Para compensar los áridos desarrollos geométricos del artículo anterior, sobre la luna llena más cercana al equinoccio de otoño, este es mucho más breve y más amable. Bueno, al final incluyo un anexo que completa la última explicación del anterior artículo.
En esta ocasión la meteorología ha sido propicia y ha permitido tomar imágenes que ilustran toda la teoría, y pude captar la salida de la luna llena ayer día 29, la más cercana al equinoccio y, como dije, la más breve.
Están tomadas desde la playa de Somo, en Cantabria (latitud 43 N)
Y nuevamente salió la Luna:
También intenté obtener el ocaso lunar, ya el día 30. Pero una vez en menguante y con una diferencia máxima respecto al día anterior, era ya pleno día y, aunque se distinguía poco antes de ocultarse, durante la puesta prácticamente no se apreciaba.
Es precisamente este tema, y sus implicaciones, lo que no quedó justificado plenamente en el post anterior, e intentaré explicar. Ya lo he incluido al final de aquel, pero después de publicarlo, por lo que lo repito ahora:
El hecho de que la Luna llena cercana al equinoccio de otoño esté en la zona que ocupa el Sol en el de primavera, y ser en esos momentos cuando más aumenta la duración del día de un día a otro, (la presencia del Sol por encima del horizonte) origina que nuestra luna salga ahora con poca diferencia de tiempo respecto al día anterior, y esa diferencia vaya aumentando cada día, a partir de la fase llena.
Pero también podría ser que se ocultase cada día más tarde, aumentando también el tiempo en que está por encima del horizonte.
Con un gráfico sobre las posiciones de la luna llena próxima al equinoccio y las siguientes, teniendo en cuenta la inclinación de la eclíptica (que puedes ver en este enlace), queda claro que ambas cosas son ciertas. con valores pequeños en el orto y mucho más grandes en el ocaso: