enero hay luna llena, en febrero no habrá ninguna porque la siguiente (29.5 días después) será el 1 o 2 de marzo por lo que habrá otra a finales de marzo, o bien en abril o mayo. Por ejemplo, en 2018 ocurrió en enero y marzo y volverá a ocurrir en 2037, mientras que en 2094 será en enero y abril.

Dos lunas llenas en enero y marzo. Marcadas en rojo

La última ocasión en que hubo dos lunas llenas en el mismo mes fue en octubre de 2020, y la próxima en mayo de 2026. También habrá luna azul en marzo de 2037, cuando además la segunda será superluna, pero no la más grande del año como ahora. Esta circunstancia actual no se repetirá en todo este siglo.





sábado, 5 de agosto de 2023

Venus abandona los cielos vespertinos

 

El planeta más destacado en nuestro cielo, que nos ha acompañado durante 9 meses en los crepúsculos vespertinos, abandona esas posiciones y hasta el verano de 2024 solo se dejará ver por los madrugadores.

La última vez que he podido ver al segundo planeta, a la izquierda de la imagen, el 19 de julio víspera de su encuentro con la Luna. Teóricamente se habrá visto sin instrumentos ópticos casi hasta finales de julio desde el hemisferio norte aunque a mí las nubes me lo impidieron, y en el hemisferio sur aún puede verse a fecha de hoy 5 de agosto

Este próximo 13 de agosto es la conjunción inferior de Venus, el momento en que se sitúa entre la Tierra y el Sol y cuando teóricamente pasa de astro vespertino a matutino. Es la posición más cercana a nuestro planeta, pero su proximidad angular con el Sol impedirá su observación directa, aunque no su fotografía.  

En las proximidades de la conjunción inferior el periodo en que no puede verse es mucho más reducido que en la superior porque para que se aparte del Sol recorriendo un determinado ángulo (a una determinada elongación) tiene que recorrer una distancia mucho menor en su órbita.


En este caso Venus “cambiará de lado” en que aparece respecto al Sol, de Este a Oeste, pero debido a la inclinación de su órbita no pasará delante del astro rey como pudimos verlo en aquel tránsito de junio de 2012, sino que lo hará a casi 8º por el sur de éste, siendo esta conjunción muy diferente a la ocurrida, por ejemplo el 3-6-2020 en que podría decirse que la imagen del segundo planeta pasó casi rozando el disco solar, a solo 15´ del borde sur, o la anterior a ésta el 8-1-22, a casi 5º norte.
El tamaño de los astros y las distancias están a escala, y por eso Venus queda casi imperceptible

En aquella ocasión pudieron obtenerse extrañas imágenes anulares al reflejarse los rayos solares en la densa atmósfera de Venus, pero en este caso solo podrá fotografiarse una fina fase por el borde norte del planeta.

Imagen obtenida por Nicolas Lefaudeux el 4-6-2020, y la que aproximadamente podrá obtenerse este 13 de agosto.

El día de la conjunción, al estar situado 8º al Sur del Sol, desde ese hemisferio sale antes que el Sol y se pone después que él, aunque a simple vista sería muy problemático observarlo. Quizás en cuanto se ponga el Sol utilizando unos prismáticos… La situación contraria en el norte, lo impediría totalmente.


En principio, y debido a la inclinación de la eclíptica respecto al horizonte en cada hemisferio según la estación, desde el norte deja de verse unos días antes que desde el sur, pero también debería volver a verse antes. Sin embargo la mencionada declinación sur de Venus en esta época vuelve a favorecer al hemisferio austral.


Por supuesto, estas conjunciones inferiores se repiten periódicamente, cada poco más de 19 meses, y precisamente en el tercer post de este blog hablaba de uno de estos fenómenos, el que ocurrió en 2015, casualmente casi en la misma fecha (15 de agosto) y en las mismas condiciones que la actual. Puedes verlo porque hay más información que es válida también ahora.

Efectivamente, parece una casualidad que haya tantas similitudes entre aquella y ésta, pero no lo es:



Si analizamos las conjunciones inferiores que fueron ocurriendo después de la citada de 2015, la siguiente fue el 25-3-17, con lo que ocurrió después de poco más de 19 meses, como se ha dicho.

Representando gráficamente las posiciones:



De una a otra la Tierra recorre 1.6 vueltas  ( 1+3/5 vueltas ) mientras Venus da 2.6  vueltas (2+3 /5)

Si buscamos las fechas de todas las conjunciones inferiores entre aquella de 2015 y esta de 2023 veremos que completan casi exactamente un pentágono regular. Esto es porque existe una resonancia entre Venus y la Tierra 13:8. Es decir que mientras Venus da 13 vueltas alrededor del Sol la Tierra da casi exactamente 8. (o que en 8 años Venus da 13 vueltas) Restando los dos números obtenemos el número de lugares donde se juntan 13-8=5.



Pero por muy poco la resonancia no es exacta, y la figura pentagonal va girando poco a poco en sentido horario visto desde el norte, desplazándose un par de días en cada ciclo de 8 años o 5 conjunciones, como se puede comprobar si buscamos más datos:

Fechas de las conjunciones inferiores de Venus desde que se abrió este blog:

 15-8-15, 25-3-17, 26-10-18, 3-6-20, 9-1-22,

  13-8-23, 22-3-25, 24-10-26, 1-6-28, 6-1-30,

  11-8-31, 20-3-33, 21-10-34, 30-5-36, 4-1-38

Vuelve a aparecer el tema de las resonancias, sobre cuyo origen he recibido alguna pregunta, en concreto cuando escribí sobre los plutinos. Lo cierto es que creo que no hay una respuesta general, y puede haber diferentes motivos aunque todos estarían relacionados con la atracción mutua y periódica entre los astros implicados.

En el caso de los plutinos parece haber una causa determinante porque la resonancia o encuentro entre un plutino y Neptuno ocurre siempre cerca del afelio. Pero en este caso de dos planetas no es así ya que el punto de encuentro se va desplazando y lo hace mucho más rápido que el afelio, los nodos u otros puntos concretos de las órbitas.

Intentaré averiguar algo, contrastarlo y espero recogerlo en un próximo post.

domingo, 16 de julio de 2023

Selene y Afrodita: el último encuentro de la temporada

 

En varias ocasiones he hablado de algún encuentro de la Luna con Venus, vistos desde el tercer planeta. Realmente es una situación que merece la pena señalar porque el hecho de ver muy próximos entre sí a los dos astros más brillantes de la noche es muy llamativo.

Más de una vez me han preguntado sobre cual era esa estrella que estaba al lado de la Luna. Si la situación ha llamado la atención de mi interlocutor, la respuesta es “Venus”; que estaba en conjunción con nuestro satélite.

En cada uno de estos 7 últimos meses se ha dado esta situación y el 20 de julio tendremos una nueva ocasión: La última de esta serie, y quizás la más atractiva siendo también interesantes las posiciones de la Luna del día anterior y el siguiente.

Del miércoles al viernes la Luna se situará cerca de Mercurio, Venus y Marte

Desde el hemisferio norte no estarán muy altos sobre el horizonte; pero si estamos atentos y tenemos el horizonte oeste despejado veremos a la Luna y Venus en el crepúsculo, aunque para visualizar a los acompañantes probablemente necesitemos unos prismáticos. La situación estará bastante mejor desde el hemisferio sur.

Aunque sea repetitivo, aquí la situación el día clave

Desde el hemisferio sur:

Incluso más avanzado el crepúsculo, desde el Sur todos los protagonistas se verán a mayor altura

Por un lado la Luna en estos casos siempre muestra su imagen más atractiva: Como se verá tras la puesta de sol estará en un fino creciente, normalmente de 2 o 3 días, a veces 4. Esto es porque Venus al ser un planeta interior nunca se aleja mucho angularmente del Sol, siendo su mayor elongación los 45º, y si está junto a él, la Luna, a unos 12º por día, a partir de la Luna nueva estará a menos de 4 días de ésta. En este caso serán justo 3 días.

Además debido a estas mismas circunstancias las situaciones se producen en el crepúsculo, con una tonalidad de cielo muy atractiva.

Pero el encuentro que va a ocurrir el 20 de julio es especial por varios motivos:

- Los dos astros van a estar acompañados por Marte, Mercurio y Régulus, la estrella más brillante de Leo, que precisamente estará entre los dos protagonistas, casi en su punto intermedio. 

- Venus presentará el tamaño aparente más grande y la fase más fina. Estos dos factores en las apariciones vespertinas van mejorando a medida que pasan los meses y, siendo ésta la última, será la mejor, aunque esto solo es observable con telescopio, o incluso con prismáticos.

Así, la Luna y Venus mostrarán casi la misma fase: 

Tamaño aparente y fase de la Luna, similar en todas las conjunciones, comparado con el tamaño aparente de Venus, y su fase, ambos muy diferentes según la fecha. Se han ampliado las imágenes de Venus X 2 para apreciarlo mejor.

Anteriores encuentros

Desde que Venus aparece en el crepúsculo vespertino (en el pasado diciembre-enero), lógicamente cada mes ha pasado la Luna por sus proximidades.

Además esta temporada ha sido especialmente interesante porque ha coincidido con que han estado todos los planetas visibles al principio de la noche, y por ello Venus y la Luna casi siempre han estado acompañadas aunque no tanto como ahora en julio.

En diciembre (el día 24) fue el primer encuentro. Estuvo Mercurio, y formaron un triángulo casi equilátero, estaban muy bajos cuando el cielo oscurecía, a solo 15º de elongación (separación angular con el Sol) y no fue sencillo verlos. 

Desde una latitud de 40º N, 45 minutos tras la puesta de sol

Los siguientes meses fue más fácil:

Gráficos para la latitud 40º N, 45 minutos después de la puesta de sol

Casualmente desde Europa en casi todas se ha visto con una separación entre los dos astros de cerca de 5º, pero como la Luna siempre ha estado a la izquierda-arriba (tremenda casualidad) desde América lo habrán visto algo más separadas por el desplazamiento de la Luna hacia el oeste, y desde Asia más próximas, en conjunción o incluso hubo ocultación en marzo, entre otros lugares desde China.

Justo las dos últimas ocasiones son las de mayor separación, en torno a los 8º, pero hay otros factores que las hacen interesantes.

Las situaciones de febrero y abril las recogí en este blog a posteriori y con fotos; pero puede ser interesante repasar alguna otra situación:

En esta imagen del 22-6 aparecen 4 de los protagonistas de julio, aunque Régulus está muy a la izquierda y hacia arriba, y es Marte el que se sitúa entre Venus y la Luna:

Puede apreciarse la gran diferencia de brillo de Venus, con Régulus y con Marte que ahora está casi en el mínimo

Y fue el 10 de julio cuando Régulus y Marte se pusieron a la par, intercambiando posiciones:

Marte y Régulus, arriba y a la izquierda de Venus, mucho más débiles que éste.

También el día 19 podrá verse, y con muchas dificultades el 18. Más fácil desde el hemisferio sur.

¿Y por qué éste es el último encuentro de la temporada? Venus termina su presentación vespertina y luego durante 9 meses solo se verá de madrugada. Concretamente el día 13 de agosto se pasará al otro lado del Sol.

Por ello para ver las siguientes ocasiones habrá que madrugar, pero a partir de agosto de 2024 volverá a verse al atardecer, siendo la primera oportunidad el día 5 de dicho mes con una preciosa imagen, uno al lado del otro a solo 2º de distancia, aunque muy cercanos ya al horizonte cuando la leve oscuridad del crepúsculo permita observarlos.

La próxima conjunción vespertina de Venus y la Luna, después de la presente.

Desde todo el continente americano se verán incluso más próximos entre sí, y en algunos lugares de Norteamérica podrán verse en disposición vertical e incluso más cercanos.

Pero para eso falta más de un año. Si no te gusta madrugar, aprovecha esta ocasión del día 20.


jueves, 6 de julio de 2023

El exclusivo club de los planetas enanos

 

Desde el 24 de agosto de 2006 existe un pequeño grupo de astros a los que la Unión Astronómica Internacional denomina planetas enanos. Concretamente en la actualidad son 5: Ceres, Plutón, Eris, Makemake y Haumea. Podría decirse que los tres primeros son socios fundadores del club, y los otros dos se incluyeron respectivamente en julio y septiembre de 2008.

Tamaños relativos de los 5 planetas enanos. Solo las imágenes de Plutón y Ceres son reales, siendo las otras 3 representaciones artísticas.

Pocas veces se puede ser testigo de unos cambios radicales en los conceptos, descubrimientos o definiciones de grupos de astros en el sistema solar. Recuerdo con todo detalle lo que me llegó en aquellos dos veranos con relación a los planetas enanos y las circunstancias que lo rodearon. 

Y como parece que los planetas enanos son para el verano, puede ser el momento ahora de hablar sobre ellos.

Quiero aclarar un poco el tema porque a veces se habla de planetas enanos, refiriéndose a otros astros que oficialmente no lo son. Actualmente hay 5 y solo 5.

No es que antes estos astros no se conocieran, pero en ese momento se decidió crear este grupo como una consecuencia de la discusión sobre el status de Plutón, para que al quitarle la categoría de planeta pudiera incluirse en un grupo significativo y reducido, y no dejarlo como uno más de los miles e incluso posiblemente millones de pequeños astros que constituyen el cinturón de Kuiper, ese segundo cinturón de asteroides, en este caso helados, que se encuentran más allá de Neptuno.

Órbitas y posiciones actuales de los 5 planetas enanos (y de Neptuno como referencia).
Se ha representado su proyección sobre la eclíptica, por lo que según la inclinación de cada órbita el Sol puede quedar lejos del foco de las elipses.

Solo con ver sus órbitas, queda claro que realmente no importaba mucho cuales debían ser las características de un astro para que quedara incluido en este grupo sino que lo importante era que Plutón debía cumplirlas. Incluso la situación de Ceres desentona claramente con las demás.

Las condiciones que debe cumplir un astro para ser planeta enano son:

1- Estar en órbita alrededor del Sol, no siendo un satélite de un planeta ni de otro cuerpo no estelar.

2- Tener suficiente masa para que su propia gravedad haya superado la fuerza de un cuerpo rígido, de manera que adquiera un equilibrio hidrostático.  Esta palabrería significa que en condiciones normales debe tener una forma casi esférica. Por cierto, Haumea no la tiene aunque es debido a su rápida rotación.

3- No haber limpiado la vecindad de su órbita, es decir que la comparte con otros objetos.

Esta última condición es la que oficialmente determinó el que Plutón fuese un planeta enano y no un planeta, y no deja de ser curioso el hecho de que el que sea enano o no lo sea no venga determinado por su masa o tamaño (segunda condición) sino por algo tan extraño como ser capaz de limpiar o no (tercera condición)

Esta última condición, que tiene una formulación extraña, se inspiró en la degradación de Ceres a mediados del siglo XIX cuando se fueron descubriendo numerosos asteroides con órbitas similares.

Pero no deja de ser curioso que el mismo Júpiter tiene asteroides en su propia órbita (los llamados troyanos y que en los últimos años se han descubierto centenares de miles de ellos) lo que llevaría a la paradoja de llamarle "planeta enano" al más grande de todos los planetas. Por ello se ha sustituido lo de "haber limpiado" por "dominar gravitatoriamente su órbita" ya que la dinámica de estos asteroides está totalmente condicionada por la gravedad del planeta. No obstante, también se han descubierto asteroides coorbitales con la Tierra y otros planetas, y el único argumento que queda para no incluirlos entre "los enanos" es que el porcentaje de masa de éstos asteroides respecto al planeta es muy inferior al que puede haber en el caso de los cinco protagonistas de hoy.

Aunque la masa de los asteroides troyanos sea proporcionalmente muy inferior a la de los del cinturón principal donde se encuentra Ceres, en la definición de planeta enano nunca se ha hablado de porcentajes. 

Ahora que se descubren continuamente nuevos exoplanetas, para generalizar la definición fuera del sistema solar (como si eso tuviese algún sentido) en ocasiones se sustituye la primera condición por: Estar en órbita alrededor de una estrella similar al Sol.

Lo sorprendente del caso es (tal como se ha citado con Plutón) que la condición para que un planeta sea enano no es que sea pequeño, como la lógica parece indicar, sino que “haya limpiado su órbita”. Debería llamarse “planeta limpio” o limpiador.

En cualquier caso puede haber otros astros que cumplan esas condiciones y ya se han encontrado varios candidatos; pero una vez enfriada la discusión y el debate sobre Plutón, tampoco parece que haya demasiado interés en analizar a fondo las características de estos astros y la posibilidad de incluirlos en el grupo, como tampoco la de cuestionar si otros planetas podrían ser "enanos" por la condición 3, como se ha dicho.


Características de cada uno de "los cinco": 

Ceres

Fue descubierto la primera noche del siglo XIX por el italiano Piazzi, que en principio pensó que se trataba de un cometa. Durante unos 50 años se le consideró planeta y luego asteroide. Una semana de agosto de 2006 se dio por hecho que recuperaría la categoría de planeta, y finalmente tiene el doble estatus de asteroide y planeta enano, tal como se ha dicho. Sin duda es el astro que más veces ha cambiado de categoría.

Su diámetro no llega por poco a los 1000 kilómetros por lo que es el más pequeño de los planetas enanos, pero el más grande con diferencia de los asteroides del cinturón principal. Hay otros astros transneptunianos de mayor tamaño que Ceres, pero su baja densidad hace que no sean redondos y por ello no se consideran planetas enanos.

Imagen de Ceres obtenida por la sonda Dawn

Plutón

Descubierto en 1930 por Clyde Tombaugh, considerado como planeta durante 76 años, es el verdadero protagonista de esta historia y por la discusión sobre su status se definió este grupo de astros.

Su diámetro es de 2377 km y tiene al menos 5 satélites (2 descubiertos en agosto de 2005, y otros 2 en 2011 y en 2012), siendo Caronte (1978) el más grande con diferencia.

Plutón, en una imagen obtenida por la sonda New Horizons

La mecánica celeste vista desde Plutón es muy llamativa y la recogí en “Un lugar con un cielo muy especial”. Si no lo leíste, te lo aconsejo vivamente.


Los otros 3 fueron descubiertos por equipos dirigidos por Michael Brown.

Eris

Fue el culpable de la destitución de Plutón. Encontrado en enero de 2005 y comprobado que era más grande que éste (ahora se sabe que en tamaño no lo es, con un diámetro de 2326 km , pero sí en masa), parecía que debería ser un planeta y que eso se decidiría en la asamblea de la UAI de 2006, pero finalmente ante el posible aumento futuro del número de planetas de manera exagerada al descubrirse nuevos astros, se decidió crear el nuevo grupo, en el que también se incluyó a Plutón por ser más pequeño que Eris.

Sus descubridores le dieron el nombre de Xena, pero finalmente se le llamó Eris por ser ésta la diosa de la discordia en la antigua Grecia y haber producido la discordia entre los astrónomos partidarios y detractores de degradar a Plutón. Tiene al menos una luna, a la que se le ha llamado Disnomia.

Eris y Disnomia en una foto captada por el telescopio Hubble, y una imagen artística de Eris.

Haumea

Parece ser que aunque en 2005 fue encontrado por Brown, un año antes ya había sido descubierto desde el observatorio de Sierra Nevada por José Luis Ortiz. Surgió la controversia porque se dijo que estos habían utilizado algún dato previo del otro equipo, hubo algunas vicisitudes en la presentación del nuevo astro, y actualmente la UAI no ha designado quien es el descubridor oficial.

Tiene una forma notablemente alargada con 1900 x 1300 km y no es eso lo más excepcional, ni sus 2 satélites sino que a modo de Saturno, está provisto de un anillo.

Imagen obtenida por el telescopio espacial Hubble donde se aprecian los dos satélites, y una representación artística con el anillo

Makemake

Descubierto en marzo de 2005, tiene un diámetro de 1430 km, un satélite conocido, y su extraño nombre procede de la mitología Rapa Nui (de la isla de Pascua)

Makemake y su satélite, captados por el Hubble


Por completar la confusa nomenclatura, existen otros términos que incluyen a algunos de estos astros: los plutoides y los plutinos

El término ”plutoide” incluye a los planetas enanos que están situados más allá de la órbita de Neptuno  es decir que se exceptúa a Ceres y quedan los otros 4.

Parece una definición absurda porque incluso con posibles futuros descubrimientos un plutoide es y será "un planeta enano distinto de Ceres", ya que no se encontrará ningún otro dentro de la órbita de Neptuno. Quizás para compensar, Ceres conserva un doble estatus de asteroide y planeta enano.

Algo similar se intentó con Plutón años antes de su degradación: que fuese simultáneamente planeta y asteroide, pero sus defensores no lo aceptaron y al final fue peor.

Por otra parte el de  los "plutinos" es otro término que pudiera llevar a confusión y caracteriza a los astros que al igual que Plutón, están en resonancia 3:2 con Neptuno, es decir que por cada 3 vueltas alrededor del Sol que da Neptuno, éstos dan 2. En este caso hay más astros con esta característica, pero  no son planetas enanos, paradógicamente por su pequeño tamaño. El primero fue descubierto en 1993.

Todo esto no deja de ser curioso, cómo se ha utilizado el nombre de Plutón para designar a estos grupos de astros...

Ni los plutoides, ni los plutinos tienen mucho sentido, y lo de planeta enano tampoco.

Se puso “planeta enano”, para que apareciera la palabra “planeta” al referirse a Plutón, y en las otras acepciones, evidentemente también. Para que el agraviado y destituido Plutón aparezca como referencia repetida en las diferentes nomenclaturas.